domingo, 4 de enero de 2009

No tenemos líderes, tenemos prostitutas en la política

No hay cosas que se puedan quedar en las intenciones o en el tintero sin que se degeneren. Todo lo que no se mueve, se renueva o se regenera se muere, es la realidad, por esa sencilla razón cuando los pensamientos se quedan en pensamientos y no se traducen en acciones transformadoras y creativas se mueren o se pierden y así existen infinidad de pensamientos diarios que se quedan en las buenas intenciones y se van a la basura.

Los discursos y las buenas intenciones de los políticos siguen ese camino tortuoso de degeneración solamente porque persiguen la satisfacción de sus intereses personales y no cumplen con la obligación de encontrar soluciones sociales a los problemas comunes. Los discursos de los políticos encubren las mentiras de sus propios egoísmos y de sus propios intereses. Ellos solamente persiguen la obtención de su cuotas de poder para con ellas alcanzar las riquezas que suponen les hacen más poderosos cuando en realidad solamente les aumentan los lastres para su desarrollo. El verdadero poder no requiere de riquezas ni de cosas materiales, es un poder interior que les permite a los que lo alcanzan erigirse por encima de los demás con una gran autoridad moral y una gran confianza en ellos que perciben los demás.

Ahora que para el cinco de julio del 2009 se conocerán los iniciales datos de la elección de diputados federales, los resultados de once comicios locales y de seis elecciones para gobernador, veremos la verdadera calificación que los mexicanos brindan a la administración de Felipe Calderón ya que en este proceso, los mexicanos podrán advertir lo que no les ha gustado de la forma especial de gobierno de Felipe calderón y de los pocos resultados que en cuestiones de seguridad ha alcanzado y de los muchos virajes emocionales que se perciben en su administración con los golpes de timón que le imponen las realidades a las que tiene que enfrentar. Lo que es real es que, Felipe Calderón, ha pretendido imponerse dentro un nivel de la dirigencia política por medio de golpes mediáticos y espectaculares, como lo lograra Vicente Fox en algunos momentos de su campaña política y de su pobre y mediocre actuación en el gobierno, pero no cuenta con la capacidad histriónica para convencer ni siquiera a sus más cercanos enemigos y a sus propios aliados que se muestra temerosos, indecisos, cobardes y mediocres a la hora de las acciones políticas.

Tal pareciera que solamente el presidente actúa o actuaba de acuerdo a las calificaciones y motivaciones que le podría brindar Juan Camilo Mouriño y ahora, sin el espejo del poder y de la determinación se siente cojo en la toma de decisiones de poder y de acciones políticas. En tales condiciones es claro que se espera un nuevo “espejo” motivacional para las acciones del presidente y por esa razón las disputas internas que existen en el grupo cercano al mandatario donde el pleito por alcanzar el nivel de ”consejero” o el de motivador de las acciones es tan disputado. Curiosamente aparentando imponer un estilo distinto al de Vicente Fox, Felipe Calderón optó por relegar y tomar distancia de su esposa Margarita Zavala, de quién en mucho tiempo de pendió en su ascenso y desarrollo personal y política y por esa razón, la compañera de toda la vida de Felipe Calderón se muestra triste, herida, despreciada y con distancia que no merece en la política y en las acciones políticas que se deben actuar en el país. Lo mismo sucede con el famoso equipo cercano del inicio de su mandato, cuando las críticas locales y cercanas de su propio partido y de sus enemigos reales dentro de su organización política, le obligan a tomar distancia de ellos, pensando que así eliminará las críticas interiores y exteriores que le muestran como un hombre dependiente emocionalmente de sus cercanos colaboradores. Así pues, se ha dejado cojo en la toma de decisiones y, por esa razón, se muestra temeroso y acobardado en las acciones políticas que se deben tomar en el país y esa visión que ofrece a los mexicanos, es percibida por la mayoría que está perdiendo confianza y credibilidad en el presidente y, cuando esto sucede, estamos en los inicios de una inmensa caída en el ejercicio del poder que genera el vacío más peligroso que puede ser llenado con la anarquía, la desesperación y la violencia social, que nadie podrá parar, simple y llanamente, porque no existe una dirigencia clara en el ejercicio del poder en el país.

Si bien el desarrollo político, supuestamente, permitía la consolidación de varias fuerzas políticas diferenciadas en la derecha panista, el centro priísta y la oposición perredista, este proceso se ha visto degenerado porque los dirigentes políticos han actuado no con un sentido político e ideológico, con un programa y proyectos propios de sus organizaciones políticas sino con un amplio sentido del oportunismo político, en la degeneración de compromisos y actuaciones, donde solamente se vieron los intereses personales y no las soluciones a los problemas sociales, económicos y políticos que beneficiaran a las mayorías y, de esta forma, se degeneraron los propios objetivos y se confundieron las definiciones políticas e ideológicas de los grupos confundiendo a los ciudadanos al no reconocer las diferencias entre los objetivos políticos de las organizaciones, sino en las preferencias personales y las motivaciones y los impactos personales de los candidatos generados en esas entregas personales de las dirigencias política en forma mediática y de proceso publicitarios, no de entendimientos en las plataformas políticas e ideológicas de cada grupo.. Así, se ha degenerado la política en el ejercicio de las acciones personales para los beneficios personales de los políticos y de sus grupos de poder. La política, se ha convertido, pues, en el mejor negocio del mundo, donde las conciliaciones están determinadas por las ganancias y las complicidades que se puedan establecer, no en las soluciones sociales que se puedan garantizar a favor del electorado.

Hoy ante la crisis económica que provoca una enorme malestar y temor nacional, se pueden prever las deformaciones en las demandas ciudadanas que serán canalizadas como actos de demanda social y de presión social contra el gobierno que no se ha logrado consolidar como un buen proceso de calidad y confianza en el ejercicio del poder. La realidad es que si bien vemos a un Felipe Calderón activo y declarante, vociferante, no vemos a un gobernante de mano firme, sino de determinaciones acobardadas y donde la realidad es que, sus palabras, no responden a los hechos y, por ese motivo, creemos que nadie le obedece en su propio gabinete, ya sea el de seguridad o en el político y el económico, cada sector y cada funcionario tienen su propia agenda política y de acción que no se muestran como una sola intención del ejercicio del poder.

Es en tales términos que los ciudadanos no saben a ciencia cierta qué pensar de la capacidad del PAN para ejercer el poder, ya que después de varios años en el mismo, solamente, han demostrado que están sin sentido claro y que toda su agenda está relacionada los pactos y conciliaciones de los grupos, pero no con una determinación en el ejercicio del poder, con una agenda clara, sino, con una agenda “conciliatoria” que busca quedar bien con todos, cuando en verdad, no queda bien con nadie. Por ello, la concepción ciudadana es que, no vivimos un gobierno emanado del PAN sino una alianza PRIPAN que es la que se mantiene o mal mantiene en el poder y esto, no podrá continuar, sobre todo, cuando se tiene que definir en este año una gran parte del electorado nacional por el camino que más nos convenga, pero, con la desgracia de que todas las organizaciones políticas se encuentran en crisis ante la falta de un liderazgo honesto, claro y sin compromisos personales que le impongan una verdadera función política, no la defensa de intereses personales y de grupo como se han manifestado. No tenemos líderes, tenemos negociantes en el poder y, eso, se llama prostitución política, no ejercicio de la actividad política que requiere honestidad, valor y claridad en la entrega social. Si continuamos viendo la política como negocio entraremos en la crisis social que se podrá degenerar en violencia, anarquía y rebelión ciudadana… cuidado, mucho cuidado.

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