lunes, 26 de noviembre de 2012

Un cambio obligado


Hay ocasiones en que las gentes caminan o pasan por la vida y, seguido convivimos con ellas, jamás les preguntamos sobre su salud o sus conflictos y problemas, poco nos comunicamos con los que están junto y pocas veces sabemos más que lo que vemos y, lo que vemos, no es la verdad sobre esas personas. Cada uno piensa que es mejor mostrarse con sonrisas a pesar de que no se sientan, son monótonas, de compromiso, poco se habla de la realidad no porque no hiera y lastime, sino porque pretendemos presentarnos con la otra cara, positiva, para que no vean el dolor o las angustias o los problemas y así, en muchos lados, he visto como amigos míos, al pasar de los años, confiados, pensando en que tendrán el tiempo suficiente para “jubilarse y gozar de tiempos para ellos y para los que quieren, se han matado trabajando o bien, han pasado en el tiempo y, de pronto, la realidad y el destino los alcanza y se dan cuenta de que son lanzados, desempleados, no hay jubilación sino despido y, entonces, la realidad los golpea y les lastima, los mata en vida por el ocio y la desocupación, no se pueden realizar y no saben hacer otra cosa que lo que monotamente hacían pensando en que la vida es pasar el tiempo para que llegue la “recompensa de la jubilación” y, bueno, el destino los alcanza y destruye y les enfrenta a una realidad que no entienden, ni comprenden ni quieren, pero es la realidad al final de cuentas.
         Y esta realidad alcanza no solo a los viejos que ya pasamos los sesenta, alcanza a los jóvenes que no tienen oportunidad de de trabajar ni de estudiar o a los que salen sin experiencia porque pensaron que solamente se necesitaban las buenas calificaciones y, no se dieron cuenta de que además de esto, requieren experiencia de vida, del trabajo y, sobre todo, relaciones que solamente se alcanzan buscándolas o bien por herencia y, se dan cuenta de que los juniors, son los que logran puestos y presupuestos, buenos sueldos, no por capacidad sino por recomendación o por el apoyo de sus “papis” y los compromisos de éstos con los empresarios, banqueros, políticos o funcionarios… y así, no valen los estudios ni la capacidad, sino las transas y las alianzas familiares, de mafia o de grupo.
         Por ello, cuando volteamos y nos damos cuenta de la realidad o de la tragedia de los demás, como en un espejo, tenemos que reconocer la nuestra y pensar en que es bueno el que sepamos que, la solidaridad y la experiencia, se pueden conjuntar y hacerlas fuertes y eficientes para que a todos sirvan y no solo de mostros se sirvan, como acontece en muchos sitios. Así, debemos entender la vida y no pasar solamente por la vida, pensando en que todo lo malo sucede a los demás y que estamos blindados y protegidos contra los desastres, las calamidades, los despidos, las frustraciones y la violencia, por eso, debemos pensar en mostros y no solamente en el yo…ser solidario no es ser tonto, porque es bueno luchar por algo que nos sirva a todos y nos proteja, no por lo que unos cuántos ganan para robarnos a todos y dejarnos en la estocada… la realidad, no aplasta cuando tenemos columnas solidarias para evitar el golpe…
         Nadie quiere pensar en la edad ni en el tiempo, no quieren ver que las oportunidades se van terminando y que las conductas, las acciones, las emociones y el propio carácter no solo forma parte del destino sino que se cobran las facturas de cada uno y por cada uno, de cada error o por cada omisión, dice el dicho popular que “Dios perdona, pero el tiempo no” y así vamos  cargando un pesado fardo de errores, omisiones y tragedias en la vida, solitarios, sin esperanza de nuevos tiempos y de nuevas oportunidades, porque así es la sociedad y así termina, enterrando a sus muertos en vida.
         Si duda alguna, tendríamos que pensar que cuando a los cuarenta años miles y miles de gentes no tienen oportunidad de emplearse y desarrollarse, todavía tienen más o menos la mitad de vida y en esa mitad, estarán en condiciones terribles, de marginación y de pobreza de tal suerte que la sociedad no se da cuenta de la situación que sucede y la dejamos pasar, como si nada sucediera, cuando es una verdadera tragedia que compete a todos, igual sucede cuando vemos, ahora, en México, a siete millones de jóvenes hasta los 26 años, que no tienen ni oportunidad de estudiar ni trabajar y forman no solo el ejército de NINIS, sino el ejército que nos debe avergonzar a todos por igual, a los funcionarios y políticos, porque insensibles, solamente dejaron que pasen las osas y no operan para remediarlas, prefieren gastar sumas multimillonarias en armas que les dejan grandes utilidades y corruptelas que generar esos recursos,  que a la formación educativa y al trabajo, prefieren pues, comprar armas para continuar matando y asesinando a los mexicanos, más de cien mil dicen los que saben y miles y miles de desplazados, encarcelados y desaparecidos, todo, para dar razón a los norteamericanos cuando ellos mismos, los que alientan las guerras y las represiones, ahora, legalizan lo que condenaron  y por lo que nos condenaron a las matanzas que vemos todos los días y, nada pasa, los diputados y senadores aliados con esos grupos amafiados en el poder, solamente se preocupan por la manipulación de datos y cifras y por protegerse para que nada suceda a los responsables de tales matanzas y tal baño de sangre, cuando vemos que en los finales de un sexenio de muerte y de tragedia, los  responsables de las áreas de “inteligencia y seguridad” ,se golpean, porque saben de sus irresponsabilidades, ineficiencias, tragedias que han provocado, de las miles de muertes que generaron, de las víctimas inocentes que clasifican como “daños colaterales”, de los miles y miles de inocentes que metieron a la cárcel para justificar su “trabajo y represión” y, para quedar bien con el presidente en turno al que no podían decir que NO y a los gringos a los que entregaron traseros y conciencia… y si bien en esta carnicería los daños son enormes, las muertes generadas por una política inadecuada que olvida a los muchos y no propició trabajo y casa y buen sustento, dejará un daño mayor que será difícil de superar. Por ello, antes que hablar de “seguridad” que solamente deja inseguridades y muertes, debemos hablar de solidaridad social, de empleo, de educación, de salud, de casa, de sustento, de lucha contra la pobreza y la marginación, por darles a todos lo que a todos corresponde y no dejar que la impunidad, las complicidades y las corruptelas, sean el botín de los mafiosos en el poder o de los dueños que controlan el poder y a los poderosos. Si no volteamos a ver y solucionar las necesidades de todos, podemos caer en la inestabilidad y la violencia y esto, nos hará más desgraciados y miserables en todos los sentidos. Mejor construir que continuar con la destrucción con el cuento de la inseguridad que, vemos, con resultados espantosos en muertes y tragedias… ya basta, el cambio es obligado.

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