martes, 11 de noviembre de 2008

Complicidades y asesinatos

Han pasado los días de muertos. Muchas historias se escuchaban sobre la muerte de tal o de cual amigo y familiar. Muchos perdieron el tiempo en los panteones alegrando o haciendo nostalgia de los recuerdos, cantando e invitando los tragos a todos los que pasaban. Otros, se apuraban en poner en orden los destrozos del tiempo y pretendían arreglar las tumbas de sus muertos colocándoles flores, alimentos que les gustaban y haciendo gala de los recuerdos. No hay duda, cuando uno falta, el valor aumenta, cuando menos, es una de las ventajas del tiempo. Si todo esto hubiera sido en “VIDA, Hermano, en vida”, las cosas se mostrarían distintas. Ya muerto, no se vale hablar mal o bien del difunto, decían los viejos de mi pueblo, total, están cumpliendo lo que se tiene que cumplir: “Polvo somos y en polvo nos convertiremos”.

Claro que existen muertes que no se pueden explicar, que no se pueden aceptar porque no son producto de la naturaleza y del tiempo sino que son producto de las ambiciones o de las malas intenciones de otros, ajenos a nuestras vidas, teniendo como fin el obtener dinero, no importando el inmenso dolor que generan en las vidas de sus seres queridos que no pueden entender acciones como las que se han dado en el caso de secuestros, donde los asesinos, han liquidado a los secuestrados una vez cobrados los dineros para que no les reconocieran y no les importa que fueran amigos de tiempo o que sus familias, siempre se hubieran comportado como gentes en las necesidades de los secuestradores. Claro, hoy, los tiempos invitan a que muchos realicen los secuestros como una moda, buscando dinero porque son incapaces de generarlo con su empeño y trabajo, así, muchas familias se envuelven en este infierno y hacen un infierno la vida de muchas otras con el afán de lograr dinero por medio del secuestro, del dolor, de la traición y del asesinato.

Hace unos días, comentaba sobre el asesinato de un niño de cinco años a los que sus secuestradores y asesinos le inyectaron ácido para evitar que les reconociera y resulta que las familias Betanzo y Manjares Granados, se conocieron de tiempo, por motivo de sus actividades como comerciantes en Iztapalapa. Así nació su amistad, al grado que, cuando Víctor, cumplía 15 años, la familia de la víctima, José Javier de 5 años, compraron el pastel y pusieron su casa para la fiesta. Esa misma casa que sirvió para el velorio de la pequeña víctima que fuera secuestrada el 26 de Octubre y asesinada el miércoles siguiente.

Los padres de la víctima aún se preguntan cómo fue que Víctor, el adolescente que vio crecer a su hijito, participaba en el secuestro y algunos dicen que porque los adultos lo convencieron ya que sabían que conocía a la víctima, porque hasta fotos de él, traía en su poder. Víctor, lo llevó a un taxi y el taxista se dio cuenta que el niño tenía miedo y cuando vio su fotografía en la televisión, buscó a la familia y condujo a la policía a la casa donde dejó a Víctor en San Vicente Chicolapan, donde fueron detenidos sus padres Irán Manjares y Jazmín Granados, Leobardo Delgadillo y Rutilio Carrera, ahí, se dieron cuenta que, aunque cobraran el rescate de 300 mil pesos, el niño, los podría reconocer, por eso decidieron asesinarlo inyectándole directamente ácido al corazón de la criatura.

Cientos de vecinos y los compañeros de la escuela de José Javier, acudieron a su entierro con enorme dolor, un dolor que seguramente no terminará como no terminará el tiempo para pagar por este asesinato de un criatura inocente, que fuera asesinada con lujo de crueldad por una familia que gozaba de la confianza y de la amistad, a las que traicionaron por un puño de billetes.

Pero las tragedia no quedan en este campo, por ejemplo, hace unos días, bajando de su auto frente a su domicilio, fue asesinado de un balazo Guillermo Martínez Arguello, quien fuera asesor del diputado local perredista Agustín Guerrero y por lo que se generaron muchas especulaciones sobre su asesinato. La realidad es que Marco Antonio Estrada Quiroz, alias “El MX”, pagó 25 mil pesos para que fuera asesinado porque tenía rencillas con este asesor.

Para esto, el MX, contrató a Arturo García Vega, en la Colonia Doctores, quién por cinco mil pesos buscó y contrató al asesino al cual le pagó 20 mil pesos. Manuel Cabrera Pérez, es el asesino a sueldo que cobra veinte mil pesos para eliminar a un hombre, esto nos muestra la falta de valores, al grado que la vida de una gente, es valorada por poco dinero y de tal suerte que cualquier número de gentes, están en este servicio de sicarios que se presta a la eliminación de muchas gentes que aparentemente son asesinadas como si fueran víctimas de algún asaltante que se puso nervioso. En el Distrito Federal, según reconocen los asesinos, existen varias colonias donde se pueden contratar a muchos sicarios para “hacer los trabajitos”.

En los estados de la República también existen esos grupos de asesinos que cobran cualquier cosa para matar a quién sea y respondiendo a que el asesino “se queda con la pistola y cobra normalmente, para cualquier cristiano que no genere escándalo, diez mil pesos, para los de mayor escándalo cobran un poco más, porque tienen que abandonar la plaza”. La realidad es que este sistema se ha usado para los secuestros donde algunos importantes personajes, son los verdaderos “genios” y autores intelectuales de ellos y, para esto, contratan a los que secuestran a la víctima y la entregan a otro grupo que es el que la cuida y otro grupo que no se conoce con los demás es el que, recibiendo instrucciones de los verdaderos secuestradores, son los que negocian la entrega de dinero o bien los que determinan el asesinato de la víctima cobrando o no los rescates. En todo este proceso, en la inmensa mayoría de los casos, existe la protección y la complicidad con los grupos de la policía municipal, estatal y federal para que este proceso se lleve con éxito y por tal motivo aumenta el delito.

Con el pretexto de las investigaciones “confidenciales,” los policías políticos en el país tienen el poder de ingresar a las cuentas bancarias y a los recursos que manejamos los mexicanos y desde ahí, conocen los movimientos ya que, además, con el cuento de que pueden investigar todo, también establecen las intervenciones de teléfonos y de correos electrónicos, para conocer los movimientos de sus víctimas, por tal motivo, ellos son los que van determinando los pasos en las acciones de los secuestradores o a los que sirven para cobrar adeudos de otros grupos.

Ahora, este proceso, también se utiliza en la política y por medio de las amenazas o de los secuestros reales, se impide que algunos personajes o grupos participen en las luchas electorales en muchas comunidades; los políticos también usan este tipo de presiones para generar secuestros y ellos sean los mediadores con las autoridades judiciales para “rescatar a las víctimas” y para ello, en vez de pagar los rescates, aceptan los regalos de ranchos y propiedades, tal como se han visto en muchos sitios, cuando los políticos “muertos de hambre” de pronto, son propietarios de varios ranchos adquiridos de esa forma.

En fin, la realidad es que los delincuentes y los políticos al lado de los policías, son los verdaderos administradores de esos “negocios” que solamente producen muertes, lágrimas y dolor a miles de familias y ofenden a la sociedad, por esa razón, en el próximo proceso electoral del 2009, votaremos para cambiar las cosas que destruyen a la sociedad, generan desconfianza y provocan indignación y malestar social en contra de políticos, policías y delincuentes. Total, somos más las víctimas que los victimarios y hay que eliminarles y denunciarles públicamente…

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