viernes, 27 de febrero de 2009

La incapacidad genera violencia

Catón publicaba en Reforma uno de sus magníficos chistes que más o menos dice: llega una bella mujer y le dice al padre que su novio era un hijo de la gran P. y le cuenta al cura que de pronto, él, le agarraba la mano y por eso era un gran hijo de la gran P, el cura le decía que no era pecado eso y que él en ese momento le tomaba la mano a la mujer y que no pasaba nada. Después le cuenta la chica que también le tomó los pechos y los jugaba en la boca y con toques, el cura le decía que él también le tomaba los pechos y los jugaba y besaba y que no era un gran hijo de la gran P. después la chica le dice que este hijo de la gran P la llevó a la cama y la tomó para satisfacer sus instintos sexuales y de gozo, el cura también le dice que él ya la tenía en la cama y que le hacía el amor con gran pasión y que esto no quería decir que fuera un gran hijo de la gran P. la muchacha le dice que también en este asunto le contagió los herpes genitales y otras enfermedades graves, entonces el cura parándose de la cama y dejando a la chica grita: ¡Efectivamente, tu novio es un gran hijo de la gran P!”. y este cuento viene a colación porque en verdad, los graves problemas que tenemos desde el punto de vista de seguridad, narcotráfico y económicos nos llegan por los vecinos, los Estados Unidos y tal parece que el presidente estaba como el cura al inicio del noviazgo y en la tensión de las acciones de amor, pero al darse cuenta de que de pronto es el causante de los males y que esa relación no es buena ni satisfactoria se voltean las cosas y lo que era miel y alegría, satisfacción, se convierte en hiel y en amargura.

Así, tal parece que al presidente se le está haciendo bolas el engrudo y no tiene forma de dar respuestas políticas a los conflictos sociales y económicos que están provocando brotes de violencia en muchas partes del país, porque esa muestra de solidaridad y de lucha que dieran los transportistas, debe de ser tomada en serio y no se pude dejar a un lado las respuestas necesarias,, porque nadie estará seguro de que el desabasto se puede presentar en algunos sitios. Sin duda, miles de pasajeros se quedaron sin posibilidades de transporte y tuvieron que caminar para llegar a sus trabajos o a sus hogares. Muchos productores de artículos perecederos se afectaron y, sin duda, esto, será el pretexto para detonar el aumento de precios en el pasaje y en el transporte de productos. Eso sí, el presidente y sus consejeros, sus gurús y lambiscones, sostienen que no pasa nada, que no sucede nada, que no hay motivos de preocupación y es así como se inician los conflictos políticos y sociales que llegan a la violencia.

En otros muchos lugares, las policías, en forma brutal, llegan y con el cuento de que reciben denuncias anónimas, entran a las casas de cualquier ciudadano, golpeando a sus habitantes o deteniéndoles, cometiendo muchas arbitrariedades, cargando a las gentes con drogas o inculpándoles después de las sesiones de golpes y de torturas para que se declaren culpables de delitos en contra de la salud o de crimen organizado o bien, para que manchen e inculpen a otros ciudadanos y con ese manejo, las policías políticas del país y los grupos paramilitares que operan con total impunidad y realizan las torturas y las desapariciones de cientos de ciudadanos, han generado en zonas de la frontera del Norte en el país, una gran indignación y, muchas familias, perdiendo el miedo y lanzándose a las calles, demandan la salida de los cuerpos de “inseguridad” o bien, que entren a los espacios del respeto de los derechos humanos y ciudadanos que señala la Constitución y no se generalice la idea de que cualquier ciudadano, por el hecho de estar o vivir en la frontera, es un delincuente potencial y, por ello, sea objeto de represión indiscriminada y de violaciones sistemáticas de todos sus derechos y garantías individuales.

Nadie puede estar ajeno a los brotes de violencia que se dan en muchos sitios del país y menos cuando en las condiciones sociales y económicas en que viven miles de familias con la desocupación, con la crisis, los endeudamientos, la marginación, la frustración y el resentimiento social, pueden caer en la desesperación y volcar sus inquietudes, frustraciones y malestar, en la violencia callejera que se vive en muchos lugares, desde las manifestaciones de las guerras de bandas o las confrontaciones en contra de los grupos de seguridad y de policías son constantes, pero sobre todo, es alarmante el hecho de que en muchos sitios se detienen los ferrocarriles o los vehículos de transporte y, bandas de marginados y desocupados, se dedican a saquear productos básicos en muchos lugares para dejar vacíos esos furgones de ferrocarril o esos transportes públicos.

Los asaltos callejeros, por bandas de jóvenes, son constantes en todas las calles de las ciudades, la venta de artículos robados es ya una nueva modalidad en el comercio ambulante que aumenta en número día a día, los robos y las violaciones que se realizan en las casas habitación se dan con una violencia jamás vista, porque no quieren denuncias de los hechos criminales y, las policías, se muestran indolentes, sin confianza, sin credibilidad, con altos niveles de corrupción, ineficiencia y complicidades de tal suerte que no se puede hacer nada para frenar este tipo de brotes que se degeneran en actos políticos, cuando tienen como base las protestas de delincuentes. Algo así como los inicios de Francisco Villa, cuando en la figura de Doroteo Arango, era, inicialmente, un roba vacas en muchos pueblos del Norte, para convertirse en un dirigente político, social y militar en el proceso revolucionarios. Este mismo fenómeno se llevó a cabo en movimientos armados como el de las guerrillas colombianas que de ser movimientos de protesta social se ligaron a convertirse en una sólida alianza en el concepto de la narcoguerrilla. Además de este fenómeno, vemos crecer el otro fenómeno no menos grave que incluye a los empresarios, financieros, políticos y que ha fortalecido el movimiento narcopolítico, narcoempresarial y narcofinanciero que son el verdadero nivel del control de todo este fenómeno delictivo que ha superado, en mucho, a las fuerzas políticas y sociales de nuestros países.

Lo que estamos viendo en la violencia desatada en el Norte del país, donde al parecer los grupos de la policía y paramiliatares encargados de realizar las acciones tendientes a la detención de los narcotraficantes de la zona y de los delincuentes, han cometido demasiados excesos que solo han propiciado las protestas que se dejan ver con asombro y de los cuales deben poner atención los analistas ya que esto, quiere decir, que existe una fuerte organización social que ante las arbitrariedades establecidas por las autoridades generan el rompimiento y el que la sociedad adopte posturas de apoyo a los demás grupos, donde la misma delincuencia se puede ocultar o donde por las difíciles condiciones económicas de miles de gentes, operan las protestas populares que tienen un fuerte nivel de protesta política en la región.

Sea como sea el hecho de que en todo un municipio de la importancia de Reynosa, Matamoros o Nuevo Laredo, se lleguen a los enfrentamientos armados en las calles, quiere decir que existe una seria deficiencia de parte de las policías y de los grupos paramilitares en el sentido de que no cuentan con las labores de inteligencia, de tal suerte que tienen que responder a las confrontaciones armadas de las calles, donde sin duda alguna, pierden la vida muchos inocentes y donde se genera el pánico colectivo que obliga, nos comentan, a las autoridades, a establecer el “Estado Sitio”, sin existir las condiciones legales y políticas para realizar tal operativo que puede alentar las protestas, ante las acciones de violencia generadas y adoptadas por las policías y donde, las autoridades políticas demuestran que están totalmente rebasadas en el control y en el manejo de una situación tan delicada…. De continuar así, muchos serán los que acusen al gobierno, a las policías y a los políticos de implementar este tipo de acciones tendientes a liquidar a todos los grupos políticos contrarios al poder o confrontados con el poder, en una real acción represiva de nivel preventivo que se realiza en el país… hay que tener mucho cuidado. Existen pastos secos y una chispa incendia las praderas…

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