Mucho es lo que se habla y
discute por la educación en México, los maestros dicen algo y los padres los
contradicen, las autoridades se quedan en babia y el sindicato o los sindicatos
le hacen más a la demagogia y a cuidar sus intereses económicos que ha brindar
una educación de calidad. Pocos son los que quieren tratar los temas que afectan
a los estudiantes en la primaria, secundaria, bachillerato o profesional, sobre
todo, cuando en el país todo lo que se habla y se escucha es sobre la violencia,
el desenfreno, la impunidad, la maldad, los golpes, robos, asesinatos,
desapariciones, con este ejemplo, los estudiantes, en vez de buscar nuevas rutas
para su formación, se desquitan en la escuela o con sus compañeros lo que ven o
sufren en sus casas o lo que ven que hacen sus maestros o los dirigentes
sindicales, políticos, empresarios, policías, funcionarios, donde solamente el
más fuerte, el que se impone por la brutalidad y la fuerza es el que “triunfa y
sobrevive”. Así se ha generalizado el Bullying, es decir la violencia ejercida
por estudiantes o maestros e ncontra de otros estudiantes o maestros. Esta es
una realidad que alcanza en muchas regiones hasta el cincuenta por ciento de
alumnos afectados por la violencia y saben que, por medio de la impunidad y el
silencio, no sucede nada, total, nadie investiga ni nadie pone un freno a este
tipo de violencia criminal.
No hay duda que es la primera fase para la
violencia generalizada que vemos todos los días, gracias a la política
inadecuada, criminal e irresponsable aplicada por Felipe Calderón, donde los
resultados diarios en los medios de comunicación nos indican que nada sucede con
la violencia y que nada les sucede a los violentos, a los delincuentes o a los
policías y funcionarios que violan los derechos y garantías de los mexicanos.
Así, los ejemplos a los demás son esos, la impunidad y la violencia como
mecanismo de control ya sea a nivel particular o a nivel
institucional.
Miles y
miles de niños y niñas son víctimas de la violencia de sus propios compañeros en
las escuelas, se presume que llegan a afectar a un promedio de seis de cada diez
niños en la primaria y de cinco de cada diez en la secundaria, igual sucede en
el bachillerato y en la profesional. Los violentos saben que no se les castiga
porque las autoridades educativas no quieren mostrar la realidad y aceptar las
consecuencias políticas de las expulsiones de los violentos o bien, los mimos
alumnos afectados saben que de nada sirve quejarse y denunciar, porque al igual
que sucede en la sociedad, no pasa nada, no hay investigaciones, ni hay
responsables que se lleven ante la ley porque existe ineficiencia, tolerancia,
complicidad o corruptelas en las escuelas que no son más que el reflejo de lo
que sucede en la sociedad en general. La impunidad es lo que funciona y sabemos
que los violentos tienen el “poder” porque tienen la fuerza y la autoridad en
realidad no actúa para nada…solapa o es cómplice de los grupos violentos y
criminales.
LO TERRIBLE DEL ASUNTO ES
QUE LAS INVESTIGACIONES DEMUESTRAN QUE LA VIOLENCIA O BULLIYING, ejercida en
contra de los alumnos en la primaria, se provoca y se genera dentro de la
escuela, donde se supone existe una atención de los maestros y encargados de la
misma, pero no se dan cuenta o bien la dejan pasar para no tener que enfrentar
problemas y conflictos con los padres de familia y con las autoridades que
deberían de estar atentas a este asunto. En las escuelas secundarias el Bullying
se realiza fuera de los planteles, donde se supone también que existe cuando
menos una vigilancia de los maestro y una atención de las autoridades pero que
brillan por su ausencia. No hay duda de que aumentan los delitos generados por
esa violencia y provocados por los grupos de jóvenes que gozan de esa impunidad
y falta de atención tanto en sus hogares como en las escuelas, de tal suerte que
día a día, vemos en las noticias de nota roja, cómo se realizan asaltos para
robar un teléfono o los tenis de otros por medio de la violencia que generan las
pandillas, este mismo fenómeno obliga a los jóvenes a que se agrupen en
pandillas y de ahí crecen en sus acciones punitivas y violentas, porque nadie se
atreve a atender el problema.
Las escuelas ni las
familias tienen conciencia del problema y no saben como actuar, en los tiempos
muertos de las escuelas, los maestros no vigilan, finalmente porque no tienen
por qué hacerlo y porque no les interesa la salud mental y bienestar de sus
alumnos, son como robots que van y cumplen con sus horas, pero no se involucran
en las tareas de la educación. Los padres de familia están en iguales
condiciones y no tienen ni el tiempo ni los conocimientos para hacerlo y no
saben cómo hacer frente a este conflicto sin generar mayores problemas entre
adultos o bien, tienen la conciencia de que de nada sirve hacer las denuncias a
las autoridades porque estas no van a hacer nada y la impunidad continuará, de
tal suerte que se ejercerá mayor presión y violencia contra los jóvenes cuyos
padres se han atrevido a denunciar o a solicitar alguna investigación sobre la
violencia en las escuelas.
Si los maestro no tienen
conciencia de que deben apoyar en la vigilancia, alientan a que los violentos e
impunes aumenten esa acción ya que saben que no pasa nada; si los padres de
familia no conocen el asunto ya sea por un hijo violento o por una víctima de la
violencia, poco es lo que podrán aportar en la solución del problema. Tenemos
que tener conciencia de lo que sucede, conocer la realidad para solucionarla o
para actuar en la misma. Finalmente, como el gobierno lanza las culpas a padres
de familia o a los maestros, ellos, tampoco hacen nada y cuando tratan de hacer
algo se reduce a publicación de normas y leyes que en la práctica de nada sirven
ni funcionan. Si los alumnos no pueden acudir ante los directores o ante las
autoridades saben que están indefensos y que, por tanto, los violentos,
continuarán ejerciendo su poder y, tienen como meta el afiliarse a esa violencia
con el grupo o bien, salir de la escuela o, en casos extremos, como lo hemos
visto, al suicidio…el asunto no es simple y tiene que contar con la atención de
todos los sectores involucrados porque hay casos en donde los propios maestros
se burlan de los alumnos que se quejan o bien, solapan a los violentos porque no
quiere confrontarse ni ejercer su responsabilidad y tarea en la educación…como
vemos, la situación es grave ya que, por cada tres victimas atendidas, hay que
atender a cuando menos nueve abusadores y esto nos está mostrando la realidad en
la sociedad, no solamente en las escuelas y casas de los mexicanos. La violencia
como fuente de poder y de impunidad, total de uno y otro lado, es lo mismo y no
sucede nada…véanos lunes y viernes a las 7pm en e canal 95 de cable en el
programa Voces.
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