lunes, 16 de mayo de 2016

El colmillo atinado

“NO BEBAS VENENO PARA CALMAR TU SED”. SÉNECA
“DESCUBRÍ QUE EL ARTE DE LA POLÍTICA ES LA FORMA MÁS BAJA DE TODAS LAS ARTES” Carlos Fuentes.
         En la Escuela Vocacional tres, de ciencia sociales, que estaba en la Ciudadela, al lado del Reloj chino, en el parque DE LA CIUDADELA, con sus cañones enormes apuntando a nadie sabía dónde, porque así se hacen las guerras en el país, nadie sabe el por qué y por donde brinca la liebre, recibimos clases de mecanografía, nos ponían una viejas máquinas como las que se veían con los escribientes en Santo Domingo, con un enorme teclado en el frente, en vez de pizarrón, una enorme  careta de la máquina y cada uno tenía que ponerse una especie de servilleta para tapar el teclado de la máquina e ir adivinando cada tecla para poder escribir. Era una clase entre aburrida y estimulaba porque la maestra de mecanografía era una belleza y todos estábamos con la baba en la cara. Es en ese tiempo cuando nos volteamos en la camioneta que conducía un amigo de mi hermano allá por la curva de Chapingo y donde se me rompió la clavícula. Me tuvieron que enyesar medio cuerpo, como una coraza, y con este cuento, me coloqué la mano izquierda en una bufanda y cuando me vio la maestra me dijo que no podía estar escribiendo en las máquinas, así que estaba a su lado para ayudarle a corregir las hojas de los demás, como un sueño… pero con lo que tenía de experiencia, pronto dominé la máquina de escribir y esto ha sido una gran bendición en mi vida, por esa razón, cuando también nos reunimos un grupos de amigos en la Vocacional, decidimos hacer un periódico estudiantil que se llamó EL COLMILO ATINADO, ahí escribí mi primer artículo, creo que tarde como tres días y el tema fue sobre China y el inicio de la Revolución Cultural.
         Ahora que lo pienso, el dominio de la máquina de escribir ha sido una verdadera bendición para mí, ello me permitió encontrar mi primer empleo en la Biblioteca Erasmo Castellanos Quinto de la Escuela Nacional Preparatoria. Cuando me presenté a la Rectoría con el maestro Chavitos, que era el director de bibliotecas, nos puso a clasificar unos libros y hacer las tarjetas respectivas. También, en la Vocacional, llevamos la materia de Archivología y tenías que dominar el manual de clasificación de la Biblioteca de Washington. Ahí estaban algunos egresados de la Escuela Nacional de Biblioteconomía, buenos en su tema, pero con la desventaja de que escribían de a dedito y mal, así que cuando entregué mis tarjetas al maestro Chavitos, me felicitó y de inmediato me contrató.
         El saber escribir a máquina ha sido sin duda una bendición, así entré a  laborar en el Diario de México y me encantaba escuchar el teclear de la redacción y las bromas que en ocasiones no entendía de los reporteros más viejos, escribí también en Impacto, en Excelsior, El Heraldo de México, Sucesos para Todos, Viva, Quehacer Político, el Imparcial, ADIARIO , Metrópoli, El Quehacer y en otros muchos diarios y revistas, esto me llevó a la radio y de ahí a la televisión y también en el cine, sin duda, esa gran oportunidad que me dio la vida de saber escribir a máquina bien y rápido, salvo mi vida y mi carrera. Por esa razón, en alguna ocasión, además de varias máquinas viejas compré una maquinita que en sus tiempos era una cosa espectacular, portátil, de marca Corona. Algún despistado que no faltan, un buen día me preguntó que por qué tenía ese vejestorio en mi casa y encima de un pedestal, como me molestó mucho, le dije que lo tenía así porque esa máquina había pertenecido a Benito Juárez, entonces se impactó y casi besaba la reliquia… no tenía ganas de explicarle mi agradecimiento a las máquinas de escribir.
         Soy economista egresado de la Escuela Superior de Economía, me gustaba mi carrera, pero más me gustó el periodismo y este me obligó a leer diariamente todos los diarios de la capital, leer libros sobre muchos temas, aprender constantemente, ojear los editoriales y los artículos de fondo y poder entender las viejas relaciones entre el diarismo y el poder, caminar en la franja delgada para no caer en las garras de los gobernícolas, en el chayoterismo, en la doble moral. En fin, creo que he sido inmensamente feliz en mis actividades y esto es lo que me permite continuar en activo a los 72 años, escribo, hablo en la radio, en la televisión, escribo libros y redacto algunos con la ayuda y el apoyo de mi gran amigo José García, en fin, el estar activo es una bendición y es verdad que es lo que nos obliga  a aprender nuevas cosas, a reflexionar sobre otras muchas, a pensar y buscar los hilos ocultos de las relaciones del poder y con el poder.
         El escribir nos permite construir en sueños, volver al pasado y escudriñar mucho en él sin atorarse en ese oscuro y negro tiempo, nos permite vivir intensamente la vida, diario, a cada momento estamos observando los acontecimientos de aquí y de allá, del estado y del país, de gran parte del mundo, es interesante entender muchos de los acontecimientos de todos los días, me permite escribir las PEQUEÑAS HISTORIAS, donde en el ayer veo el presente, me recuerdo de los bellos momentos o de los desagradables que ya pasaron y no dejaron las huellas ni las heridas abiertas, en fin, creo que el poder escribir, estar en la tecleada, en el instante mismo de muchos acontecimientos importantes en la vida personal o colectiva es una gran bendición para cualquier que sepa apreciar este tema. En verdad, doy gracia por este gran momento de mi vida que son todos los momentos que, acumulados, en cada segundo y en cada día los podemos repasar y escribir. Podemos soñar y por soñadores no nos hemos quedado dormidos ni parados en el tiempo. Sin duda alguna: LA IMAGINACIÓN, TOMA EL PODER. Aunque a veces nos arrastran con violencia los que tienen el poder en verdad y lo usan para joder de más. Pero nadie nos quita los sueños…

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