No hay peor desesperación que el no sean atendidos,
los que lo necesitan, porque los que tienen que atender están asociados con los
peores poderes terrenales, con el pretexto de que siguen el camino del poder
espiritual. Así, se han ligado a los explotadores y dictadores de la peor
calaña, solamente para gozar de los bienes del César, alegando que cuidan los
bienes de Dios y, con esa retórica falsa, buscaron la obediencia por medio de
los castigos o del cielo prometido, cuando ellos, solamente ven lo que hay en
el mundo terrenal, así, prometían, después de la muerte, cuando no daban
justicia ni dignidad, ni moral, por esas razones, no tan simples, es que la
Iglesia ha perdido confianza y deja la fe en simple palabrerío donde lo dicho
no tiene relación con lo hecho. No se puede continuar dando un placebo
prometiendo justicia después de la muerte cuando se sufre de la miseria y el
hambre de todos los días, cuando se ve la injusticia y no se comprende el por
qué, a los que más sufren y necesitan, se les llena de penas.
No se
puede tener una iglesia de pobres y para pobres viviendo en la opulencia y en
el derroche, en la mentira, por esa razón, así como Francisco, el Papa, demanda
cambios, también, los fieles, lo necesitan y requieren de la solidaridad para que no sea simple declaración, sino que
deba ser una forma de vida, de ayuda y auxilio, de dar para poder entender el
valor del recibir, por ello, el estar consciente es bueno para todos; el que
impidamos que nos arrebaten la esperanza como lo han hecho en muchas ocasiones
y, así ,se ha dejado de luchar para dar paso a la explotación y permitir que
nos esclavicen y envicien o nos desprecien y nos marginen. Si no tenemos
esperanza, no tenemos valor de vida y no podemos entender la alegría del buen
vivir, para lo que no se requieren solamente riquezas, sino costumbres,
valores, sentimientos, confianza, fe, sometimiento a lo mejor de la humanidad y
el sentir que el hermano del lado es igual que uno y si lo requiere, estamos
uniendo fuerzas y juntando brazos para continuar en el camino del buen vivir,
de la felicidad, del honor, de la salud y alegría, que a nadie falte techo,
vestido y sustento, porque esto, todos, lo podemos tener si evitamos que unos
cuántos se apropien de lo que no les pertenece con el cuento de que dirigen y
por eso engañan y roban.
Los cambios,
requieren la conciencia del afuera, del entender la realidad, para
transformarla, pero es vital para este cambio, la consciencia interna, la
convicción de que todos somos hermanos hasta del que menos tiene y todo
necesita, de que podamos entender que en
el amor son hechos, razones y acciones y no simples declaraciones, esto, entre
la familia y entre los que estamos en sociedad. Si logramos esto que tampoco es
tan difícil, por supuesto podemos estar en el camino que ha marcado el nuevo
Papa Francisco, demandando dejar los lujos y dejar la ambición de las cosas
materiales para entender las cosas del espíritu y del alma y, que bueno que así
pueda ser, porque si bien la materia no se destruye sino se transforma, también,
todo, debe ser transformado para que podamos tener una visión distinta del
camino que necesitamos, antes de estar en el abismo de la destrucción por falta
de visión yd e conciencia, de entender la realidad para poderla transformar. Así
que a lo mejor siguiendo la ruta marcada por Francisco, e nuevo Papa, los
ministros de la Iglesia nos den ejemplo dejando lujos y riquezas para entender
las cosas del espíritu y del alma… ojalá, nos lo merecemos todos, porque la
riqueza les ha corrompido mucho en muchos sitios y lugares…
Dice
Ricardo Forster en un artículo: “No hace falta recorrer con lupa el Antiguo
Testamento, ni tampoco los Evangelios ni los hechos de los apóstoles, para
encontrar muchas citas del profeta Amós en la que lo verdaderamente escandaloso
es que unos pocos se queden con toda la riqueza mientras los innumerables de la historia siguen
padeciendo hambre e injusticia. Para el profeta la violencia viene de aquellos
que quieren “suplir a los humildes de la tierra”, hoy, ir hacia un mondo mejor
e igualitario sino, por el contrario precisamente que esa ensoñación utópica se
vuelva realidad manteniendo, como una r realidad
natural inmodificable, la existencia de los pobres”
Y hablar
de los pobres y de la pobreza sin hacer nada por modificarla es como el “predicar
en el desierto”, donde el viento y la arena tapan todo y no dejan nada para la reflexión
y la acción. Si en verdad, Francisco, el nuevo Papa, quiere transforma una
Iglesia sumida en la mediocridad, en el abandono de los valores, enriquecida,
derrochadora, deformada y deformante, también tiene que hacer cambios profundos
en el control de la misma y eliminar a los curas viciosos, dogmáticos,
perversos, enriquecidos, derrochadores, comprometidos con lo peor de la sociedad,
encaminados en la pederastia y en la violación, en fin, hacer una limpia en una
institución tan compleja, con tantos intereses y redes de complicidades y de
brutalidades, no le será sencillo, ya vimos que Benedicto XVI, prefirió renunciar
cuando se dio cuenta de que no tenía la fuerza suficiente para hacer los
cambios necesarios para salvar a la iglesia de la degradación, de la violencia
y desesperación. Las masas de pobres que se dicen o profesan la religión
católica vienen perdiendo confianza y fe en la institución y en sus ministros,
saben que no todo se puede justificar bajo el argumento de que los sacerdotes
viciosos y ambiciosos son también hombres y que tienen esas fallas humanas, por
lo que deben ser justificables; la realidad no puede ocultar esa deformación
humana ni interna que corroe los cimientos de la Iglesia y es así que tiene que
hacer los cambios en forma brutal y rápida, sino, solamente quedará todo, como
un despegue de avión, con un vuelo de zopilote…
Los pobres
necesitan de la atención urgente para calmar su hambre, desempleo, salud,
educación, vivienda y esta obligación no solo es de la Iglesia, también lo es
de la autoridad civil y de los que hoy en día tienen todo porque lo han robado
y esquilmado a los que todo sufren y necesitan. Son los tiempos del reparto
justo y de la equidad con justicia y solidaridad, de otra manera la violencia
aparece en toda la sociedad y esto propicia la muerte, el abandono, la
desesperación y el odio. Los ricos, deben entender que si quieren sobrevivir,
deben de dejar de robar y explotar; los políticos y funcionarios deben entender
que su obligación es atender a los que todo necesitan y con atención y buen fe,
rescatar a muchos y solucionar los problemas y conflictos, en fin, este trabajo
no solamente es de los miembros de la iglesia, es de todos, con una visión de
cambio que genere solidaridad y afecto, amor, conciencia. Solamente así podemos
superar diferencias y eliminar barreras y explotaciones, dejar a un lado los egoísmos
y las ambiciones desmedidas y materialistas, porque los tiempos demandan esto y,
porque para vivir en paz, es vital hacerlo. Aún tenemos tiempo y podemos
resolver mucho cuando dejemos de consumir por consumir y de agandallarnos lo
que no nos pertenece y podamos tender la mano amiga para apoyar y dar a los que
todo lo necesitan y requieren…volver a un espíritu humano y humanista…
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