domingo, 2 de septiembre de 2012

Los que se van


Cada generación se va haciendo con sus viejos, con sus compañeros de escuela, con los amigos, con los conocidos, con los maestros, en el caso de mi generación siempre se ha mantenido alguna relación cercana con algunos de ellos y, por esa razón, cuando uno muere, los sentimientos se agolpan y nos vemos en el espejo con la muerte cercana por el tiempo. La nuestra anda entre los sesenta y ocho años y los recuerdos  se desatan. El día domingo mi amigo César Martínez Salazar, me informaba desde San Cristóbal, en Chiapas, que :“el compadre Ernesto Garibay murió”.
         Efectivamente el “compadre” Ernesto Garibay era para nosotros todo un referente de alegría, de buen humor, bueno para la pachanga, para el estudio, para los negocios, para las muchachas, enamorado y bailador, era todo un personaje que nos unía con el afecto de los amigos de siempre, buen tomador y bueno para la cantada, tal vez, al igual que yo, desafinado y sin voz, pero con “mucho sentimiento”. Es una gran perdida y los extrañaremos como extrañamos a los que emprenden un largo viaje y no volvemos a saber de ellos más que por los recuerdos.
         Por ello, al estar escribiendo, recuerdo la Plegaria Indígena que dice:
         “No te acerques a mi tumba sollozando.
         No estoy allí. No duermo ahí.
         Soy como mil vientos soplando.
         Soy como un diamante en la nieve, brillando.
         Soy la luz del sol sobre el grano dorado.
         Soy la lluvia gentil del otoño esperado, cuando despiertas en la tranquila mañana.
         Soy la bandada de pájaros que trina.
         Soy también las estrellas que titilan, mientras cae la noche en tu ventana.
         Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando.
         No estoy allí, yo no morí”     
         Y así se han ido muchos de los amigos, algunos se van antes y otros iremos después, como en el grupo, cuando entrábamos a la escuela, como seguimos en la vida, no hay plazo que no llegue y menos el que nos hacer terminar el ciclo de la vida. ¡Descansa en paz compadre Ernesto Garibay!, finalmente, todos te recordamos con tu humor y la alegría, con tus pachangas, con tus tragos, cantadas y bailes… se terminó un ciclo y nosotros quedamos para dar testimonio de tu recuerdo.
         Regina Bretrt, escribía a los noventa años en el diario “The Plain Dealer, en Cleveland, Ohio, una columna que dentro otras muchas recomendaciones decía: “1.- La vida no es justa, pero aún así es buena. 2.- Cuando tengas duda, sólo avanza un paso pequeño. 3.- La vida es demasiada corta para perder el tiempo odiando a alguien. 4.- Tu trabajo no te cuidará cuando estés enfermo, tus amigos y familia sí. Mantente en contacto. 5.- Liquida tus tarjetas de crédito cada mes. 6.- No tienes que ganar cada discusión. Debes estar de acuerdo en no estar de acuerdo. 7.- Llora con alguien, alivia más que llorar solo.- 8.- Está bien si te enojas con Dios. Él lo puede soportar. 9.- Ahorra para el retiro comenzando con tu primer cheque de nómina. 10.- Cuando se trata de chocolate, la resistencia es inútil. 11.- Haz las paces con tu pasado para que no arruine el presente. 12.- Está bien permitir que tus hijos te vean llorar. 13.- No compares tu vida con otros. No tienes ni idea de lo que se trata tu travesía. 14.- Si una relación tiene que ser secreta, no debes estar en ella. 15.- Todo puede cambiar en un parpadear de ojos. Pero no te preocupes, Dios nunca parpadea. 16.- Respira profundamente. Esto calma la mente. 17.- Elimina lo que no sea útil, hermoso, gozoso. 18.- Si algo no te mata, en realidad te hace más fuerte. 19.- Nunca es demasiado tarde para tener una niñez feliz. Pero la segunda depende de ti y de nadie más. 20.- Cuando se trata de perseguir aquello que amas en la vida, no aceptes un “no” por respuesta. 21.- Enciende velitas, utiliza las sábanas bonitas, ponte lencería cara. No la guardes para una ocasión especial. Hoy es un día especial. 22.- Prepárate de más, y después sigue la corriente. 23.- Sé excéntrico ahora. No te esperes a ser viejo para usar el morado. 24.- El órgano más importante es el cerebro. 25.- Nadie más está a cargo de tu felicidad, solo tú. 26.- Enmarca todo supuesto “desastre” con estas palabras: “En cinco años, ¿esto importará?” 27.- siempre elige vida. 28.- perdónales todo a todos. 29 Lo que las otras personas piensen de ti, no te incumbe. 30.- El tiempo lo sana todo. Dale tiempo al tiempo. 31.- Por más buena o mala que sea una situación, algún día cambiará. 32.- No te tomes tan en serio. Nadie más lo hace. 33.- Cree en los milagros. 34.- Dios te ama por lo que Dios es, no por lo que hayas hecho o dejado de hacer. 35.- No audites la vida. Sólo llega y aprovéchala al máximo hoy. 36.- Llegar a viejo es mejor que la alternativa …morir joven. 37.- Tus hijos sólo tienen una niñez. 38.- Todo lo que verdaderamente importa al final es que hayas amado. 39.- Sal todos los días. Los milagros están esperando en todas partes. 40.- Si todos apiláramos nuestros problemas y viéramos los montones de los demás, rápido arrebataríamos de regreso los nuestros.41.- La envidia es una pérdida de tiempo. Tú ya tienes todo lo que necesitas. 42.- Lo mejor está aún por llegar. 43.- No importa cómo te sientas… párate, arréglate y preséntate. 44.- Cede. 45.- La vida no está envuelta con un moño, pero sigue siendo un regalo”.
         Y cuando reflexionamos sobre la experiencia de vida de Regina Bretrt que a los noventa años hacía una profunda autocrítica de lo que pasaba y lo daba a conocer, nos tenemos que preguntar sobre lo que hacemos de la nuestra en cuanto nos quedamos a lamentar por las pérdidas y las tragedias, cuando nuestra obligación solamente es el amar mucho a nosotros mismos y a los que se cruzan en nuestro andar. Así lo hizo con toda seguridad, sin llegar a los noventa años, nuestro “compadre Ernesto Garibay” y es así que hoy, desde éstas líneas le recordamos y nos lamentamos el de no haberle hablado todos los días para contarnos un chiste o platicarnos alguna babosada, ya no lo podremos hacer porque no hay que llorar bajo su tumba, porque ahí, no recibe a los que sollozamos sino a los que reímos y, para reír ,solamente hay que recordarle en sus puntadas y en sus chistes, en sus platicas y en sus especial filosofía de la vida. Esperemos que algún día, cuando nos llegue la hora, alguno de los nuestros todavía tenga la fuerza para recordarnos y hablar de nosotros… para darnos la vida…socrates_campos8@yahoo.com.mx 

No hay comentarios: