lunes, 28 de marzo de 2016

Alguien dejó de hacer su trabajo

“EN SEGURIDAD, ALGUIEN NO HIZO SU LABOR” SEDENA.
“DURANTE UN FORO REALIZADO EN LA UNIVERSIDAD INTERCONTINENTAL, EL GENERAL JOSÉ CARLOS BELTRÁN, RECHAZO QUE HAYA UNPROCESO DE MILITARIZACIÓN EN EL PAÍS”
         Y es totalmente cierto lo que dice el General José Carlos Beltrán, un militar y licenciado formado en las escuelas militares y dentro del estudio de las leyes. Un hombre que ha sido no solamente un buen militar sino un  estudioso de la ley y respetuoso de los derechos humanos, donde establece su actual responsabilidad. Cuando se habla de derechos humanos en el sector militar se habla de una instrucción precisa ordenada por el alto mando militar y el mismo Secretario de la Defensa Nacional, es importante que las fuerzas armadas continúen sosteniendo su confianza y la credibilidad que gozan entre el pueblo mexicano al saberse que son parte integrante del mismo sector popular, de donde emanan sus mandos y se sostienen sus tropas.
         Durante el régimen de Felipe Calderón, cuando decide ejercer la “guerra contra el narcotráfico” ordenada por los EU, como una forma de presión para evitar el tráfico masivo de drogas, se instruye al Ejército Mexicano a ingresar a las labores de seguridad pública ya que, sin duda alguna, las policías y los sistemas de información no daban resultado para parar la embestida de los grupos del narcotráfico, alentados por una entrada masiva de armas al país ordenada y orquestada por las agencias norteamericanas y los constantes enfrentamientos entre los grupos de la delincuencia organizada para consolidar sus rutas y sus campos de siembra y de tráfico, el Ejército Mexicano es el único que tiene la fuerza y la organización para dar una batalla en donde las policías y los grupos políticos ligados en este enorme negocio, al igual que los grupos de empresarios y banqueros que son parte del mismo, se veían rebasados.
         El Ejército es muy claro en sus labores de protección de la soberanía nacional y el resguardo de la seguridad interior del país y de la seguridad de los mexicanos en tiempos de desastres, así que siguiendo la línea de la disciplina institucional se vio arrastrado a entrar en la confrontación armada en contra de los grupos de la delincuencia organizada a los cuales se les había permitid, por complicidad o por ineficiencia de las policías, actuar y desarrollarse, tejiendo una enorme red de complicidades y de corruptelas que permitían ejercer su labor paramilitar en contra de la población civil, por ese motivo, el Ejército Mexicano era el único que contaba con la organización y la disciplina para poder enfrentar este gravísimo problema de tal suerte que, además, tenía que encontrar los linderos para no violentar los derechos humanos y enfrentar una deformación informativa en su contra de los medios y comunicadores que, en muchos casos, estaban o están ligados a los grupos de esa delincuencia organizada, o simplemente, tienen intereses políticos, confundiendo la lucha en contra del narcotráfico y la delincuencia como una acción de los hombres del poder y, en tales condiciones se trata de involucrar políticamente a las acciones del Ejército como si fuera acciones políticas en contra de un grupo social, y por tanto, las deformaciones en la comunicación son brutales y deshonestas, así que es necesario que, con la verdad y honestidad, los mando del Ejército Nacional puedan dar respuesta precisa a las continuas acusaciones destinadas a deformar la verdadera acción de los militares donde se pretende, simplemente, presentarles como violadores de derechos humanos cuando ejercen la fuerza para contener a los grupos de la delincuencia organizada, a los que, por falta de hacer su labor, por sus complicidades o por sus ineficiencias, los policías, no cumplieron con el deber de contener a esa brutal y poderosa delincuencia organizada. Sí hoy en día, el Ejército Mexicano, tiene que padecer esas acciones deformantes alentadas por los mismos grupos de la delincuencia organizada, encaminadas a desprestigiarle ante la sociedad, son necesarias las acciones como la actual, donde el General José Carlos Beltrán, explica claramente las responsabilidades y el origen de los daños causados y la falta de investigación para reclamar a los que no han cumplido con su deber para que den cuenta ante la sociedad de su ineficiencia, en el mejor de los casos, o de sus complicidades, en los demás.

         Así, el general José Carlos Beltrán, señalaba con la frente en alto ante los jóvenes universitarios que: “ Alguien dejó de hacer su trabajo, alguien dejó de cumplir con eso y quizá sean los que deben ser llamados a rendir cuentas” y, efectivamente, ya es tiempo de hacer un alto en el camino y hacer una evaluación de los acontecimientos, de los miles de muertos, de los desaparecidos, de los desplazados, de los encarcelados injustamente y, pedirles cuentas a esos miembros de las policías que se dejaron corromper o no hicieron su labor, como se debe, para generar los acontecimientos actuales; es necesario que se llamen a cuentas, que se les finquen responsabilidades, no importando su nivel ni su mando, es necesario para que la sociedad entienda en realidad cómo se dan esos acontecimientos y quién o quiénes son los verdaderos responsables por omisión o por corrupción.

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