lunes, 26 de noviembre de 2012

La revolución es hoy robolución


Una de las ilusiones, aspiraciones, metas trazadas por el Movimiento revolucionario de 1910, estaba fundada en el alcanzar la JUSTICIA SOCIAL: como diría el Padre Ripalda: Casa, vestido y sustento. Y bueno, andamos sin casa, sin sustento y sin vestido la inmensa mayoría de los mexicanos, 52 millones nos dicen los anuncios oficiales sobre la pobreza, después de cien años y no sabemos cuántos más…
         Los mexicanos no andamos viendo si tenemos para comprar y gastar o endeudarnos más con un “buen fin” ,que no es más que la publicidad para jodernos más; queremos tener un empleo seguro, una casa digna, la educación asegurada para nosotros y los hijos y los hijos de nuestros hijos, la atención para la salud, los alimentos seguros y buenos, sanos, como cualquier ciudadano, un empleo que nos garantice la solución de los gastos y nos brinde seguridad, alegría y felicidad. No entendemos mucho sobre leyes y leyes ni enredos de políticos y funcionarios o transas de éstos con los comerciantes, empresarios y banqueros, sabemos que son socios y cómplices en los robos y en los desvíos y negocios que se hacen por medio de los recursos de todos pero que quedan en unos cuántos bolsillos, los de ellos; pero  bien sabemos que queremos libertad y seguridad no entendemos muchos sobre las “grillas”, las transas y las finanzas que se hacen desde la política con el cuento de la democracia, con esa o sin esa, no comemos ni gozamos de seguridad ni tranquilidad para las familias. Por eso, solamente, queremos eso que se llama Justicia Social: casa vestido y sustento, no más, no somos ambiciosos, sabemos que miles mueren de hambre y unos cuántos de sobrepeso, por tragones. Por ejemplo, lo que consume un norteamericano de clase media es lo que consumirían más o menos cincuenta gentes pobres en un país como el nuestro. Así que no queremos quitar a los demás el pan de la boca, queremos solamente el que nos pertenece y que es el justo. No queremos estar recibiendo limosna y ayudas o apoyos que no solucionan y encadenan, sino que queremos un empleo digno y bien pagado, donde nos podamos realizar, crecer, apoyar, tener felicidad en el trabajo, que sea un motivo de realización no un motivo de queja, resentimiento y enojo. No es mucho lo que solicitamos sabiendo que con lo que se roban los políticos y los funcionarios y con lo que se hacen con sus negocios y el manejo de nuestros recursos, podríamos ir poco a poco, día a día, resolviendo muchos problemas y dando certidumbre a muchas familias que hoy solo viven en la angustia, en la desesperación, en el hambre y la miseria. Esto es por lo que supuestamente murieron un millón de mexicanos, para hacer la Revolución y poder alcanzar la Justicia Social y, tal parece que nos la robaron y se quedó en la ROBOLUCIÓN, para unos cuántos, para los que controlan por medio de la política, el poder y la riqueza, LOS DEMÁS, SEGUIMOS ESPERANDO…y bueno siempre hay esperanza, ilusión y ojalá no la vuelvan a destrozar con engaños y nuevos robos, impunidades y más y más “robolución”.
         Es curioso que en los procesos los que mueren son los que tienen la visión clara del cambio, los que tienen el valor de elevar las razones para iniciar una lucha, los que son seguidos para esto, los miembros del “infeliciaje nacional”, son los que aportan, también, sus vidas, con la esperanza de una nueva vida o de una mejor vida que, por supuesto, tarda para llegar. Un millón de muertos deja la revolución y, en la actualidad, según las verdaderas cifras tratadas por especialistas,  los muertos de una “guerra de Calderón”, alcanzan casi un diez por ciento de aquella lucha que cambio el rumbo del país y que le dio soberanía hoy perdida y visión nacionalista, también acabada por un gobierno entreguista que jamás peleo nada y entrego todo el esfuerzo nacional y la vida que prometió defender, todo por el poder, por conservar el poder disputado y no ganado en una contienda electoral real y honesta, todo para hacer y continuar haciendo de la política un negocio. Cien mil muertos y miles y miles de desaparecidos, miles de desplazados, miles de encarcelados, unos culpables y metidos en los grupos mafiosos y, otros, inocentes, víctimas de la publicidad y de las estadísticas de los grupos de la policía, tal como se van descubriendo en cada paso.
         Un millón de muertos en una revolución con guerra que tenía un sentido y que pierde el rumbo en el proceso, para hacerse “robolución”, para que los bienes de todos quedaran nuevamente en las manos de pocos, para continuar saqueando las arcas públicas y hacer negocio por medio del poder y con los poderosos, los que jamás olieron la pólvora ni aportaron nada y por medio de sucesivos procesos, lograron robarnos a todos y, lo que es la vida o la visión de la muerte, en otro proceso, lanzado por un presidente de derecha, de los que se opusieron a los procesos de la “revolución” y quedaron como aquellos a los que combatieron, haciendo mancuerna, declara una guerra sin sentido, sin llamarla, de sus pantalones y, para cubrir sus necesidades, para demostrar que podían actuar en contra de todos los que se le opusieran por medio de las armas, logró el apoyo y la bendición de los gringos que también nos hacen daños y tragedias, logra que se declare una “guerra” que, hoy, dice, que no lo es, pero que deja cien mil muertos y miles y miles de desaparecidos, miles de encarcelados, miles de mutilados, miles de desplazados para justificar compras nuevas de armas viejas y permitir que nos controlen por medio de los cuerpos de la “inseguridad”, para garantizar sus negocios y sus bienes, sus fronteras y darles argumentos para hacer o inventar una guerra, como todas las que se inventan porque no son necesarias para los demás, para todos, sino para los negocios y los intereses de unos cuántos, como hoy vemos, que policías inmorales, están llenos de soberbia y de riquezas, que son los que hoy controlan la agenda política nacional. Ya no son los programas sociales, en la “robolución”, son los programas para proteger los intereses, bienes, vidas y negocios de unos cuántos que controlan el poder, con el poder económico y el para policíaco, la fuerza y los intereses de los gringos no de los mexicanos…así de jodidos estamos o nos han dejado…
         Y, como dicen en algunos pueblos: “si no gano arrebato”, así, el michoacano panista, confrontando con aquellas ideas cardenistas, se violenta y declara guerras para que jodan a todos los mexicanos, a los que no podemos defendernos, sacan y dan vuelo a los malos para que ellos inicien el pretexto de la misma, les dan armas gringas, violentando la seguridad del país y contrabandeando, aliados con los gringos que las dan y las regalan, para continuar matándonos y después, claro, nos veden las mismas y fortalecen a sus policías con los que les sirven, que no son nuestros, para controlar la policía, la economía y a todos los que tratamos de sobrevivir aquí… este es el resultado. La mejor manera de hacer la contrarrevolución es hacerla “robolución” y, así, lo han logrado.

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