miércoles, 12 de enero de 2011

Juzga a la gente por sus actos, no por sus palabras

Creo que es normal que retornando de unas vacaciones por Can Cún, recordando las bellas playas, los enormes precios marcados en todos lados en dólares, como si ya fuéramos una colonia de los estados Unidos, los amaneceres y atardeceres, las risas de los hijos y los gratos momentos en donde pretendemos olvidarnos de deudas, problemas, negocios, empleos, tragedias, violencia, es lógico que tengamos una enorme flojera para reiniciar actividades, las cotidianas, las que nos obligan a leer las tragedias y dolores en México gracias a la voracidad y la corrupción de nuestros “gobernantes”, a observar y llevar registro de sus barbaridades, de sus complicidades, de las corruptelas y del cinismo que tienen para continuar jodiendo al pueblo de México que sigue ciego, sordo y mudo, ante esa tragedia nacional… por alguna razón se dice que: “Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen” y a pesar de que creemos que el pueblo mexicano no se merece el cinismo, voracidad y corrupción de éstos “desgobernanes” que padecemos, tenemos que reconocer una enorme cobardía en los ciudadanos para reclamar sus derechos y exigir que cesen los robos y abusos de los funcionarios, políticos, banqueros y policías que son la mafia de la “verdadera delincuencia organizada en el país”…!en verdad, qué hueva volver a escribir sobre lo mismo!… pero ni modo cuando menos creemos que algún despistado podrá reflexionar sobre lo que escribimos a pesar de que a muchos cínicos funcionarios, políticos, banqueros y policías se revuelquen de coraje por lo que decimos…


Pues en este tiempo de vagancia y de estar con los seres que amo, medio pude leer un extraordinario libro escrito por Robert Greene: “LA LEY 50”, quién también ha escrito “Las 48 leyes del poder”, “Las 33 estrategias de la guerra”, “El arte de la seducción” QUE TRATA DE LA VIDA Y EXPERIENCIAS DE VIDA DE Curtis James Jackson, “conocido en el mundo del rap como 50 CENT”. Este es un libro escrito con las experiencias de vida y de muerte de un hombre de la calle, que sufre y vive la realidad violenta de los tiempos actuales, es una obra interpretada y “sesudamente” escrita por un teórico del poder, un intelectual que no puede dejar de ver que en el poder y en la vida lo que realmente cuenta es la realidad, esa realidad que olvidan los hombres que gozan del poder y que, por tal motivo, tienen al mundo volteado y sin sendero seguro y paso firme.

Esta es la historia y las experiencias que deja la violencia cotidiana, la de la calle, no deja de sentir la violencia institucional, la que generan los policías, los banqueros, los políticos, los funcionarios, esa violencia que pretende “domesticar” a los ciudadanos para que acepten todas las brutalidades del poder y para que nadie se queje, para que nadie proteste, para que nadie grite y nadie se rebele contra la mafia del “crimen organizado desde el poder institucional”.

Así escribe: “Hoy hemos vuelto a un punto similar a la época prerrenacentista. El conocimiento se ha inmovilizado de nuevo en categorías rígidas, y los intelectuales se aíslan en guetos. A las personas inteligentes se les considera serias debido a que se encierran en un campo de estudio en el que su visión es cada vez más miope. A quien cruza esas inflexibles demarcaciones inevitablemente se le considera diletante. Al terminar la universidad, a todos se nos alienta a especializarnos, aprender bien una cosa y ceñirnos a ella. Acabamos asfixiándonos en al estrechez de nuestros intereses. Con todas esas restricciones, el conocimiento no fluye. Pero la vida no tiene esa categorías; son meras convenciones que obedecemos ciegamente”

Y dice en otra de sus partes: “En la guerra u otra competencia, no prestas atención a las buenas o malas intenciones de los demás. No importan. Así debe ser también en el juego de la vida. Todos queremos ganar, y algunos usarán justificaciones morales a su favor. Pero fíjate sólo en las maniobras de la gente: sus actos pasados y lo que puedes esperar de ella en el futuro. Sé absolutamente realista en esto. Debes saber que todos buscamos poder, y que para conseguirlo a veces manipulamos y hasta engañamos. Así es la naturaleza humana, y no hay por qué avergonzarnos. No tomes las maniobras ajenas como algo personal; limítate a defenderte y avanzar”

“Comparte de este ejercicio, sé un mejor observador de los demás. Y no podrás hacer esto por internet, sino en la interacción personal. Trata de interpretar a la gente, entrever lo mejor posible sus intenciones. Así entenderás, por ejemplo, que si alguien que de buenas a primeras se muestra demasiado cordial no suele pretender nada bueno. Si te adulan, comúnmente es por envidia. La conducta ostentosa y exagerada es una señal. No caigas en la trampa de los gestos grandilocuentes de los demás, del rostro público que adoptan. Pon más atención en el detalle, en las pequeñas cosas que revelan en la vida diaria. Sus decisiones son muy reveladoras, y a menudo discernirás un patrón si las analizas de cerca.”.
“En general, mirar a la gente con el cristal de tus emociones nublará tu visión y te hará malinterpretar todo. Aguza tu vista en dirección a tus semejantes; vuélvete penetrante, objetiva y libre de perjuicios”…

Cuando podemos dominar este sistema de ver la realidad y vivirla, es cuando entendemos los cambios que tienen los políticos ya que al tomar el poder tienen que ajustar sus intereses y compromisos dentro del marco de grandes negocios y es por ello que, una cosa es su discurso y otra la realidad del poder, cuando sus cuates, socios o cómplices, llegan a devorar los presupuestos y enriquecerse por medio de los contratos y obras que pagamos todos y que no sirven para nada; en muchos estados esta realidad la vemos cada año, cada gobierno o desgobierno, cada grupo de políticos, banqueros, policías y funcionarios que se enriquecen a costillas nuestras, robándonos, engañándonos, cínicamente, dando un discursos y comprometiendo una realidad distinta a sus palabras y promesas, así es como podemos entender las cosas pero también tomar conciencia y buscar soluciones a esta problemática y cinismo de la mafia del poder… ojala, como los perritos, algún día, los ciudadanos, abramos los ojos, veamos la realidad y cuando menos, ladremos o nos mostremos decididos a defender lo nuestro y a obligar a los cínicos del poder a respetar nuestros derechos. Callados, tal vez , nos veamos más bonitos pero seguimos siendo unos soberanos pentontos, no ciudadanos honorables que nos sabemos respetar y hacer que nos respeten… muchos dicen que si protestamos nos encarcelan, nos pueden matar o romper la cara y, la realidad, nos dice que vivimos encarcelados por una mafia y sus intereses, que nos matan sin más ni más y que si nos rompen la cara, cuando menos tenemos una oportunidad de rompérselas a los mafiosos del poder. En todo hay riesgo.

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