El día domingo me dirigía a comprar algunos productos
para el desayuno en un mercadito local de Oaxaca, me acompañaba Karisma, mi hija
de 12 años, cuando de entre unos vehículos salía un joven como de 25 años,
fuerte, sucio y portando una mochila de campaña para solicitarnos un poco de
ayuda: “Ayúdeme por favor, somos migrantes y estamos sin nada, porque el
“pollero nos abandonó” y nos robó”… su voz era desesperada y con fuerza, así que
le brindamos una pequeña ayuda y le pregunté de dónde venía, me dijo que de
Honduras y que no tenían ni para comer. Le pregunté si podía trabajar en algo
para juntar algo de dinero, pero me dijo con toda la razón del mundo que esto ya
lo había hecho en otros lugares y que, de pronto, los mismos que le contrataban
lo denunciaban con los de migración y que entonces ni le pagaban y lo volvían a
robar los policías”.
Mi pequeña hija se
quedó impactada de tal suerte que poco después cuando hablaba con su madre le
contaba el incidente y le comentaba cómo robaban a esos pobres que solamente
buscaban ir a los Estados Unidos para buscar algo de trabajo y algo de dinero
para sus familias que se habían endrogado para pagar a los “polleros” que les
dejaron abandonados.
No hay duda de que
tenemos muchas historias terribles y de tragedias enormes que han sufrido los
migrantes, no solo los que pasan y son robados y reprimidos por las policías de
migración en nuestro país, sino, también, miles de historias de los “expulsados
por el hambre”, los nuestros que quedan en las brechas o en los campos
abandonados y robados por esos “polleros” que tienen complicidad con los
policías y los agentes de migración y, no solamente pasa esto, también, cientos
de migrantes han perdido la vida a manos de esos policías nacionales, de los
polleros, de los delincuentes que les obligan a trabajar para ellos como
“burros” o sicarios y a manos de la policía de los Estados Unidos, mientras,
esto sucede, el presidente Calderón va a recibir los aplausos que le negamos los
mexicanos ya que si bien a servido a ellos con lealtad, a nosotros, no nos ha
servido para nada, al contrario ha sido parte del esquema de entreguismo y de
saqueo con lo cual perdemos, no ganamos los mexicanos.
Y así como vemos
esas tragedias diariamente en todo el territorio nacional, la tragedia y la
represión e incomprensión que sufren miles de migrantes de Centro y Sur América
en nuestro país, también, sabemos la que sufren miles de mexicanos en el viaje a
los Estados Unidos y la represión, explotación y discriminación de la que son
objeto allá, donde tanto aplauden el entreguismo y los servicios de un
presidente como Calderón, que ha dejado miles de muertos, miles de
desaparecidos, miles de expulsados por el hambre, miles de desempleados, miles
de desplazados, en fin, un presidente que les sirvió a ellos, pero no a
nosotros, como era su obligación, así que la “historia lo juzgará”, pero a los
políticos les importa un pito lo que digan de ellos mientras tengan llenos los
bolsillos y cuenten con la “bendición de los gabachos…
Hace algunos años,
viajando por comunidades marginadas de Oaxaca, acompañando al entonces
gobernador Eladio Ramírez López, llegamos a varias comunidades donde solamente
nos recibían viejos y niños, al preguntar la razón de esto se nos explicaba que
las mujeres y los hombres emigraban en busca de empleo y de mejores condiciones
de vida y que, para lograrlo, dejaban con sus familiares a sus hijos y a sus
viejos, así que cuando juntaban suficientes recursos para emigrarlos les
llamaban o bien se suponía que ahorraban ese dinero para construir sus casas,
comprar terrenos y animales que les permitieran mejorar sus difíciles
condiciones de vida.
A los pocos años
volví a muchas de esas comunidades y me vine enterando de tragedias terribles.
Resulta que una de las familias de pronto se había involucrado en asesinatos y
venganzas. La razón era clara, el marido trabajaba en los Estados Unidos y cada
mes enviaba dinero para que se fuera ahorrando y cubriendo las necesidades de la
familia, pero la lejanía y la distancia hacían imposible las visitas normales y
,por esa razón, en uno de los casos, la señora comenzó a “ponerle el cuerno” al
marido y a gastar el dinero que le enviaba, pensando en que jamás lograría
regresar a su pueblo, a los años, retornó y exigió el dinero y las cuentas de la
conducta de la mujer, así que indignado y violentado por su familia decidió
asesinar al “sancho” y a la señora, provocando una gran tragedia en el pueblo y
en su misma familia ya que dejaba abandonados a sus hijos y en la
miseria.
En otro de los
casos, tanto mujer como esposo, se trasladaron a trabajar a los estados Unidos y
dejaron al cuidado de algunos parientes a sus hijos y a sus padres, para tal fin
enviaban dinero cada mes y también mandaban algunos dineros para que se fueran
comprando tierras y animales para el retorno de ellos y tener mejores
condiciones de vida, resulta que a los pocos años, se fueron dando cuenta que
todos los recursos que enviaban para mantener a sus hijos y padres no se usaban
en ellos, que al contrario, los explotaban y les daban malos tratos, incluso se
llegó a abusar sexualmente de los niños porque según la situación se les trataba
como indigentes y parias. Los parientes alegaban que ellos no recibían los
recursos y no había forma de demostrarles que los tenían y los gastaron y
robaron, pero la situación generó las venganzas y los asesinatos y, en la
búsqueda de ese “sueño americano”, solamente encontraron la tragedia, el dolor y
el robo, el asesinato y la traición. Pero no solamente esto sucedió, antes de
llegar a los asesinatos y venganzas, acudieron a las autoridades del pueblo que
todo lo sabían y a las del estado que deberían darles justicia y asegurar los
derechos y garantías de los niños y de los ofendidos, en vez de garantías,
recibieron insultos y desprecios porque como ellos no tenían dinero y el dinero
lo tenían los rateros, ellos, compraron la voluntad de la autoridad y se
volvieron intocables, en cambio, los ofendidos, fueron lanzados del pueblo y
perseguidos hasta que tomaron la “justicia por propia mano”. Mientras tanto, las
autoridades, siguen cobrando para brindarles protección a los rateros y
violadores, mientras los ofendidos y las víctimas están en la cárcel, en la
desesperación y la miseria…
Mientras millones
de mexicanos andan en busca de empleo, de garantías, de justicia, de
oportunidades para estudiar, para contar con asistencia médica o tener accesos a
una habitación digna, los políticos y funcionarios, siguen
“entregando al país” a los gabachos y robando a los ciudadanos con impunidad,
descaro y cinismo. Por esa razón vemos que los políticos, los funcionarios y los
policías, al lado de los banqueros y empresarios, se unifican para continuar con
la explotación de todos y así garantizar sus utilidades y fortunas que son para
unos cuántos, mientras millones viven en la marginación, en el desempleo, en la
explotación, en la discriminación, en la pobreza y desesperación…pero así son
los tiempos del “cambio”… léanos en el Diario Encuentro y véanos en el canal 95
de cable en el programa Voces. Socrates_campos8@yahoo.com.mx
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