viernes, 27 de febrero de 2009

Pretextos para la represión política

Mientras miles de transportistas hacen sus manifestaciones y “estrangulan” muchos caminos y pasos peatonales, mientras el dólar llega a los quince pesos y los sicarios de Chihuahua son ninguneados por el propio gobernador al asegurar que todo es producto de un problema vial y no de atentados, mientras Vicente Fox se da golpes de pecho, traga santos y caga diablos, alegando que se debe uno juntar con el presidente porque las cosas están muy feas y, los homenajes a la bandera, no pasan de ser normales sin mayor chiste, los mexicanos sabemos que las cosas no están como sostiene el presidente, para él y para su equipo, donde aseguran que no pasa nada y todo está bien, que no hay crisis, sino chillidos de marranos que no se aguantan cuando se aprietan algo las cosas.

Por otro lado, en varios medios de comunicación del sureste del país, en especial, el Diario DESPERTAR, editado en Oaxaca, sostiene que varios diputados de la comisión de seguridad sostienen que las guerrillas del sureste de México se nutren con los recursos del narcotráfico y que estas serán poderosas de tal forma que se convertirán en un serio conflicto político militar en poco tiempo. Esto, por supuesto que puede suceder, pero lo que resulta claro es que como lo hemos venido publicando, las policías políticas, han sostenido que, los movimientos sociales y políticos que se generan en las comunidades marginadas y empobrecidas, se deben “reprimir” por medio de la acción represiva implementada por la PFP y para ello, se han gestionado varios escenarios que se han desarrollado en Oaxaca, donde la APPO ha sido vital para este tipo de conflictos ligados con la sección 22 del magisterio. La realidad es que, en varios casos, en las protestas populares no han dejado de estar las manos sucias de varios ex gobernadores del estado que estaban interesados en que se eliminaran los documentos de los robos de su gestión y por ello, aliados con varios grupos del narcotráfico estatal, generaron los inicios de los conflictos sociales que, posteriormente, se les fueron de las manos y se volvieron independientes por medio de la organización social de la APPO y la intervención de la sección 22 del Sindicato de maestros. Dejando a un lado las maniobras de los políticos ligados con los grupos del narcotráfico en la entidad. Así, son ellos, los que implementan esa represión instrumentada por medio de la SSPF en toda la zona del sureste del país.

Es de tal forma los peligros que enfrentamos en México que debemos entender que, seguramente, el ejército mexicano tiende a ser desplazado de sus acciones de seguridad y se está creando una fuerza independiente como la operada en los “carabineros”, donde se implementaron los esquemas para dar el golpe de estado en contra de Salvador Allende. Así que no nos extrañe que, de un momento a otro, se generen las acciones de violencia que den paso a las intervenciones de las fuerzas militares de otros países interesadas en ocupar política, económica y militarmente a nuestro país, para poder explotar adecuadamente los recursos naturales que hasta el momento, los mexicanos, nos empeñamos en determinar que son parte de los bienes de la nación y no se deben dar a la explotación de las empresas privadas y trasnacionales.

Con este esquema se podrán eliminar desde ahora los brotes de inconformidad política y social que se generan en muchas partes del país, porque con el cuento de que se está luchando contra el crimen organizado y contra el narcotráfico y cualquier movimiento social y político se puede inducir de que está ligado a las narcoguerrillas se pueden aplicar todos los esquemas represivos, donde el respeto a los derechos humanos y ciudadanos consagrados en la Constitución, sean eliminados, porque así lo determinan las fuerzas policíacas políticas encargadas de la represión a nivel nacional.

Por esa razón parece que en todos los esquemas de violencia provocados por el narcotráfico se empeñan en mostrar de que los inculpados, son miembros formados en el Ejército Mexicano que han dejado los esquemas y se han incorporado a los grupos paramilitares de defensa de los narcotraficantes o de la delincuencia organizada en el país, cuando en verdad lo que más abundan son los ex policías y policías en activo en esos grupos de tal suerte que, en muchos casos, son ellos los verdaderos organizadores de tales grupos de poder, de tal suerte que son los que se incorporan con los narcoempresarios y narcofinancieros en el proceso de control de la delincuencia organizada y, con ello, intervienen en muchos lugares con los narcopolíticos en activo que dan extraordinarios resultados para sus operativos.

La realidad de las cosas es que, independientemente de la violencia o de la organización generada por los grupos de poder de la delincuencia en el país, lo que se está operando en México es el manejo de los esquemas represivos implementados por las policías políticas donde se desplazan a las fuerzas del ejército mexicano, provocando una gran desconfianza en la lealtad de sus elementos y miembros del grupo castrense. Lo que es claro es que, desde hace varios meses y años, desde los tiempos de Vicente Fox, se golpeaba intensamente la credibilidad y la confianza del ejército mexicano de tal suerte que, muchos de sus más importantes miembros fueron dados de baja para evitar que se manifestaran en contra por las acciones que se generaban desde el Ejecutivo, en contra de la mayor institución que garantiza la paz social en nuestro país y que ha demostrado siempre una gran lealtad institucional a las fuerzas políticas, salidas de los procesos electorales, a pesar de que, en muchos casos, se tuvieran dudas sobre los ganadores de un proceso.

Hoy, vemos la tragedia en la que se encuentra sumida Colombia, donde las fuerzas de la policía política tienen la desfachatez de espiar las llamadas del mismo presidente de la república y de muchos miembros de la oposición, miembros del ejército y comunicadores en ese país, al grado que el presidente, Álvaro Uribe, ha declarado que él jamás a dado la orden para que se realizara tal espionaje a nivel nacional y, por esa razón, ahora, están totalmente inseguros y en manos de lo que dicten los policías políticos que son los que en verdad se han adueñado del poder en aquel país. Esto es lo mismo que puede suceder en México de dejar a los policías políticos aumentar su fuerza represiva, su espionaje y sobre todo, con la capacidad de eliminar a cualquier político o grupo político, acusándole, con pruebas o sin ellas, de que se encuentran involucrados en cuestiones del narcotráfico o de delitos ligados a la delincuencia organizada. Así, en vez de tener un estado democrático, tendremos en el poder a un grupo de la policía política que será incondicional de los grupos internacionales que les brindan protección y les promueven su fuerza y la capacitación para que puedan mantener el control político, económico, social y paramilitar en el país.

Si el esquema de escándalo político penetra en el ánimo de las gentes con la convicción de que, los grupos de protesta sociales, están ligados a las guerrillas y éstas están obligadas en su lealtad a los grupos del narcotráfico o de la delincuencia organizada, veremos verdaderas masacres como las que se dieron en los tiempos de la “guerra sucia” y donde se dieron fuerza e impunidad a los grupos de las policías políticas para generalizar las represiones de tal forma que, el país, no puede curar las heridas de aquella etapa de violencia e impunidad, generada y operada por los grupos de las policías políticas y que estaban al servicio incondicional de muchos políticos mafiosos que son los que han sostenido el poder en México, por encima de la determinación del pueblo mexicano. La narcoviolencia, solamente, será el pretexto de la política represiva por parte de la policía política nacional… y esto, nos conducirá a un estado dictatorial, no a un gobierno democrático y libre.

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