lunes, 16 de mayo de 2016

Rafael Lima Nava

“SI QUIERES LLEGAR RÁPIDO, VIAJA SOLO, SI QUIERES LLEGAR LEJOS, VIAJA ACOMPAÑADO” proverbio Africano.
         Cuando uno se encuentra preso, privado de la libertad, sabiendo que se ha luchado por ella y por el crecimiento de todos, con bondad y limpieza, hay momentos en que las nubes negras de la depresión le llegan a uno dentro de la cárcel, en ella, los presos que la identifican mucho como un mal momento en su vida y terrible experiencia, la llaman: CARCELAZO.
         Creo que como me la quieran poner, los presos políticos del 68 gozamos del cariño y de la solidaridad de mucha gente. Algunos de más, protegidos por las organizaciones que negociaban en forma directa con los miembros del gobierno o los que gozaban de la protección oficial de sus casas de estudio como en el caso de la UNAM, ellos, fueron en verdad protegidos y afortunados. Los presos del IPN y de la Normal o normales rurales, fuimos dejados a “nuestra suerte, como que se trataba de mostrar que es mejor ser consciente y adaptado a rebelde y luchador, así nos fuimos viendo dentro del mismo penal. Los universitarios tenían, además, la ventaja de las explicaciones teóricas y el control de los medios de comunicación y los puentes de negociación con el gobierno. Los del Poli y las demás escuelas de jodidos, no. ni sabíamos ni conocíamos.
         Durante un buen tiempo, nos tuvieron aislados en la crujía H, la conocida como la de Turno, que era controlada por un miembro de la Familia Macice Dib, hoy, tan conocida en los medios de comunicación y por sus relaciones con el poder desde los tiempos del profesor Hank González. No nos podíamos quejar, se nos trataba bien en general, después, por alguna misteriosa razón se nos trasladó a la crujía M, de presos políticos, la circular, ahí estaban entre otros Heberto Castillo, Taide Aburto, Romeo González Medrano, Jorge Martínez, Fausto Trejo, Cabeza de Vaca, el maestro José Revueltas, Marcos Ávila Cadena, Moisés González Pacheco, Rafael Lima Nava y otros muchos. Ahí se veía la discriminación y las diferencias, ahí se alentaban y se fortalecían los dogmatismo generados por los partidos de “izquierda” que eran los que venían haciendo las negociaciones y protegiendo, en ellas, de que no se descubriera la gran traición del gobierno y de algunos de ellos en las negociaciones anteriores al dos de Octubre… pero en fin, eso lo trataremos en otros días, hoy, quiero rendirle un gran homenaje a un gran amigo y valiente luchador social: Rafael Lima Nava. Ahora, pasa por un mal momento, está  luchando contra el cáncer y otros males. Como siempre, lo hace con entereza al lado de su fiel y amable compañera que le brinda ánimo y atención. Ahora, podremos decir que es privilegiado, porque cuando estábamos en la cárcel, estábamos tan jodidos que teníamos que comer el famoso “rancho” y él, además, vender los refresco para tener algo de dinero para pasarla en la semana. Lo recuerdo con sus chanclas de plástico, no teníamos ni para zapatos, con buen ánimo y siempre sonriendo ante la adversidad, luchando por la libertad de todos, no solamente de la suya, como lo hacían otros muchos que venían trabajando y negociando en lo oscurito.
         En su celda, llena de botellas y cajas de refresco, con petates y algún camastro frío y pobre, vivían él y Moisés Gonzáles Pacheco, oaxaqueño, en verdad uno de los verdaderos luchadores de Oaxaca, no los que hoy se ostentan como tales, hombre de talento reconocido y consultado, nada más ni menos, que por el maestro Elí de Gortari, el filósofo del momento, pariente y tío de Carlos Salinas de Gortari, y en esa pobreza, donde no lo doblegaba sino que le alentaba a luchar, lo vía algunas veces como a todos tener ese carcelazo y  ahí, lo mejor, era tomar la sana distancia y dejar que se demoliera y tragara en la soledad, tratando de tener una sonrisa en la boca para no soltar los gritos o las lágrimas, cagando el miedo o de resentimiento a lo que fuera. La represión y los represores conocen bien este sistema de terror y de tortura y lo aplican para doblegar a los que necesita mostrar como ejemplo a los demás y que no sean ejemplo para los demás en sus causas y luchas. El único que tenía experiencia desde muy joven era el Maestro, José Revueltas, desde aquellos tiempos en donde los represores lo llevaron siendo menor de edad a las Islas Marías, donde escribe aquel famoso libro: MUROS DE AGUA. Él exigía dignidad y entereza, paro, sobre todo, tomar el momento no como tragedia, sino como un tiempo en donde se podía ocupar en el estudio y la reflexión. Claro que no todos le hacían caso, es más, los dogmáticos miembros de PCM, decían que era un provocador y otras muchas cosas más, pero así son los dogmáticos: poca inteligencia y mucho dogma…
         Mi amigo y hermano, como muchos otros amigos y hermanos que se forjan en la desgracia y la cárcel, en ocasiones se quedaba con la mirada fija en no sé qué, como rumiando sus recuerdo o masticando sus dolores, ya tenía un pequeño hijo al igual que yo, nacidos en la soledad y en la cárcel, mientras sus madres luchaban y luchaban por la sobrevivencia. Tuvo la suerte de salir libre unos días antes que nosotros y no dejó de venir todos los días a vernos y a platicar, a ver qué se nos ofrecía, no sabía, en aquel momento, que a veces llegaba caminando por no tener para el camión y luchando por regresar a la ESE, donde después fue un gran maestro. No de los “mártires del 68” ni con la bandera de preso político de la cual han vivido muchos desde entonces. No, simplemente como un hombre maduro y fuerte ya que supo entender y sentir que lo que no te mata te fortalece, así, está luchando, ahora, por su vida, siempre el pedo de la sobrevivencia. Por ello, desde aquí, como siempre, mi eterno cariño y mi gran solidaridad en su lucha, no puedo hacer más que acompañar en algo del camino a un hermano que jamás nos abandonó… gracia mi Rafa, sé que es el mismo sentir de otros muchos hermanos de ese y otros tiempos. Hay me regaló una grabación que pronto aparecerá en el cuarto libro que estamos escribiendo con José García. Y bueno, espero verlo muchos años más…

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