Hay seres que al caminar
saben dejar huellas. Son hombres y mujeres especiales que saben entregarse en su
labor para con los demás. No hay duda que en toda acción que busque el dar a los
demás y aliviar su dolor y desesperanza se tiene que luchar, hacer una
transformación, romper intereses, instituciones, cerrazones, dogmatismos,
inculturas, vicios, en fin, la acción de dar es sin duda alguna una acción
revolucionaria y, como toda revolución, genera jaleo y provoca confrontaciones
entre los que nada dan y todo quieren con los que están dispuestos a brindar
algo de apoyo y solidaridad.
Muchas veces he escuchado sobre la acción del
sacerdote Alejandro Solalinde en la región del Istmo y de su labor pastoral que
lo ha llevado a enfrentarse a los caciques, a los intolerantes, a los necios, a
los deshumanizados, a su propia jerarquía, a sus superiores, a los que nada dan
y todo quieren. Hemos visto y escuchado su obra y labor y hemos platicado con
algunos beneficiarios que en su tránsito para los Estados Unidos han tenido la
dicha de contar con su apoyo y ayuda y, algunos, nos han dicho que sin su labor
muchos, muchos más y muchas, muchas más, serían víctimas de la explotación, de
la represión, de la violación y de la muerte.
Es claro que sus principales enemigos son los
policías que reprimen, explotan y sangran a los migrantes que llegan al país
expulsados por el hambre, la miseria, la marginación y la explotación en su
propio país. Esos policías de migración, los federales, los estatales, los
municipales se nutren y se embolsan muchos millones de pesos al lado de los
“polleros” en el traslado y explotación de miles y miles de migrantes que pasan
por nuestro país y, no solo esto, existen bandas organizadas que los secuestran
o los hacen trabajar como esclavos o bien como traficantes de drogas o en la
venta de sus cuerpos. Y ahí, como un faro, como una esperanza, se encuentra
siempre el sacerdote Alejandro Solalinde que, como todo ser limpio y honesto
dice que, su iglesia, está enferma y en crisis. Le brinda más importancia a la
estructura, la disciplina, la liturgia, las leyes, dogmas y dominio que a la
labor pastoral y de ayuda a los que todo necesitan y nada tienen. Explica que su
Iglesia es una iglesia centralista y con títulos de nobleza, excluyente,
“clientelar”, comercial en muchos niveles y que debe comprometerse a favor de
los pobres y de los que necesitan el apoyo, el consuelo, la ayuda y esto genera
conflictos con el poder y los poderosos, sin duda alguna, pero se tiene que
hacer para salvar a los que necesitan y no solo a sus almas, sino a sus cuerpos.
Dar casa vestido y sustento como demostrara Jesús en su peregrinar en la vida…
esto es lo que se debe hacer y para esto, el sacerdote Alejandro Solalinde
prefiere, como yo y otros muchos, pedir perdón a pedir permiso y, hacer, para
ayudar y solidarizarse con los demás. Que bueno que un sacerdote así y otros
muchos están en la lucha diaria por la salvación y la solidaridad, ojalá, todos,
entendamos el mensaje de amor y de buena voluntad y dejemos “el silencio de los
buenos” para hacerlo acciones para ayudar y apoyar a los que lo necesitan. No
hay más.
Don Alejandro habla para motivar la reflexión y
la acción, reflexión sin acción, no sirve de nada. Hay que hablar sobre las
experiencias de vida, así lo estamos haciendo en el nuevo libro que pronto
publicaremos: “Diálogos de vida. ¡Es una provocación! Visión del 68 a los 68”.
En este libro hablamos sobre las experiencias que vivimos en el 68 y lo que nos
han dejado, la reflexión y lo que es la acción, por ello podemos entender lo que
explica Solalinde en esa entrevista publicada en el Diario Reforma el día 5 de
noviembre. Ahí, en ese libro del que les hablamos, explicamos muchas cosas
sucedidas en ese espacio de tiempo: Movimiento Estudiantil de 1968, de su
represión, traición, negociación, cárcel, exilio, de
las consecuencias de una derrota y de lo que hoy pasamos, la visión de lo que
hoy es el movimiento Yo Soy 132 y de otras cosas más, pero sobre todo, se hace
una reflexión sobre la institución, sobre el gobierno, sobre la estructura que
no funciona, sobre el dogmatismo y los intereses, ya tendrán la oportunidad de
leerlo y les avisaremos pronto sobre el tema, por esa razón cuando Alejandro
Solalinde explica en esa entrevista que: “La Iglesia está en crisis, está
enferma y el desequilibrio consiste en la desproporción que hay en la
sobrevaloración y la importancia que tiene la estructura sobre el carisma,
entonces tiene que equilibrase dando oportunidad para que la vida surja y que no
todo sea disciplina, liturgia, leyes, dogmas y dominio”
Y le preguntan:”¿A qué se refiere
específicamente al decir que la iglesia está en crisis?”.
“Fruto de los años, la iglesia se hizo más
hacia el poder, hacia el dinero, se volvió exageradamente institución a tal
grado que llegó a una desproporción muy grande. Es vertical y debería ser más
participativa; se ha vuelto una monarquía y funciona como tal: vive en palacios,
es centrista, tiene títulos de nobleza, tiene todas las características de una
monarquía”…
Y bueno, cuando comparamos el poder con la
mafia o con la iglesia vemos que existen identidades y coincidencias, que todo
parece ser igual, que todo funciona idénticamente, porque las instituciones son
lo que son para perpetuar el poder de unos cuántos y no dar oportunidad a los
demás; no hay democracia porque son implantadas las costumbres como dogmas y así
se amparan en que, la democracia, es el camino, pero la realidad desmiente lo
que es y lo que son, vemos que en la realidad operan como mafias, monarquías,
dictaduras, todas son iguales, todas buscan solamente atender los intereses de
unos cuántos y dejan a un lado el de las mayorías. Solamente así progresan
ellos, los grupos del poder y en el poder. Es la realidad, triste realidad, pero
que tendrá que cambiar en la medida en que se den conciencia y educación, acción
y reflexión de parte de los que somos más y no permitamos el control de los
pocos, porque nos asustamos y no queremos pelear ni por nuestros derechos ni
nuestras obligaciones.
Así, Solalinde, es motivo de reflexión y,
cuando le preguntan sobre las declaraciones del Cardenal Norberto Rivera en el
sentido de que existe una perdida de fe en los jóvenes, él ,contesta: “También
se queja de que la clientela se nos está yendo –suelta con risa contagiosa-. La
iglesia lo que debe es ser auténtica. Los jóvenes no se creen de publicidades,
no son tontos. No son como dicen que les falta espíritu, que están perdidos,
mentira, los jóvenes son gente muy sensible, consciente, incluso son heroicos,
pero no son tontos” y ellos están pendientes de que las palabras sean hechos y
no queden en ellas, sino que se materialicen, porque ellos sufren, por vez
primera ,lo que sufren los demás…los marginados, hambrientos, desocupados,
perseguidos, reprimidos…socrates_campos8@yahoo.com.mx
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