martes, 15 de enero de 2013

Atención a los pueblos indios


Y bien, hay muchos jubilados que no saben que hacer con su vida, la que les queda después de haber trabajado por varios años pensando en que el día de su jubilación se podrán levantar tarde, viajar, ya no tendrán problemas económicos, podrán dejar a sus hijos sin preocuparse porque ya les dieron lo que ellos mejor pudieron, piensan en que tienen un ocio grande que podrán llenar como si nada les preocupara. Bueno, esa es la visión de los que se quieren jubilar, se hacen muchas ilusiones y, como en las pantallas de la televisión, el producto es diferente a cómo lo muestran y hay gran desilusión…
         En la casa, las señoras le dicen que ya como no hace nada puede bien ayudar a sacar la basura, pasear al perro, limpiar las jaulas de los pájaros, salir a comprar el mandado, traer las tortillas y estar atento a traer el pan, llevar la ropa a la tintorería, sacar y doblar la que se lava en casa, ayudar pues a todas las tareas que, normalmente, aburren y encabronan. No tienen tiempo para ellos, en cuanto se proponen leer un libro la señora le dice que se vaya a otro sitio porque van a barrer o bien que, ya ni la friega, porque no tiene consideración del mucho trabajo que hay que hacer y él está de “huvonzote”, sin hacer nada, sin trabajar, nomás estorbando y, si sale a ver a los amigos, va a encontrar que lo primero que tienen que comentar son las quejas y los pesares, la misma gata nomás que revolcada, se quejan y se intercambian medicamentos y hablan de los males que les aquejan, no hay más que hablar, se van a los recuerdos, unos gratos y otros modificados por los años y se recuerdan todo el tiempo que, en sus “tiempos” ,las cosas eran diferentes, que existía el respeto, la dignidad, la decencia, la honestidad, y sobre todo, el respeto por los mayores…. En fin, su mundo se derrumba a cada instante y no saben qué hacer, se van volviendo amargosos y amargados, resentidos, de mal humor todo el tiempo, no les gusta la vida ni la saben apreciar y no cuentan con ningún reconocimiento por sus muchos años de esfuerzo, tal vez, una carta y un diploma, pero en sus casas, todo es igual, sin saber qué hacen y cómo lo hacen se van convirtiendo en estorbo, en no bien venidos, al contrario, se espera que no enfermen y sean latosos para cuidarles, se busca que se mueran pronto para que “no sufran” o más bien, para que no den lata ni molestias a sus hijos y parientes, en fin, los viejos, no solo mueren por los años sino por las tristezas y los abandonos, por las mal querencias y por la falta de atención y cariño. Así se van poco a poco acercando a las iglesias y se les ve perdidos, rogando que les llegue pronto el final y pensando en que tendrán otra vida mejor, como pensaron cuando deseaban las jubilaciones y los “descansos” que jamás llegaron… así, los viejos, se van perdiendo y se llevan las experiencias y los conocimientos, los recuerdos y los viejos chistes y chismes y al final, se pierden en la nada, en el fondo, para ser nuevamente polvo de los polvos porque en eso nos convertirán…y de pronto, el olvido y la nada…
         Y YA NO HAY LÁGRIMAS QUE VALGAN LA PENA, SE FUERON O SE RETORNARON A LOS VIEJOS POLVOS DE LA VIDA MUCHOS DE AQUELLOS VIEJOS QUE EXTRAÑAMOS. Así es el ciclo, unos terminan y retornan al polvo para continuar con los ciclos, otros nacen con el mismo llanto, con el grito, con el dolor, tal como se van algunos, siempre, en la soledad. El nacimiento y la muerte son actos solitarios, de cada uno, no más, los que acompañan solamente son testigos de esto, pero no participan en la experiencia real.
         Los que llegan y comienzan tienen que vencer muchas trabas, aprender todo el tiempo porque es lo que les forma y les forja, tienen que aprender con su experiencia personal, no hay más, nadie puede darles conocimiento que ellos no busquen y reflexionen y tomen y recuerden y guarden, nadie les puede explicar lo que es el amor si no lo experimentan, el dolor si no lo sufren, el hambre si no la tienen, el sueño y el cansancio si no lo gozan, la alegría y las risas y las sonrisas y los sonrojos, en fin, cada cosa en la vida es una experiencia personal, donde los demás apoyan y ayudan y así se conoce de la solidaridad y del buen trato, de la decencia, del buen hacer y conocer y, a igual que sucede con los que se van, con los viejos que terminan, hay niños que no saben de nada de esto, porque están en el abandono, en la soledad, en el hambre y la miseria, en la marginación y la ignorancia. Así, millones de niños indios, sufren por igual las tragedias de sus pueblos y es por esa razón que, cuando se forman las comisiones para su atención, todos piensan que, ahora sí a lo mejor las cosas cambian y se despierta la fe y el entusiasmo, por ello, porque todos conocemos de los dolores y los sinsabores, deseamos que no sea igual que otras tantas veces en que todo quedó en veremos, en las promesas incumplidas, en los llantos y resentimientos, en los abandonos y las demagogias, en las explotaciones y los engaños.
         Hace apenas unos días, miles de indios de Chiapas se manifestaron en silencio, ellos saben lo que es el silencio y la ignorancia, el desprecio y el abandono, no entre ellos, sino de los demás para con ellos; a los indios de México no se les puede engañar más de lo mucho que les han engañado, explotar más de los mucho que les han explotado, robar más de lo mucho que les han robado, ignorar más de lo mucho que les han ignorado, marginar más de lo que les han marginado, en fin, poco les pueden contar a los que todo les han arrebatado, menos las ganas de luchar y de vivir, de amar y sonreír, porque ellos siguen cantando y dando su esfuerzo diario a la tierra y comen de sus productos y de sus esfuerzos, se aman y se quieren con lo que tienen y no se conforman, porque saben que la vida es mucho más que la miseria, la ignorancia, la desocupación, la marginación y el desempleo, es algo más y por eso luchan. Conocen la violencia porque la han sufrido en carne propia y han visto caer a muchos de los suyos en guerras o represiones; su justicia no es como la nuestra que parece víbora que solamente muerde a los descalzos, no, ellos saben del amor y de la solidaridad y por eso, con gestos nos hablan, porque las palabras se han usado para el engaño y la promesa incumplida y ellos, no las quieren más. Reclaman lo que es suyo y en justicia les pertenece y por eso, cuando Enrique Peña Nieto ordena la creación de la comisión para su atención y resolución de problemas y demandas, todos esperamos que se cumplan y se hagan, porque los tiempos y las paciencias se agotan y nadie quiere dejar para mañana lo que podemos hacer el día de hoy, lo que en justicia les pertenece porque se lo han ganado con el sudor de su lucha y con el clamor de su angustia, y así como unos se van y otros más llegan a la vida, tendrán que ser los nuevos tiempos, para que todos podamos vivir en paz y en armonía, con solidaridad, sin resentimientos ni engaños, sin soledades, con sonrisas y estómagos llenos y curiosidades satisfechas… los conocimientos se entienden mejor cuando no hay angustias ni dolores, cuando se pude ver para adelante y reconocer a los que han dejado lo mucho que tenemos y que nos dan las raíces profundas para ser fuertes y robustos y las alas para la visión de un nuevo rumbo, con la construcción de un nuevo mundo de paz, salud, conocimiento, con libertad y solidaridad, que es el que queremos.

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