lunes, 26 de noviembre de 2012

Los encopetados


Hace unos días circulaba por una de las avenidas más populares de Oaxaca, en la Calzada San Felipe, desde esa zona, muchas señoras ricas o consideradas ricas, viajan en camionetas grandes, es una forma de mostrar su poderío y la distancia que tienen o mantienen con los demás, los miembros del infeliciaje nacional o estatal. Es lógico que cuando se tienen esas pretensiones de distanciamiento también tienen posiciones absurdas en el trato con los demás, piensan que todos son “yopes”, es la forma en que los “ricos” de la entidad nombran a los pobres o a los de origen indígena, son yopes porque ellos piensan que son inferiores y esto, sin duda, las coloca en planos diferentes o creen tener esos niveles distintos, cuando demuestran su incultura, su postura discriminatoria, su incongruencia, porque muchas llevan a sus hijos a los colegios donde los atienden los sacerdotes y monjas y llegan dándose golpes de pecho y tragando santos para, finalmente, defecar diablos. En fin, esas señoras encopetadas que piensan que todos les deben rendir y soportar,  llevan a sus hijos a la escuela y van tarde, van con presiones, tensas, enojadas, pintándose la pestaña o buscando el cepillo para quitar los nudos del pelo, buscando el bilet para darse un poco de color, en fin, así, llevan prisa y se muestran intolerantes ante los que pacientemente y con tiempo se han levantado  y van con toda tranquilidad, avientan el vehículo para que uno se haga a un lado y ellas, puedan pasar y llegar a tiempo cuando no se han levantado a tiempo… en fin, así son y por esa razón generan muchos accidentes…  quieren que los otros tengan la culpa cuando es su propia culpa, no las vaya a regañar el marido que sabe de sus prisas, intolerancias y prepotencias, pensando en que porque traen una camionetota, los demás, tienen que dejarlas pasar…
         Yo me pregunto si los sacerdotes que mucho trabajo tienen para encaminar las almas descarriadas, tendrán tiempo de vez en cuando para darles consejos que obliguen a esas señoras encopetadas, intolerantes y necias a comportarse decentemente para con los demás, a ser tolerantes y atentas ya que ellas demandan esas atenciones, ojalá puedan ver lo que sufren muchas madres pobres, cuando llevan a sus hijos por las calles o sufriendo los arrancones y majaderías de los choferes de camiones o moto taxis y, ellas, jamás llegan a destiempo, son puntuales porque saben que deben levantarse temprano para que sus hijos no sean rechazados  y puedan estudiar… ellas, si son atentas y no andan haciendo desfiguros ni provocando accidentes ni lanzando el vehículo a los demás con el riesgo de atropellarles o impactarlos. Esas madres saben que no cuentan con recursos para despilfarrar y, por esa razón, son puntuales y se levantan temprano para dar desayuno a sus hijos y llevarles a la escuela, ojala, los sacerdotes que tienen mucho trabajo de encauzar las almas perdidas y violentas, tengan la paciencia y la decencia para darles consejos a esas señoras “aceleradas y mal encaradas” para que se comporten mejor, tal vez, no les vendría mal unas cuantas aves marías y padres nuestros como penitencia… o que porten los hábitos de las carmelitas o de los pobres, para que vean lo que se siente cuando gritan desquiciadas y molestas: ¡avanza yope, que llego tarde!...
         HAY VECES EN QUE ME PREGUNTO lo que dejamos a nuestros hijos como experiencia cuando damos tratos inadecuados a los demás, los ejemplos valen, no hay duda, valen mucho. Mi amigo  Francisco Gras, escribe una columna que normalmente reenvió que se llama “Escuela para padres”, ahí se van dando ejemplos de muchas tonterías, violencias, malos ejemplos, prepotencias, malandrinadas que los padre hacemos a veces sin querer, pero que dejan un mal ejemplo en nuestros hijos. Si queremos respeto debemos brindar respeto a ellos y a los demás, si queremos buen trato y tolerancia debemos hacerlo primero con los nuestros y no dejarlo de hacer con los demás, en fin, la tolerancia es buena pero es mejor el saber ser responsable y cuidadoso para levantarse a tiempo, con gracia y sin prisa, siendo cuidadosos para que al ir a cualquier lado vayamos sin prisa y sin stress, sin violencia, sin acelere, esto es mejor, no veo razón para que demos el mal ejemplo, no lo veo en verdad.
         Cualquiera recibe la información de los demás, nosotros mismos somos producto de los ejemplos y vivencias de tuvimos de nuestros padres y familiares, si tomamos mal las cosas es lógico que reproduciremos lo mismo. si sabemos que hay prepotencia y violencia en el trato de los padres no nos alarmemos porque los hijos lo repiten, si hay flojera y no existe disciplina para hacer las tareas con tiempo, es seguro que los chicos harán lo mismo, si fumamos no tenemos razón para exigirles que no lo hagan, si bebemos y nos emborrachamos sucede lo mismo, si al manejar o trasladarnos con estress y prisa atropellamos y violentamos a los otros es lógico que, de mayores, van a comportarse igual, si no sabemos tratar con respeto y humildad a los que menos tienen es seguro que repetirán esa conducta y es por ello  que se debe pensar antes de actuar con visceralidad.
         Un indígena o una gente pobre no debe ser insultada ni permitir que se le insulte, ellos, ya tienen suficiente pesar por su situación para que se les agreda en forma gratuita solamente porque alguien trae una camioneta o se siente superior por tener una mejor condición económica, todos somos humanos, todos merecemos respeto y buen trato, con la humildad suficiente para que los demás sean solidarios y afectuosos y así, podamos tener una mejor forma de convivencia. Muchas personas que se supone tienen mejor condición económica no son superiores, lo deben entender. Muchas de esas personas son parte de agrupaciones dirigidas por religiosos que se supone tienen bondad, humildad y solidaridad para con los demás, pero se comportan como barbajanes cuando no están al lado de sus “guías espirituales” o no les ven sus iguales en esas reuniones donde se pueden tragar muchos santos y hacen rezos y penitencias y, al final del día, defecan diablos y hacen tonterías afectando con sus actos y prepotencia a los demás. El ser esposas de funcionarios o funcionarios y gentes de poder económico no les permite ser como son en esa realidad de prepotencia y violencia, de mal trato y de agresiones a los demás. Ojala lo entiendan y sepan que de una u otra forma el verdadero infierno está aquí, aquí pagarán por sus “malas obras” y deben ser mejores  y no aparentar ser algo que no son en la realidad…seguramente todas van a la iglesia los domingos, pero no se confiesan antes de recibir la hostia y la bendición, si lo hicieren, a lo mejor tratarían de mejorar al hacer un acto de reflexión y de autocrítica…y bueno, esperamos que se levanten a tiempo y vayan con tranquilidad antes de que generen una tragedia con su mal humor y su violencia verbal. sECocrates_campos8@yahoo.com.mx

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