domingo, 4 de enero de 2009

Posibles venganzas y represiones

Si el presidente quiere pasar mejor el año que viene, tendrá que realizar cambios en su concepción de la “guerra” contra el narcotráfico, porque de otra manera, tal pareciera que estamos arando en el mismo sitio. Tal vez, por esa razón, la conseja popular es muy clara: “No hay que mirar para atrás porque se rompe uno la madre con la piedrita de enfrente”. Y esto es lo que debemos hacer todos, no estar lamentándonos de los errores del pasado, por lo que quisimos hacer y no hicimos, por las ofensas que nos dejaron y que dejamos, por los errores de boca que tenemos cuando nos emocionamos o nos enojamos lo suficiente como para no pensar en lo que decimos, en fin, por todos los actos que hicimos mal de obra, palabra o pensamiento y que no tienen forma de corregirse, simplemente, porque ya se hicieron y lo que se hace, no se puede remediar.

Muchos de nosotros, al igual que el presidente Calderón, sabemos que estamos envueltos en una crisis de credibilidad, nadie confía en nadie y menos confiamos en las policías de cualquier tipo. La única realidad es que todos entendemos que en este asunto de la inseguridad, la realidad, la única realidad es que, la inseguridad, crece día a día, ante la ineficiencia, las complicidades y las corruptelas de las instituciones que supuestamente deben de brindarnos protección, tal vez, por esa razón, ahora, con la crisis de credibilidad y confianza que tenemos en contra de los funcionarios que no han dado resultados, volteamos al “futuro” y, algunos analistas, ven que en verdad, Jorge Tello Peón, que aparentemente ya se repuso de sus males y viene a apuntalar el equipo de Calderón, pueda llegar a un nivel de Secretario, que puede ser un sustituto de Genaro García Luna y con ello, se podría dar un giro importante en esa visión violenta de confrontación y de fuerza que se ha llevado en los últimos tiempos y que, solamente, ha servido para fortalecer la línea de los “duros” en política represiva en el país y no para poner freno a la delincuencia organizada.

Tan es así que la Jerarquía de la Iglesia Católica en México advierte: “La masacre de ocho militares en Guerrero, puede conducirnos a un clima de venganza contra los delincuentes, sin que se logre superar el problema que existe para que el Ejército enfrente a las bandas Criminales” y señala que: “La estrategia del gobierno centrada en la fuerza del Estado PARECE CADA VEZ MÀS INSUFICIENTE”, argumentando que las mafias del narcotráfico y las del secuestro “han prosperado porque han sabido explotar las condiciones de pobreza, particularmente, de miles de jóvenes mexicanos que pasan a formar parte de sus filas por unos cuantos pesos”.

Así, argumentando que el problema de la delincuencia está íntimamente ligado a las condiciones de desempleo, pobreza y marginación dice que, se “deben revisar los procesos económicos y políticos más a fondo en el país, ya que las mafias del narcotráfico han sabido explotar las condiciones de pobreza de miles de jóvenes mexicanos”.

Esto, coincide, con las conclusiones del estudio de la organización Brookings, que dirige el ex presidente Ernesto Zedillo que, asegura: “Estados Unidos ha fallado en la guerra contra las drogas al mantener un sistema punitivo que pone mayor énfasis en la aplicación de la ley y el encarcelamiento, y una menor atención sobre el tratamiento, la prevención y la reducción de los daños por el consumo de drogas” y explica que,“Estados Unidos, debe tomar su responsabilidad para contener no sólo el tránsito de drogas sino el tráfico ilegal de armas que ascienden aproximadamente a dos mil por día”.

También habla sobre el fracaso de las políticas de erradicación y destrucción de cultivos de drogas realizadas por los militares y policías ya que, aseguran, esta es mal aplicada, sin políticas de sustitución de cultivos por lo que solamente afectan más a los grupos de escasos recursos y zonas empobrecidas de tal forma que esos grupos se lanzan a buscar nuevas formas de sobre vivencia y desarrollan un profundo malestar y resentimiento en contra de las instituciones de seguridad, que los hace fácilmente presas de los grupos de las guerrillas o bien, las guerrillas, como en el caso de Colombia, cambian sus giros para dedicarse al tráfico de drogas con el fin de captar dinero y poder comprar armamento y víveres para sus fuerzas de ahí que, por ejemplo, en este caso, la reacción resulta grave, ya que muchos campesinos ingresaron a las fuerzas militares de los paramilitares y de los guerrilleros, donde podían garantizar, cuando menos, los mínimos de sobre vivencia para ellos y sus familias, en las zonas pobres y marginadas de su país.

La realidad es que en todos lados se están haciendo estudios y análisis porque los resultados de las políticas represivas aplicadas, sin ton ni son, como meros actos de reacción paramilitar, solamente provocan miedo, terror y no generan resultados claros y tampoco se ven en la seguridad de las personas que sufren explotación, violencia, asesinatos, secuestros, robos, violaciones y existe una tendencia a que los policías y paramilitares que controlan los grupos represivos en el país, solamente utilizan a esas fuerzas con fines de represión social y política, cuando los políticos y funcionarios no tienen la capacidad de resolver los problemas de la sociedad y se enfrentan a las movilizaciones y protestas populares.

Si este acto violento y cruel que se generó en Guerrero con el asesinato y decapitación de ocho soldados y que, alertan, los miembros de la jerarquía Católica de México, puede generar reacciones de violencia en contra de los delincuentes por parte de las fuerzas del ejército, resulta claro que es en el Estado de Guerrero, donde el resentimiento y la violencia en contra del ejército es alto ya que, desde la famosa “guerra sucia” de los años sesentas y setentas, la población civil, resultaba agredida por los actos represivos que se llevaban indiscriminadamente en la región con el fin de tratar de liquidar a los miembros de las guerrillas que operaron, por muchos años, en la zona y que, según testimonio de muchos militantes, continúan en su lucha y organización en contra del gobierno.

Esto mismo está sucediendo en Oaxaca, Puebla, Michoacán, Estado de México, Chihuahua, Durango, Chiapas, Veracruz y otros estados donde la geografía del hambre y de la miseria, desocupación y marginación marcan las zonas potenciales de conflictos sociales, aunadas con la represión que se ejercen por parte de las fuerzas paramilitares controladas por los caciques locales ligados, normalmente, con los grupos de poder que controlan los estados. En las zonas marginadas, aisladas, miserables es donde las siembras de amapola y de marihuana son importantes para el desarrollo económico de la región y por esa razón se dan las acciones represivas, indiscriminadas y violentas, en contra de toda la población porque no se distinguen a los delincuentes de los pobres y por ello el resentimiento social provoca que, muchos grupos, determinen afiliarse a los grupos guerrilleros en busca de mejores horizontes de vida y con la esperanza de alcanzar justicia y justicia social ,que les han sido negadas por los gobierno locales, estatales y federales que solamente los han mantenido en actos represivos y no para brindarles apoyo a sus muchos problemas económicos y sociales que tienen que enfrentar.

La solución a los problemas sociales y políticos no se encuentra por medio de los niveles represivos que ahora se dan en todo el país. La solución, tiene que tener caminos sociales, que resuelvan los problemas de marginación, de desempleo, de explotación, de insalubridad, de incomunicación, de educación, de producción y justicia. De otra manera, Felipe Calderón, pasará a la historia, como un nuevo dictador porfirista, pero no como el estadista que se merece el pueblo mexicano… así que, a cambiar o a sepultar… no hay de otra.

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