viernes, 16 de enero de 2009

¿Soluciones político sociales o represión?

Hace algunos años decíamos que hemos perdido muchos valores, que por tal razón no podeos avanzar. En aquellas fechas hablaba que un grupo de jóvenes y de jovencitas en distintas escuelas medias y superiores, habían generado un sistema de prostitución justificándose de que tenían necesidad de dinero para terminar sus estudios o bien para poder continuar niveles superiores. La realidad es que con un sistema de telefonía celular alquilaban sus cuerpos para realizar tal actividad. En algunos casos sus propios compañeros actúan como “padrotes” o como protectores y este sistema, ya sea en las escuelas públicas o privadas se venden con total libertad los servicios sexuales de hombres o mujeres.

Hoy que iniciamos el encuentro mundial de la familia y donde muchos dan consejos o hablan de temas difíciles que se deben tratar en este sentido sería bueno realizar esas investigaciones. La prostitución no se puede permitir como una actividad común, porque se está desvalorizando todo y por tal motivo con la descomposición social que vivimos se aumentan los procesos de violación y de violencia, se aumenta la delincuencia y por tanto esa descomposición social nos lleva a provocar las grandes tragedias que vemos todos los días en las calles de nuestro país.

Por ejemplo una joven estudiante de los Estados Unidos a puesto es subasta su virginidad por la página e-Bay, con el fin de garantizarse el poder pagar una carrera profesional de postgrado. Con este sentido ser han alcanzado propuestas que han alcanzado los tres millones 700 mil dólares. Esta joven de 22 años asegura que cuando cierre la subasta tendrá “recursos suficientes para pagarse su carrera y para costear por adelantado terapia de pareja y familiar, en caso de que llegara a necesitarla en el futuro”. Una carrera en las universidades de San Diego en California cuestan entre 20 a 50 mil dólares según el curso profesional y los estudios de postgrado cuestan un promedio de cincuenta por ciento más.

En otro ejemplo, las autoridades de California acusaron a Marcelino de Jesús Martínez “por la venta de su hija de 14 años a cambio de dinero, cerveza y carne, después de que el hombre denunció a la policía que el comprador no cumplió el trato”.

Este hombre originario de Oaxaca, de 36 años y viviendo en Greenfield fue arrestado y detenido acusado “de recibir dinero para causar que una persona cohabitara con otra”. Martínez hizo arreglos con un intermediario para que su hija se casara con Margarito de Jesús Galindo de 18 años a cambio de pagar 16 mil dólares en efectivo, proveerle 160 cajas de cerveza, 100 cajas de bebida gaseosa y 50 cajas de Gatorade, dos cajas de vino y seis cajas de carne”, este alega que lo ha hecho porque es parte de los “usos y costumbres” que se hace en su pueblo natal porque esto es lo normal.

Cuando uno está en los pueblos donde impera la ley de “usos y costumbres” las gentes que no sean del lugar tienen que acatar lo que determinen los “tata mandones o las autoridades del lugar”, estén o no de acuerdo con las órdenes. Tienen que prestar sus servicios en forma gratuita y por tal motivo, en muchas ocasiones, las gentes que no tienen los recursos prefieren dejar sus comunidades y salir de las mismas porque de otra forma quedan en condiciones difíciles. En cambio, cuando ellos salen de sus lugares de origen, no aceptan esos “usos y costumbres” que imperan en otros lugares, por ello, aunado a la inocencia y a la incultura, se provocan este tipo de casos que son verdaderas tragedias y que los funcionarios y políticos solamente los observan como “curiositos,” pero no los reflexionan para encontrar soluciones adecuadas.

Y si de “derrapadas” hablamos, tendremos que recordar las mentadas de madre que ha expuesto el jefe de la zona militar en Guerrero, cuando asegura que no se puede actuar con consideraciones en todos los lados, porque están “actuando en contra de verdaderos hijos de la tiznada” y esto es verdad, pero con toda seguridad, existen momentos adecuados y formas que se tienen que respetar, independientemente de la indignación que podamos tener.

Con toda seguridad, el General Secretario, General Guillermo Galván Galván, estará un poco preocupado por las declaraciones hechas por el General Leonardo González García, nuevo comandante de la Fuerza Aérea, cuando declara que, en México, existen, cuando menos “dos problemas principales de desestabilización de la seguridad interior que hacen necesaria la actuación a fondo de las fuerzas armadas: Estas son la existencia de grupos armados (guerrillas) y la actividad de los cárteles de la droga.”.

Por supuesto que todos entendemos que los tiempos generan tales aceleres en las declaraciones y pocos son los que mantienen las reflexiones por las implicaciones políticas recordando que, en la inmensa mayoría de los análisis y comentarios políticos, se asegura que, en México, la famosa política de seguridad, más que estar enfocada en este sentido, se encamina a prever una posible desestabilización política y social en el país y que todo está encaminado a fortalecer más que las políticas de seguridad, la de represión y, con ese tipo de declaraciones, esos rumores y especulaciones se vienen confirmando, por ello, es vital que a pesar de la buena fe con la que seguramente realizó esta declaración el comandante de la Fuerza Aérea, se realicen las aclaraciones pertinentes para establecer los equilibrios políticos adecuados.

Si hablamos que las soluciones a los conflictos político sociales son, únicamente, la “intervención armada o la acción de las fuerzas armadas” es que estamos en la cima de la crisis. ¿Acaso no tenemos como soluciones las políticas de acción social de las fuerzas armadas ,como las del Plan DNIII que están encaminadas a dar ayuda y auxilio social, en vez de implementar políticas represivas? ¿Acaso no es mejor implementar, en las zonas criticas y aisladas, que son las que cobijan a las guerrillas y a los grupos de la delincuencia organizada, en salidas desesperadas de sus ciudadanos, las soluciones políticas con programas sociales y económicos que garanticen la JUSTICIA Y LA SEGURIDAD, CON LA JUSTICIA SOCIAL QUE ES: CASA, VESTIDO Y SUSTENTO, EN VEZ DE IMPLEMENTAR TIROS Y VIOLENCIA Y, RECONOCEMOS AUTORIDAD, EN VEZ DE GENERAR RESENTIMIENTO, TERROR, DIVISIONES Y FALTA DE RESPETO, A LA UNICA FUERZA A LA CUAL RESPETAMOS, COMO ES EL EJÉRCITO MEXICANO, POR SU LEALTAD INSTITUCIONAL Y POR SU ORIGEN SOCIAL QUE IMPIDE EL GOLPISMO Y EL MILITARISMO?.
LOS MEXICANOS MARGINADOS Y EXPLOTADOS SOLAMENTE DEMANDAN EMPLEO, JUSTICIA REAL, GARANTÍA DE LA JUSTICIA SOCIAL, PAZ, DEMOCRACIA Y LIBERTAD Y QUE, LOS POLÍTICOS, NO INTERVENGAN. Como dicen: “Los pueblos crecen cuando sus políticos duermen”, queremos políticas de construcción y no de división, destrucción confusión y odio. Es mejor ganar las guerras sin disparar, que someter, por medio de las armas, la voluntad de los grupos sociales. Para dirigir, necesitamos líderes sociales, no caudillos militares, no estamos en guerra y si es verdad entramos en tal fase, pues la obligación de los responsables es decir que: está “declarada la guerra” y no amenazar con la misma. Las amenazas, solo generan desconfianza y falta de credibilidad y, esto, no se pude dar el lujo de perderlas el Ejército Mexicano. Ojala entendamos lo que señalamos con buen fe e intenciones y no se tome como criticas de enemigos. La obligación de los dirigentes es actuar con la prudencia que ordena la sabiduría, no la pasión de los puestos…

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