Hay muchos poemas que no pierden ni su vigencia ni su
encanto, así que me permito reproducirles un poema de VICTOR HUGO, escrito en
el siglo XIX y que me hace el favor de enviarme mi entrañable amigo Juan Pablo
Arreola:
“Te deseo
primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas
breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues que
no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar”
“Te
deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes sean
valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien confiar sin dudar”.
“Y
porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni
pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias
certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no
te sientas demasiado inseguro”
“Te deseo
además que seas útil, mas no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando
no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie”
“Igualmente,
te deseo que seas tolerante, no con lo que se equivocan poco, porque eso es
fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo
buen uso desea tolerancia, sirvas de ejemplo a otros”.
“Te deseo
que siendo joven no madures demasiado de prisa, que ya maduro, no insistas en
rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad
tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros”.
“Te
deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en
ese día descubras que la risa diaria es bueno, que la risa habitual es sosa y
que la risa constante es malsana”.
“Te
deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que
existen, y que te rodean, seres oprimidos tratados con injusticia y personas
infelices”
“Te
deseo que acaricies un perro, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir su canto matinal, porque de esa manera, sentirás bien por nada”
“Deseo también
que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su
crecimiento, para que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol”.
“Te
deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por
lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: “Esto
es mío” sólo para que quede claro quién es el dueño de quién”.
“Te
deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno,
puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable”
“Te
deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer,
tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos
y sonrientes, hablen sobre amor para recomenzar”
“Si
todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte. Solo te
pido que compartas todo eso y nunca, nunca dejes de ser feliz”…
ASÍ cada
ser humano tiene una visión del tiempo diferente. Unos, sin serlo, se sienten
viejos o avejentados, otros lo son en la realidad y son tan jóvenes como el que
más, en verdad la forma en que tomamos los días y los años, la pasión y la
capacidad de asombro son lo valioso e importante, por esa razón muchos juegan y
hacen bromas con la edad, sobre todo cuando sienten que los años se les vienen
encima o bien cuando no pueden superar la sagacidad, la cultura y la
experiencia de los que tratan como ancianos en una forma despectiva, cuando la
verdad es una sola y termina por acribillarles y mostrarles como simples
solitarios seres que no entienden ni el tiempo, la experiencia, los años y la
cultura. Por esa razón, les dedicamos una oración que, tal vez, les sea de
utilidad.
“Señor,
tú sabes mejor que yo, que estoy envejeciendo y un día seré viejo”.
“No
permitas que me haga charlatán y sobre todo adquiera el hábito de creer que
tengo que decir algo sobre cualquier tema, en toda ocasión”
“Líbrame
de las ansias de querer arreglar la vida de los demás”
“Que sea
pensativo pero no taciturno, solícito pero no mandón”
“Con el
vasto acopio de sabiduría que poseo, parece una lástima no usarla toda, pero tú
sabes, Señor, que quiero que me queden algunos amigos al final”
“Mantén
mi mente libre de recitación de infinitos detalles”
“Dame
las alas para que vaya derecho al grano. Sella mis labios para que no hable de
mis achaques y dolores, ellos van en aumento con el pasar de los años, como
también mi gusto por recitarlos”
“Pido la
gracia de poder escuchar con paciencia el relato de los males ajenos”.
“Enséñame
la gloriosa lección de que a veces es posible que esté equivocado”.
“Mantén
en mi vida una razonable dulzura, no quiero ser Santo”.
“Es
difícil convivir con algunos de ellos; pero un viejo amargado es: una de las
obras supremas del Diablo”
“Ayúdame
a extraer de la vida toda la diversión posible. Nos rodean tantas cosas
divertidas que no quiero perderme alguna”.
AMÉN.
Y en
verdad, rogamos porque sea de valor para muchos amargosos que se la pasan
criticando, contando sus males, sus penas, malestares, sus recetas, hablando de
sus “tiempos”, de cuando ellos hacían y deshacían, de sus gustos, en fin, de
aquellos que no saben vivir ni su presente, aceptar su pasado y creer en su
futuro. Hay o somos muchos así, pero a lo mejor nos sirven estas reflexiones
para superar los tiempos y vivirlos más.
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