Hay ocasiones en que las
gentes caminan o pasan por la vida y, seguido convivimos con ellas, jamás les
preguntamos sobre su salud o sus conflictos y problemas, poco nos comunicamos
con los que están junto y pocas veces sabemos más que lo que vemos y, lo que
vemos, no es la verdad sobre esas personas. Cada uno piensa que es mejor
mostrarse con sonrisas a pesar de que no se sientan, son monótonas, de
compromiso, poco se habla de la realidad no porque no hiera y lastime, sino
porque pretendemos presentarnos con la otra cara, positiva, para que no vean el
dolor o las angustias o los problemas y así, en muchos lados, he visto como
amigos míos, al pasar de los años, confiados, pensando en que tendrán el tiempo
suficiente para “jubilarse y gozar de tiempos para ellos y para los que quieren,
se han matado trabajando o bien, han pasado en el tiempo y, de pronto, la
realidad y el destino los alcanza y se dan cuenta de que son lanzados,
desempleados, no hay jubilación sino despido y, entonces, la realidad los golpea
y les lastima, los mata en vida por el ocio y la desocupación, no se pueden
realizar y no saben hacer otra cosa que lo que monotamente hacían pensando en
que la vida es pasar el tiempo para que llegue la “recompensa de la jubilación”
y, bueno, el destino los alcanza y destruye y les enfrenta a una realidad que no
entienden, ni comprenden ni quieren, pero es la realidad al final de
cuentas.
Y esta realidad alcanza no solo a los viejos
que ya pasamos los sesenta, alcanza a los jóvenes que no tienen oportunidad de
de trabajar ni de estudiar o a los que salen sin experiencia porque pensaron que
solamente se necesitaban las buenas calificaciones y, no se dieron cuenta de que
además de esto, requieren experiencia de vida, del trabajo y, sobre todo,
relaciones que solamente se alcanzan buscándolas o bien por herencia y, se dan
cuenta de que los juniors, son los que logran puestos y presupuestos, buenos
sueldos, no por capacidad sino por recomendación o por el apoyo de sus “papis” y
los compromisos de éstos con los empresarios, banqueros, políticos o
funcionarios… y así, no valen los estudios ni la capacidad, sino las transas y
las alianzas familiares, de mafia o de grupo.
Por ello, cuando volteamos y nos damos cuenta
de la realidad o de la tragedia de los demás, como en un espejo, tenemos que
reconocer la nuestra y pensar en que es bueno el que sepamos que, la solidaridad
y la experiencia, se pueden conjuntar y hacerlas fuertes y eficientes para que a
todos sirvan y no solo de mostros se sirvan, como acontece en muchos sitios.
Así, debemos entender la vida y no pasar solamente por la vida, pensando en que
todo lo malo sucede a los demás y que estamos blindados y protegidos contra los
desastres, las calamidades, los despidos, las frustraciones y la violencia, por
eso, debemos pensar en mostros y no solamente en el yo…ser solidario no es ser
tonto, porque es bueno luchar por algo que nos sirva a todos y nos proteja, no
por lo que unos cuántos ganan para robarnos a todos y dejarnos en la estocada…
la realidad, no aplasta cuando tenemos columnas solidarias para evitar el golpe…
Nadie quiere pensar en la edad ni en el tiempo,
no quieren ver que las oportunidades se van terminando y que las conductas, las
acciones, las emociones y el propio carácter no solo forma parte del destino
sino que se cobran las facturas de cada uno y por cada uno, de cada error o por
cada omisión, dice el dicho popular que “Dios perdona, pero el tiempo no” y así
vamos cargando un pesado fardo de errores, omisiones y tragedias
en la vida, solitarios, sin esperanza de nuevos tiempos y de nuevas
oportunidades, porque así es la sociedad y así termina, enterrando a sus muertos
en vida.
Si duda alguna, tendríamos que pensar que
cuando a los cuarenta años miles y miles de gentes no tienen oportunidad de
emplearse y desarrollarse, todavía tienen más o menos la mitad de vida y en esa
mitad, estarán en condiciones terribles, de marginación y de pobreza de tal
suerte que la sociedad no se da cuenta de la situación que sucede y la dejamos
pasar, como si nada sucediera, cuando es una verdadera tragedia que compete a
todos, igual sucede cuando vemos, ahora, en México, a siete millones de jóvenes
hasta los 26 años, que no tienen ni oportunidad de estudiar ni trabajar y forman
no solo el ejército de NINIS, sino el ejército que nos debe avergonzar a todos
por igual, a los funcionarios y políticos, porque insensibles, solamente dejaron
que pasen las osas y no operan para remediarlas, prefieren gastar sumas
multimillonarias en armas que les dejan grandes utilidades y corruptelas que
generar esos recursos, que a la formación educativa y al trabajo,
prefieren pues, comprar armas para continuar matando y asesinando a los
mexicanos, más de cien mil dicen los que saben y miles y miles de desplazados,
encarcelados y desaparecidos, todo, para dar razón a los norteamericanos cuando
ellos mismos, los que alientan las guerras y las represiones, ahora, legalizan
lo que condenaron y por lo que nos condenaron a las matanzas que
vemos todos los días y, nada pasa, los diputados y senadores aliados con esos
grupos amafiados en el poder, solamente se preocupan por la manipulación de
datos y cifras y por protegerse para que nada suceda a los responsables de tales
matanzas y tal baño de sangre, cuando vemos que en los finales de un sexenio de
muerte y de tragedia, los responsables de las áreas de
“inteligencia y seguridad” ,se golpean, porque saben de sus irresponsabilidades,
ineficiencias, tragedias que han provocado, de las miles de muertes que
generaron, de las víctimas inocentes que clasifican como “daños colaterales”, de
los miles y miles de inocentes que metieron a la cárcel para justificar su
“trabajo y represión” y, para quedar bien con el presidente en turno al que no
podían decir que NO y a los gringos a los que entregaron traseros y conciencia…
y si bien en esta carnicería los daños son enormes, las muertes generadas por
una política inadecuada que olvida a los muchos y no propició trabajo y casa y
buen sustento, dejará un daño mayor que será difícil de superar. Por ello, antes
que hablar de “seguridad” que solamente deja inseguridades y muertes, debemos
hablar de solidaridad social, de empleo, de educación, de salud, de casa, de
sustento, de lucha contra la pobreza y la marginación, por darles a todos lo que
a todos corresponde y no dejar que la impunidad, las complicidades y las
corruptelas, sean el botín de los mafiosos en el poder o de los dueños que
controlan el poder y a los poderosos. Si no volteamos a ver y solucionar las
necesidades de todos, podemos caer en la inestabilidad y la violencia y esto,
nos hará más desgraciados y miserables en todos los sentidos. Mejor construir
que continuar con la destrucción con el cuento de la inseguridad que, vemos, con
resultados espantosos en muertes y tragedias… ya basta, el cambio es
obligado.
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