No somos pocos los que nos lamentamos porque nos sale un uñero, porque nos
duelen los pies al caminar demasiado, porque se nos cae el cabello, porque nos
sale algún barrito, porque tenemos que podernos lentes, porque nos salió el
gordito en la llantita y no nos caben los pantalones después de las tragadas y
comilonas que dimos, porque no pudimos comprar el último vehículo para
presumirle a los vecinos, porque no pudimos alcanzar los recursos para adquirir
algún reloj de lujo para hacerle al galán, porque no compramos champagne para
brindar con los cuates, porque no pudimos salir de viaje y de viejas a algún
destino turístico, en fin las quejas por no poder y no tener son muchas y así
nos olvidamos de lo mucho que tenemos y recibimos de Dios y de la naturaleza
todos los días. En un extraordinario reportaje de Reynaldo Bracamontes Ruíz en
el diario Noticias de la capital oaxaqueña, el día 23 de diciembre se habla de
un caso sobre un hombre especial, de un ser humano admirable que todos
deberíamos ver y tomar ejemplo de su grandeza y de su valor, se habla de Don
Porfirio Moreno Martínez quién reposa “boca arriba en un camastro que hace
veinte años tiene pegado a la espalda. Su rostro delgado mantiene hacia el cielo
como en diálogo directo con Dios”
“Un pedazo de tela guinda pálido cubre su
cabeza y sus ojos; le deja al descubierto parcialmente su nariz y de la boca el
hombre pequeño, de 58 años de edad, no fluyen quejidos ni blasfemias, solo
expresiones de amor y de felicidad plena”. Aquejado de una artritis reumatoide
está postrado y perdió la vista a los 14 años, su amigo el sacerdote José
Rentería, le ayuda y le brinda masajes desde hace ocho años y sostiene que Don
Porfirio es un “siervo sufriente resucitado” y a pesar de que tiene más de
veinte años postrado, su cuerpo no está llagado, ha sido capaz, en tales
condiciones de escribir seis libros sobre herbolaria en lenguaje braille y
participa en las misas dominicales donde confirma que es el hombre más feliz de
la tierra y sostiene que: “otros con menor grado de discapacidad que yo viven
deprimidos y en espera de la muerte; en mi caso, que la muerte me espere si
quiere, porque no pienso morirme por el momento, porque mi misión no ha
terminado” y, la misión de Don Porfirio, es la de platicar y escuchar a muchos
discapacitados que llegan a verle y les brinda su consejo y los alienta de tal
forma que, muchos, al comprobar lo que se puede lograr con un pensamiento
positivo y de ánimo de vida alejan sus penas y se ponen a cambiar su vida y su
ánimo en la lucha diaria que deben hacer. No es tarea sencilla, pero es posible,
y muchos testimonios lo confirman, ese ánimo de vida y ese amor de Don Porfirio,
son capaces de apoyar y ayudar a muchos hombres y mujeres que al igual que él
sufren y demuestran que todo se logra con amor, con el amor que brota del
alma…El brinda sabios consejos y pone a sus órdenes su teléfono que es el
9511909034, tal vez, a alguien conocido o uno mismo, le sirva hablar con un
hombre ejemplar en la vida y en el amor.
SI NOS PREGUNTAMOS CÓMO VIVE ESTE HOMBRE
SABREMOS QUE VIVE EN UN PEQUEÑO CUARTO, diminuto, donde solamente está un catre
y dos sillas y por la pequeña venta, dice que: “”los primeros rayos de Sol que
entran por la ventana, le calientan parte de su cuerpo y son una señal de que
Dios no me deja solo” y, ¿cuántos de nosotros pensamos que estamos abandonados y
deprimidos porque no conseguimos comprar muchas cosas inútiles que solamente nos
impulsan a las compras compulsivas por medio de la publicidad, cuando un hombre
enfermo, más no derrotado, nos muestra que un simple rayo de Sol es suficiente
para traernos la felicidad y demostrarnos el amor a la vida?. Sin duda, esas
simples palabras de este ser humano de calidad que sabe que tienen que superar
las pruebas que tiene, son especiales para darnos un ejemplo de grandeza y de
amor, de simplicidad, de lo que hemos perdido por medio de una cultura comercial
y materialista que impide el pensar en los demás y nos ciega ante la realidad y
la grandeza que podemos alcanzar.
Ahí, en San Bartolo Coyotepec, donde se hace el
famoso “barro negro” por esas mágicas manos de nuestros artistas populares en
Oaxaca, está este hombre que también nos muestra que se puede ser un artista de
la vida y es por esa razón que su ejemplo ha cundido por los Valles Centrales
del Estado, donde: “Muchos hombres y mujeres deprimidos por una discapacidad han
venido a visitarme y cuando se retiraran, dicen sentirse muy tranquilos. Yo
simplemente les digo que se acepten como son… A todos les platico mis
experiencias pero sobre todo les hablo de la felicidad inagotable desde que
conocí a Dios” y, asegura el reportero que, “Don Porfirio, que perdió la vista y
con ello sus estudios de secundaria, vivió una infancia en días soleados y de
lluvia, corriendo al lado del viento fresco, entre aleteos y cantos de pájaros
del campo…Don Porfirio observa a sus semejantes con los ojos del alma. Con sus
consejos ha transformado la vida de alcohólicos, drogadictos, invidentes y
débiles visuales”… en fin, el poder de la palabra y del ejemplo.
Seguramente hay muchos seres humanos deseosos
de poder entender las tragedias de la vida y por esa razón la fe y la confianza
que pueden brindar ejemplos de vida de un ser humano son tan importantes para el
crecimiento y para recuperar la fe y el valor que nos permita continuar
adelante.
Hace unos días, pensaba en
parte de mi vida, en las tragedias vividas, en los dolores y las ausencias, en
las pérdidas, en las traiciones y en los malestares normales que se han tenido
que enfrentar, pero de pronto, comencé a recordar todos los dones que he
recibido, la vida misma, después de estar al borde de la muerte real y social,
cuando fuimos detenidos en 1968 y recluidos en la Cárcel de Lecumberri por el
simple delito de exigir nuestros derechos y demandar libertad y un buen
gobierno, pero así es la vida y ahí recuperé parte de la grandeza de mi alma y
el valor para continuar, por esa razón, he estado escribiendo parte de las
experiencias de vida y ya terminamos el Primer Tomo de esa relatoría y
entrevista, magnífica, que ha logrado José García y Tania Helene, vamos
trabajando ya el segundo tomo de esos diálogos de vida y, cada vez que entro en
esos recuerdos, veo la importancia que dejan las experiencias bien
vividas, dejando a un lado los odios y los resentimientos, las frustraciones, y
entendiendo que es vital la parte humana y de entender el significado del paso
de todas las experiencias y dejarlas plasmadas con un sentido y sentimiento
bueno, sin amarguras, ni llantos ni quebrantos, me doy por satisfecho de la vida
y la veo con los ojos de alegría con la que debemos observarla en cada momento
al lado de los que amamos y queremos, dejando a un lado esas amarguras y cosas
negativas que siempre van siguiendo los pasos de todos, pero que no son
necesarias, para nadie. Hay mucho por lo que debemos agradecer, mucho de la
naturaleza que nos deja la sensación de la grandeza del creador y de la
inmensidad del Universo, de lo que somos y del significado de nuestra vida, del
amor y de la reflexión y de la importancia de la meditación y auto análisis de
cada tramo de vida…es una buena terapia y un buen paso para crecer…
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