lunes, 17 de enero de 2011

Presidente: no se deje engañar ni mangonear

Para que todos lo entiendan, aunque nadie lo comprenda, el presidente, Felipe Calderón ,dice que no dijo nada sobre la “guerra” contra el narcotráfico o contra la delincuencia organizada. Como si la memoria fallara día a día mientras la guerra sorprende a todos en 2010, como el año de mayor violencia en este sexenio. Pero los políticos piensan que todos somos tontos o no tenemos memoria, pero esto no es lo que debemos discutir, por ello me he permitido poner algunas reflexiones del libro “LA LEY 50” escrito por Robert GREENE, publicado por editorial Océano y que cuenta las experiencias de vida y de muerte de Curtis James Jackson, experiencias de la realidad y la violencia en las calles de los Estados Unidos. “POCAS PERSONAS TIENEN EL TINO DE PREFERIR LA CRÍTICA QUE LAS HARÍA MEJORES AL ELOGIO QUE LAS ENGAÑA”: Francois de la Rochefoucauld

“En lo que hacemos para el comercio o la cultura, siempre hay un momento significativo: cuando el trabajo abandona nuestras manos y llega al público al que está dirigido. En ese instante deja de ser algo que estaba en nuestra mente y se convierte en un objeto que es juzgado por otros. Toca una cuerda sensible, resuena y tiene calidez. Cumple una necesidad. Otras, deja a las personas sorprendentemente frías; y habíamos imaginado que tendría un efecto muy distinto”.

“Este proceso puede parecer un poco misterioso. Algunas personas semejan tener un don para crear cosas que resuenan en el público. Son grandes artistas, políticos en sintonía con el pueblo u hombres de negocios inventivos. A veces nosotros producimos algo que surte efecto, pero no sabemos por qué, y esto nos impide repetir nuestro éxito”.

“Sin embargo, un aspecto de este fenómeno sí es explicable. Todo lo que creamos o producimos va dirigido a un público, grande o chico, dependiendo de lo que hagamos. Si somos de quienes viven encerrados en ellos mismos, imaginando lo que le gusta a la gente o sin siquiera pensar en eso, este espíritu se reproduce en nuestro trabajo. Ése no está en contacto con el entorno social; es producto de una persona absorta en sí misma. Si, por el contrario, estamos en hondo contacto con el público; si tenemos una noción clara de sus necesidades y deseos, lo que hacemos tenderá a resonar. Hemos interiorizado la manera de pensar y sentir de nuestro público, y eso se demuestra en la obra.”

“La carrera del gran escritor ruso Fiodor Dostoyevski tuvo dos partes muy diferentes: en la primera, él fue un socialista que interactuaba con otros intelectuales. Sus novelas y cuentos tenían relativo éxito. Pero en 1849 se le sentenció a varios años de prisión y trabajos forzados en Siberia, presumiblemente por conspirar contra el gobierno. Ahí descubrió de repente que no conocía al pueblo ruso. En la cárcel se vio entre la escoria de la sociedad. En la villa donde hacía trabajos forzados convivió al fin con el campesinado, predominantemente en el país. Una vez en libertad, todas esas experiencias arraigaron en su obra, y sus novelas resonaron de pronto más allá de los círculos intelectuales. Conocía a su público –la masas rusas- desde dentro, y su obra se hizo muy popular.”

“Comprende: no puedes disfrazar tu actitud ante el público. Si te sientes superior, parte de una élite selecta. Tu trabajo transmitirá una sensación de condescendencia. Si tienen un poco acceso al público al que quieres llegar pero crees que tus ideas no pueden no ser interesantes, es casi inevitable que tu obra parezca demasiado personal, producto de un alienado. Como sea, lo que realmente predominará en el espíritu de tu labor será el miedo. Interactuar de cerca con el público y conocer su reacción podría significar que tienes que ajustar tus “brillantes” ideas, tus nociones preconcebidas. Esto podría poner en duda tu pulcra visión del mundo. Podrás disfrazar eso con un barniz de esnobismo, pero es el inveterado miedo al otro.”

“Somos seres sociales y hacemos cosas para comunicarnos y relacionarnos con quienes nos rodean. Tu meta debe ser eliminar la distancia entre tu público (la base de tu soporte en la vida) y tú. Parte de esta distancia es mental: procede de tu ego y la necesidad de sentirte superior. Otra parte es física: la naturaleza de tu ocupación tiende a aislarte del público a fuerza de capas de burocracia. EN CUALQUIER CASO, BUSCA EL MÁXIMO DE INTERACCIÓN, LO QUE TE PERMITIRÁ HACERTE UNA IDEA DE LA GENTE DESDE DENTRO. SUS CRÍTICAS Y COMENTARIOS ACABARÁN POR BENEFICIARTE. Si operas así, lo que produzcas no dejará de resonar, porque vendrá de adentro. Este profundo nivel de interacción es la fuente de las obras más impactantes y populares en la cultura y los negocios, y de un estilo político de contacto verdadero con la ciudadanía”

Si los políticos entendieran que, desde la época de Catalina la Grande los gobernantes son engañados por sus lacayos y burócratas, que no piensan en el buen gobierno sino en su enriquecimiento y sus particulares intereses, sabrían que pueden cambiar muchas de las relaciones con la sociedad y en verdad servirle y no servirse de la sociedad, como lo hacen en la actualidad. El no engañarse o dejar que lo engañen hace el milagro de la solución a muchos problemas sociales y logra una gran relación con la realidad y con la sociedad. Por eso no entiende el gobierno ni el presidente que la gente no le entienda, ni apoye ni comprenda. él está engañado por sus burócratas, policías, políticos y relaciones que conforman su grupo de lacayos, socios o cómplices en el poder, para enriquecerse, no para servir a la sociedad que lo eligió o supuestamente le brindó un voto, que hasta la fecha está en duda. Para no perder la realidad hay que conocerla y aceptarla. Para cambiar la realidad hay que conocerla, porque demagogia también es la distancia que existe entre lo que UNO QUIERE QUE SEA Y LO QUE EN VERDAD ES. Si el presidente quiere que cuando menos se le entienda, no puede recurrir la la demagogia ni al engaño, lo hace no por mala fe, sino porque está en manos de una burbuja del poder que le rodea para enriquecerse y no para brindar soluciones y seguridad a los mexicanos. La policía política debe investigar, no gobernar, como lo hace en la actualidad… el presidente, no puede dejar en manos de la policía política la agenda de gobierno porque está en serio peligro y puede llegar a establecer una dictadura de derecha que provocará violencia y desprecio entre la sociedad, la división es clara y los resultados indican el mal camino de las políticas de gobierno, a tal nivel que, nadie, pueden entender los “triunfos de la guerra que dice el presidente: no dijo que era guerra” pero que lleva en 2010, más de 15 mil muertos y miles de secuestrados y desaparecidos que no están contabilizados…

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