Hace unos días, uno de mis queridos amigos me decía que ,sentía mucha
soledad, y le comentaba que : “LA SOLEDAD ES UNA MENTIRA: EL UNIVERSO ME
ACOMPAÑA”. Y es verdad, cuando tenemos la conciencia clara de que podemos ser y
crecer con la energía vital propia y no estamos pensando en lo que nos digan los
demás, los “consejos” o las críticas y los caminos sugeridos por otros, podemos
entender el valor de la soledad, de nuestra soledad, como seres únicos, cada uno
diferente, tal vez, a “imagen y semejanza de nuestro Creador”, así, hay que
tener el valor para abrir la puerta que conduce a nuestra alma, a nuestro
espíritu, a nuestra energía vital.
Podemos estar acompañados por decenas de
conocidos y amigos y sentirnos solos, inmensamente solos, pero la soledad no es
mala, nos permite indagar dentro y, a veces, lo que tenemos es malestar o temor
de vernos tal como somos y pensamos en que todas las culpas y todos los miedos
se nos vendrán de golpe para aplastarnos y destruirnos, pero en realidad, nos
vaciamos, y cuando nos vaciamos podemos tener el espacio para adquirir nuevas
experiencias y vivencias, emociones, pasiones, claridades,
visiones.
Por esa razón es tan importante pensar en que
tenemos que hacer oración y meditación todos los días, a cualquier hora, es la
forma de dialogar con nosotros, de no engañarnos, de no mentirnos, de no huir.
Ya no se pueden remediar los asuntos pasados, no hay forma de cambiarles, se
dieron y ya, se puede solicitar el perdón o la gracia, se pude hacer
modificaciones en la vida y la conducta, pero no se cambian los hechos ni los
recuerdos, se eliminan las malas emociones, los odios y resentimientos y, por
eso, es bueno el diálogo interno, sereno, vital, ameno, honesto, tranquilo, para
encontrar el camino al perdón y modificar la emoción y los valores que nos
llevaron a cometer los errores, es como lavarnos por el interior y hay que hacer
este esfuerzo cada día para no acumular aguas estancadas que apestan y son
malas, se pudren.
Tenemos que reconocer que no es humillante el
recibir cuando se tiene la nobleza de dar; se piensa que solamente la
generosidad es un acto de dar, cuando también es un acto de recibir, porque son
los actos de amor, no del toma y del daca, del comprar y del vender, sino el
desinteresado, del que da y recibe porque sí, porque es un acto de amor y de
reconocimiento.
En el transcurso de la vida se nos olvida que
nacemos solos y moriremos solos, no hay deshonor en ello, es el camino de la
vida y los designios del Universo, todo es un ciclo y, en tales condiciones, al
reconocernos así también podemos aceptar y reconocer a los otros y ser
solidarios y amorosos en el dar y recibir, porque así se forman las comunidades,
porque se tiene que reconocer que la comunidad es la vida y que no
puede ser un escenario de conflictos y de luchas, de odios y rivalidades, por
eso, muchos, espantados por esa realidad, se esconden en su “soledad” y mueren
poco a poco, cuando la vida es lucha y transformación constante, diferente… así
que a luchar para crecer y amar. Lo debemos hacer en comunidad porque de ahí
obtenemos la capacidad de sobrevivencia en paz y en orden, en justicia y en
solidaridad.
CUANDO SABEMOS COMPARTIR LA COMUNIDAD sabemos
compartir las alegrías y los llantos, las soledades, los encuentros y
reencuentros, respetando las individualidades y las diferencias, eliminado
miedos y perjuicios, así es como nos conocemos y entendemos, porque el
conocimiento es lo que une y las distancias generan los miedos y provocan los
perjuicios, no es necesario agradar a todos, porque somos distintos, pero
podemos respetar por esas diferencias y por esa individualidad. Así es la
naturaleza, nada es idéntico y cada vida es distinta y convive con el resto
haciendo los campos y las comunidades. En la comunidad se forjan las historias y
se comparten las experiencias, se alientan los unos a los otros y se muestra el
valor de la solidaridad y los apoyos, se reconocen los defectos y los afectos de
cada uno, se enseña y se aprende, se avanza, se modernizan los valores y los
conceptos. En una comunidad no se debe agradar a todos porque se perderá su
respeto, hay que mostrarse como uno es, con sus valores, virtudes y defectos,
así es como nos reconocemos y nos reconocen, así es como se logran los aliados y
se fortalecen a los amigos.
Hay muchos que piensan que
solo se es solidario cuando se está en los momentos de dolor y de tristeza y se
dan palabras de consuelo y no es así, porque se muestran los celos y las
envidias, no, hay que estar en todos los momentos y saber que los consejos son
solo para marcar no para imponer los caminos, cada uno tiene que encontrar el
suyo, no es en manada como se avanza, es en la unión de fuerzas y en la
convicción de individualidades como se logra la unión. Encontrar la amistad es
encontrar la riqueza para el camino de la vida, porque son etapas donde se forja
la eternidad, donde se demuestra la inmensidad del Universo y de la vida
eterna…la del cambio constante y la transformación.
Evitemos los desencuentros por medio de los
diálogos, las guerras por medio del escucharnos y entendernos, todo es parte de
un proceso, hay que respetar lo que somos y hacernos respetar por lo que
queremos, no se trata de imponer ni de ejercer presión en los demás, todo debe
tener la elegancia del buen hacer y del buen pensar; las arrogancias traen y
atraen los odios y las envidias, las debemos cambiar por el amor y el respeto,
la arrogancia nos quiere humillar, complicar las palabras para nublar el
entendimiento, porque juzga en vez de entender y comprender, genera las
pesadillas y los malos sueños, paraliza, destruye. Así es como se generan los
dictadores y los malos dirigentes, cuando se vuelven mesiánicos y pierden el
rumbo, el camino y van directo a los precipicios y la destrucción…
Todo, pues, implica reflexión y acción,
trabajo, por ello, el trabajo mismo es la manifestación del acto de creación de
cada uno, es el valor de su esfuerzo y de su esperanza, de su capacidad, de su
entrega y de su amor; el trabajo es lo que nos une a todos y hay que repartirlo
con honestidad y justicia, con reconocimiento; tenemos que conservar el trabajo
no solamente para ganar el pan del diario sino para disfrutar la vida y es así
que se debe ver como una bendición y no como una obligación. El trabajo pues es
como una ofrenda porque es la forma en que compartimos nuestros
afectos y brindamos la gracia del dar y darnos.
En este tipo de trabajo honesto y de ofrenda se
justifica el sustento del día y se muestra la solidaridad para con los demás,
cada trabajo tiene su tiempo y su momento, nada se puede adelantar o se pierde
cuando se atrasa, cada creación tiene su tiempo justo, la naturaleza así lo
muestra cuando nos brinda el producto de sus frutos al darnos el gusto del fruto
maduro, ni podrido ni verde., en su justo tiempo… seamos felices pues este año
de nones que será año de dones… comencemos andar el 2013…
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