viernes, 25 de abril de 2014

Perder el tiempo

Muchos días puedo hacer algo de meditación; estoy convencido que al hacerla vamos entrando a ser uno mismo y entender que el amor es para compartirlo. Es como si entendiéramos, por medio de la meditación nos brinda el tesoro y el amor nos permite el compartirlo. Es así como nos comportamos cuando sabemos el valor de dar y de servir, pero cuando platicamos con los políticos y funcionarios, éstos, solamente nos hablan de resultados y de cosas materiales y no de los valores y del amor o de la solidaridad, tal vez, por esa razón, los vemos tan lejanos y sabemos que los políticos se sirven de la política para su provecho y bienestar, no para servir y procurar el bienestar de los demás.
         Nos cuentan que en una pequeña historia se dice que tres viajeros llegaron a Roma y fueron recibidos por el Papa, quién le preguntó al primero: “Cuánto tiempo te vas a quedar en Roma”. El hombre respondió: que tres meses. El Papa dijo: “Entonces podrás ver bastante de Roma”. Al segundo viajero le hizo la misma pregunta y contestó que él se quedaría solamente seis semanas. El Papa comentó: “Entonces podrás ver más que el primero”. El tercer viajero anunció que únicamente se quedaría dos semanas en Roma, a lo que el Papa, comentó: “Eres afortunado, porque será capaz de ver todo”.
         Así, con tales contestaciones, todos quedaron desconcertados porque no entendían el mecanismo de la mente. Así que hay que pensar: “Si tuvieras una vida de mil años, tal vez os perderías mucho, porque no dejarías de postergar cosas, pensando en que sobra el tiempo. Pero en realidad la vida es corta así que uno no puede darse el lujo de posponer y a pesar de ello, la gente lo hace, y por esa razón, corre muchos riesgos”. Cuando uno se puede imaginar que solamente le queda un día o algunos días de vida, seguramente no se dejaría nada para otro día, no se pensaría en cosas innecesarias e inútiles, nada se olvidaría, se podría brindar amor, rezar y meditar para entender lo que sucede. No se puede postergar, como dice Osho, las cosas verdaderas, las cosas esenciales.
         Muchas oportunidades hemos dejado pasar cuando decimos: “después”. Hemos perdido mucho tiempo con tal palabra que justifica nuestro pesimismo o nuestra flojera. “Después lo haré, después iré, después atenderé tu petición, después pensaré en eso, después hablaremos, después…. Después…” y así consumimos el tiempo de nuestra existencia hasta que nos damos cuenta de que ya no hay tiempo para nada. Si dejamos todo para después perdemos tiempo y vida que no se recuperan jamás. El tiempo no se recupera ni se retrocede, así que para aprovechar el tiempo debemos desechar la idea de: Después. Hay que hacer ahora lo que se debe de hacer y descansar después. No se puede descansar ahora para hacer las cosas después; solamente se debe descansar cuando el esfuerzo de hacer ha producido el cansancio, mientras, nos podemos hacer tontos, pero no seremos productivos ni creativos.
         Tenemos que ser conscientes de que la idea y la palabra: después, es para la gente que no tiene resolución, para los que no creen en la acción, es una forma de ser y de pensar que molesta a la gente de acción, dinámica, ejecutiva, creativa. Por eso cuando no sabemos el valor del tiempo y no respetamos el valor del tiempo de los demás, no solamente les estamos ofendiendo, sino que los estamos molestando de tal suerte que no se puede admitir que se juegue con nuestro tiempo, sino es para lograr alcanzar hacer cosas. Hay que ser conscientes de que el Tiempo es un valor real, por ello los grandes hombres lo han sabido aprovechar; no se logra alcanzar el éxito ni el triunfo por una cuestión de suerte, sino de trabajo constante y este exige un tiempo invertido para lograrlo y alcanzarlo. “Las horas que pasan no volverán ni se recuperan” cada instante que se va es un instante menos en la existencia y en la vida. Si no sabemos el valor del tiempo no tendremos capacidad para hacer cosas que valgan la pena, por esa razón cando meditamos no perdemos tiempo sino que tomamos conciencia de lo que somos, y al saber qué somos y cómo somos, tomamos conciencia del tiempo y de su valor. Así que cuando se nos termina el tiempo, sabemos dejar el cambio con tranquilidad y sin resentimientos, ni remordimientos. Sabemos que las horas invertidas en lo que hacemos han sido bien invertidas, hayan o no resultado con algo útil y creativo. Así, al terminar la vida, sabemos que podremos descansar todo el tiempo en una gran eternidad… 

No hay comentarios: