sábado, 22 de enero de 2011

Dar gracias por todo

La vida me ha enseñado que todo se hace con disciplina y constancia, con esfuerzo, dominando día a día lo que se hace y, sobre todo, hacerlo con amor, con devoción, con cariño, con alegría, si no tenemos esos elementos no podemos gozar nuestros empeños y quehaceres, al contrario, se convierten en un suplicio. Pero la realidad es que la vida ha sido muy bondadosa conmigo, me ha permitido siempre hacer lo que me gusta, gozar mi trabajo, gozar mis empeños, sostener por medio de ese esfuerzo diario a mi familia, con modestia pero no se requiere de mucho para ser feliz en la vida cuando se tiene el cariño de los suyos, de sus amigos, de sus afectos, cuando podemos leer con tranquilidad, cuando podemos sentarnos a escribir con paciencia y reflexión, cuando podemos salir a ver los goces que diariamente nos proporciona la naturaleza día a día y minuto a minuto, cuando podemos sentirnos satisfechos y tranquilos con nuestro esfuerzo y cuando podemos dar gracias al Creador por toda lo que tenemos y gozamos, contado nuestros bienes y no lamentándonos o solicitando lo que no tenemos por el esfuerzo del diario.

Y por qué razón no pude enviar mis colaboraciones durante varios días?. En la realidad, me sentía cansado, pero sobre todo, estaba abrumado por una larga espera que tuve que hacer en un lugar paradisiaco como lo es Can Cún, ahí, estuve por varios días, esperando una reunión para lograr hacer nuevos comentarios y, por desgracia, los primeros días, me perdí por impaciente de gozar ese lugar, hasta que entendí que no podía menos que aceptar los tiempos y las circunstancias y me puse a dar gracias a Dios por esa gran oportunidad en mi vida y me dediqué a gozar los paseos y hacer ejercicio, así, entendí que era bueno tener la gran alegría de la paciencia y poder dar gracias por esas experiencias y esas oportunidades que la vida pone a uno como aparentes pruebas cuando en realidad nos quiere dar una gran sorpresa y proporcionarnos una enorme alegría. Así que me senté a meditar y orar, la meditación y la oración es una práctica de muchos años, lo hice desde que estuve detenido en Lecumberri por los sucesos estudiantiles de 1968, ahí entendí lo que era la paciencia y lo que significaba el valor de la vida y la experiencia de muerte diaria que teníamos en nuestro acontecer en ese horrible lugar, pero ahí, nos formamos y nos educamos con nuevos elementos que dieron fuerza a nuestro quehacer del diario. No hay mal que por bien no venga, y esto es verdad, cuando sabemos reconocer lo que son las experiencias de vida y de muerte que tenemos que pasar y lo que nos dejan como experiencia para nuestro hacer del día.

Efectivamente, me perdí, por muchas razones técnicas, vamos a decirlo, de la oportunidad de escribir al día y enviar mis colaboraciones, pero después, entendí que tenía que reflexionar mucho sobre lo que acontecía. Claro que las colaboraciones de radio siguieron como siempre, la tecnología y los medios electrónicos de comunicación tienen alcances inmensos y pueden ser aprovechados en cualquier momento que se requieran, así, en el programa que trasmite diariamente Don Roberto Avilés Candía, pudimos colaborar en la radio, en su noticiero que llega al Norte de Tamaulipas y el Valle de Texas, con esa libertad y frescura que permite una empresa y una buen conductor y director de los programas, cuando sabe que el valor de la honestidad en la palabra y la reflexión son vitales para conservar la confianza de sus radioescuchas. Y tenemos que decir, con confianza y honestidad que, no es este el sistema que siempre se sostiene en las colaboraciones de los comentaristas de los programas, hay muchas empresas que responden a los intereses políticos de la región o bien, con el cuento de que: “el que paga manda”, existen restricciones a decir la verdad o a comentar hechos que consideran los políticos o empresarios, pueden generarles problemas, por esa razón, cuando uno tiene la gran oportunidad de poder decir con honestidad lo que piensa y lo que reflexiona, con valor y confianza, tenemos que dar gracias a los directores de los programas y a los empresarios que permiten esa libertad en la expresión y la comunicación, no es sencillo hacerlo, por ello, tiene un enorme valor y tenemos que reconocerlo. Y bueno, ya estamos de nuevo en la “talacha del día”, ya nos sentimos con alegría de emprender las tareas que no son rutinarias, sino que son parte del esfuerzo que nos permite sobrevivir y dar a los nuestros los recursos para que tengamos un modesto pero feliz sistema de vida. Gracias, Dios mío, por esta gran oportunidad, gracias a todos los que nos apoyan y a todos los que nos escuchan y leen, porque son parte del sustento y parte del reconocimiento a nuestro esfuerzo, por ello, queremos servirles, siempre, con honestidad y valor. Mil gracias.

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