Una de las ilusiones,
aspiraciones, metas trazadas por el Movimiento revolucionario de 1910, estaba
fundada en el alcanzar la JUSTICIA SOCIAL: como diría el Padre Ripalda: Casa,
vestido y sustento. Y bueno, andamos sin casa, sin sustento y sin vestido la
inmensa mayoría de los mexicanos, 52 millones nos dicen los anuncios oficiales
sobre la pobreza, después de cien años y no sabemos cuántos más…
Los mexicanos no andamos viendo si tenemos para
comprar y gastar o endeudarnos más con un “buen fin” ,que no es más que la
publicidad para jodernos más; queremos tener un empleo seguro, una casa digna,
la educación asegurada para nosotros y los hijos y los hijos de nuestros hijos,
la atención para la salud, los alimentos seguros y buenos, sanos, como cualquier
ciudadano, un empleo que nos garantice la solución de los gastos y nos brinde
seguridad, alegría y felicidad. No entendemos mucho sobre leyes y leyes ni
enredos de políticos y funcionarios o transas de éstos con los comerciantes,
empresarios y banqueros, sabemos que son socios y cómplices en los robos y en
los desvíos y negocios que se hacen por medio de los recursos de todos pero que
quedan en unos cuántos bolsillos, los de ellos; pero bien sabemos
que queremos libertad y seguridad no entendemos muchos sobre las “grillas”, las
transas y las finanzas que se hacen desde la política con el cuento de la
democracia, con esa o sin esa, no comemos ni gozamos de seguridad ni
tranquilidad para las familias. Por eso, solamente, queremos eso que se llama
Justicia Social: casa vestido y sustento, no más, no somos ambiciosos, sabemos
que miles mueren de hambre y unos cuántos de sobrepeso, por tragones. Por
ejemplo, lo que consume un norteamericano de clase media es lo que consumirían
más o menos cincuenta gentes pobres en un país como el nuestro. Así que no
queremos quitar a los demás el pan de la boca, queremos solamente el que nos
pertenece y que es el justo. No queremos estar recibiendo limosna y ayudas o
apoyos que no solucionan y encadenan, sino que queremos un empleo digno y bien
pagado, donde nos podamos realizar, crecer, apoyar, tener felicidad en el
trabajo, que sea un motivo de realización no un motivo de queja, resentimiento y
enojo. No es mucho lo que solicitamos sabiendo que con lo que se roban los
políticos y los funcionarios y con lo que se hacen con sus negocios y el manejo
de nuestros recursos, podríamos ir poco a poco, día a día, resolviendo muchos
problemas y dando certidumbre a muchas familias que hoy solo viven en la
angustia, en la desesperación, en el hambre y la miseria. Esto es por lo que
supuestamente murieron un millón de mexicanos, para hacer la Revolución y poder
alcanzar la Justicia Social y, tal parece que nos la robaron y se quedó en la
ROBOLUCIÓN, para unos cuántos, para los que controlan por medio de la política,
el poder y la riqueza, LOS DEMÁS, SEGUIMOS ESPERANDO…y bueno siempre hay
esperanza, ilusión y ojalá no la vuelvan a destrozar con engaños y nuevos robos,
impunidades y más y más “robolución”.
Es curioso que en los procesos los que mueren
son los que tienen la visión clara del cambio, los que tienen el valor de elevar
las razones para iniciar una lucha, los que son seguidos para esto, los miembros
del “infeliciaje nacional”, son los que aportan, también, sus vidas, con la
esperanza de una nueva vida o de una mejor vida que, por supuesto, tarda para
llegar. Un millón de muertos deja la revolución y, en la actualidad, según las
verdaderas cifras tratadas por especialistas, los muertos de una
“guerra de Calderón”, alcanzan casi un diez por ciento de aquella lucha que
cambio el rumbo del país y que le dio soberanía hoy perdida y visión
nacionalista, también acabada por un gobierno entreguista que jamás peleo nada y
entrego todo el esfuerzo nacional y la vida que prometió defender, todo por el
poder, por conservar el poder disputado y no ganado en una contienda electoral
real y honesta, todo para hacer y continuar haciendo de la política un negocio.
Cien mil muertos y miles y miles de desaparecidos, miles de desplazados, miles
de encarcelados, unos culpables y metidos en los grupos mafiosos y, otros,
inocentes, víctimas de la publicidad y de las estadísticas de los grupos de la
policía, tal como se van descubriendo en cada paso.
Un millón de muertos en una revolución con
guerra que tenía un sentido y que pierde el rumbo en el proceso, para hacerse
“robolución”, para que los bienes de todos quedaran nuevamente en las manos de
pocos, para continuar saqueando las arcas públicas y hacer negocio por medio del
poder y con los poderosos, los que jamás olieron la pólvora ni aportaron nada y
por medio de sucesivos procesos, lograron robarnos a todos y, lo que es la vida
o la visión de la muerte, en otro proceso, lanzado por un presidente de derecha,
de los que se opusieron a los procesos de la “revolución” y quedaron como
aquellos a los que combatieron, haciendo mancuerna, declara una guerra sin
sentido, sin llamarla, de sus pantalones y, para cubrir sus necesidades, para
demostrar que podían actuar en contra de todos los que se le opusieran por medio
de las armas, logró el apoyo y la bendición de los gringos que también nos hacen
daños y tragedias, logra que se declare una “guerra” que, hoy, dice, que no lo
es, pero que deja cien mil muertos y miles y miles de desaparecidos, miles de
encarcelados, miles de mutilados, miles de desplazados para justificar compras
nuevas de armas viejas y permitir que nos controlen por medio de los cuerpos de
la “inseguridad”, para garantizar sus negocios y sus bienes, sus fronteras y
darles argumentos para hacer o inventar una guerra, como todas las que se
inventan porque no son necesarias para los demás, para todos, sino para los
negocios y los intereses de unos cuántos, como hoy vemos, que policías
inmorales, están llenos de soberbia y de riquezas, que son los que hoy controlan
la agenda política nacional. Ya no son los programas sociales, en la
“robolución”, son los programas para proteger los intereses, bienes, vidas y
negocios de unos cuántos que controlan el poder, con el poder económico y el
para policíaco, la fuerza y los intereses de los gringos no de los mexicanos…así
de jodidos estamos o nos han dejado…
Y, como dicen en algunos pueblos: “si no gano
arrebato”, así, el michoacano panista, confrontando con aquellas ideas
cardenistas, se violenta y declara guerras para que jodan a todos los mexicanos,
a los que no podemos defendernos, sacan y dan vuelo a los malos para que ellos
inicien el pretexto de la misma, les dan armas gringas, violentando la seguridad
del país y contrabandeando, aliados con los gringos que las dan y las regalan,
para continuar matándonos y después, claro, nos veden las mismas y fortalecen a
sus policías con los que les sirven, que no son nuestros, para controlar la
policía, la economía y a todos los que tratamos de sobrevivir aquí… este es el
resultado. La mejor manera de hacer la contrarrevolución es hacerla “robolución”
y, así, lo han logrado.
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