martes, 18 de noviembre de 2008

La violencia de las pandillas

“NO BASTA EL CRECIMIENTO; POR SÍ SOLO NO ASEGURA MAYOR IGUALDAD. HACEN FALTA TAMBIÉN POLÍTICAS PÚBLICAS.. HACEN FALTA POLÍTICAS LABORALES DISTRIBUTIVAS PARA DISMINUIR LA POBREZA.. NO SE TRATA DE EMPOBRECER A LOS RICOS, SINO DE ENRIQUECER A LOS POBRES”.. CARLOS FUENTES.

Hace unos días, una de mis comadres, me comentaba sobre uno de los chicos que nos ayudaban en la casa, Nacho, este quería, aparentemente, continuar con sus estudios y le dábamos en la familia una especie de beca y la sorpresa ha sido que ha dejado de estudiar y no terminará la secundaria. Su madre lo envío a una carpintería con la esperanza de que tenga cuando menos una ocupación. Cuando pregunté la razón que daba me comentaron que sostenía que ya no quería ir a la secundaría porque un grupo de pandilleros lo traía asoleado, le golpeaban y le exigían dinero para su protección o bien le quitaban las cosas o le exigían que comprara droga e inhalables para ellos. Otro chico también dejaba la escuela secundaria por idénticos motivos y así hay infinidad de historias que llevan a los chicos a truncar su estudio y con ello, dar un vuelco a su vida, a su esperanza de vida, con el fracaso completo.

Y a pesar de ser historias repetidas sobre la violencia generada en las escuelas públicas o privadas en contra de chicos que no se integran a las pandillas y los agarran de “puerquitos”, las autoridades no hacen nada, no saben nada, le hacen al tonto y dejan a un lado el atender el problema alegando que este tipo de conductas las tienen que resolver en las casas y que ellos cumplen con avisar, de malas conductas, a los padres. Los maestros alegan que no pueden hacer nada para el manejo de la conducta de los chicos a su cuidado porque de inmediato les acusan de violencia física, de hostigamiento o de violencia sexual. Cuando se afecta a un estudiante y se le castiga, no faltan acciones de los padres acusando a los maestros de mil mentiras o exigiendo que los destituyan de sus empleos y así, muchos padres drogadictos o con problemas de alcoholismo o de personalidad, son los primeros que incitan a sus hijos a que se conviertan en distribuidores o en el manejo de la protección a los estudiantes, con el fin de ganar dinero fácil.
El manejo de las pandillas es de tal magnitud que los maestros son amenazados o agredidos en lo personal o en sus propiedades y en lugares como Oaxaca, esas agresiones las escudan bajo el manto de que son “charros o de derecha” o riquillos que no comprenden a los pobres y a los marginados, el caso es que los maestros, con tal de no tener problemas, conflictos, amenazas y agresiones para ellos o sus familiares, prefieren hacerse de la vista “gorda” y dejar que las cosas pasen. El problema es que este tipo de violencia tan común y exhibida en los sitios de internet, porque los mismos pandilleros las gravan por medio de sus celulares, sirven para intimidar mucho más a los alumnos y alumnas que no se pliegan a su control y protección.

Los sitos donde se pasan esos videos de teléfono, donde se muestra la agresión de los pandilleros o las ofensas y violaciones que se hacen contra otros indefensos, están a la vista de todos, de padres, autoridades y maestros, sin embargo andamos haciéndole al “Tío Lolo” y no atacamos la violencia que afecta a los estudiantes desde primaria a profesional, gracias a que los policías se mueven en otros temas y se encargan de ocupar su tiempo y esfuerzo en el enriquecimiento, en la protección a los delincuentes o en el control para garantizar la impunidad o el desempeño de sus socios y cómplices, pero no hacen nada para cuidar la violencia en contra de miles de niños y jóvenes que la resienten día a día y, cuando no pueden más, optan por el abandono de sus estudios. Bueno, ni los padres hacen nada y se quedan aterrorizados por la violencia o no saben cómo tratarla con sus hijos para enfrentar a esos nuevos pandilleros que lastiman seriamente a la sociedad.
Por supuesto que poco se puede hacer para evitar el que suban a los sitios de internet esas grabaciones de sus perversidades y maldades, pero ahí están los actores y nadie los llama a cuentas, por esa impunidad es que aumentan las acciones en contra de los estudiantes y si quiere estar en paz o medio en paz, pues tienen que dejar sus pocos recursos para la “protección en las escuelas” o bien, afiliarse a las bandas para que en la violencia y en el pandillerismo montonero, puedan conservar ese poder que nadie les disputa en las escuelas, iniciándose el proceso de degeneración para terminar en el crimen o en las drogas..

Claro, los policías, no tienen esos problemas con sus hijos porque ellos controlan a los padres que normalmente tienen cuentas con la justicia o bien, son los promotores de esos grupos en la distribución de drogas o en el “enganche” de chicos y chicas dedicados a la prostitución o de “burros” en las diferentes áreas que ellos controlan.

La realidad es que todos saben en dónde se encuentran las guaridas de esos grupos de pandilleros, dónde se reúnen o bien dónde operan en las escuelas y en qué dimensiones, pero ninguna autoridad logra realizar cuando menos un investigación para conocer la dimensión del problema y de los conflictos. Los padres, no tienen medios ni gozan de mecanismos para hacerlo y, los maestros, al igual que las familias están indefensos ante los embates criminales de esos grupos de pandilleros. Total, estamos peor que cuando estábamos mejor, como diría el indito. Mientras tanto, los políticos, los funcionarios, los policías, los empresarios de la seguridad privada, los empresarios del ramo, los financieros, no hacen absolutamente nada, porque sería como atentar en contra de sus intereses, ya que la “seguridad”, es otro de los grandes negocios que existen en el país. Mejor que la política o íntimamente ligado a la política, sobre todo, cuando vemos que el presidente, en vez de atender los problemas fundamentales, está atendiendo la agenda que le marcan los grupos de “seguridad”, que es la nueva política, dejando la del empleo a un lado, porque es más difícil generar empleo que rollos de “seguridad”… por eso estamos como estamos.

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