viernes, 21 de mayo de 2010

Tragedias escolares

EN MIS AÑOS DE ESCUELA PRIMARIA POR SUPUESTO QUE EXISTÍAN LAS PELEAS DE: “ALLÁ NOS VEMOS DESPUÉS DE LA SALIDA”, los contendientes se quitaban el uniforme, no se fuera a romper o ensuciar porque eran mayores las golpizas de las madres que las del contrincante, así que se pactaban y no se permitía golpear o patear al caído, se respetaban a los dos y, terminado el pleito, venían los amigos y les obligaban a darse la mano. Así aprendí que, muchas veces, los enemigos se convierten en los mejores amigos y los amigos en los más fieros enemigos. La vida es así y así se va formando la conciencia y el carácter. Normalmente no se permitían los pleitos desiguales o donde en montón un grupo golpeaba a uno solo, esto se consideraba cobardía y mala entraña, no hay duda de que no se pude vivir en tales condiciones. Existían normas y moral, reglas y todos las respetaban.

Después, algo vino sucediendo y hoy no es raro escuchar a muchos niños que ya no quieren ir a la escuela porque tienen que pagar cuotas a otros que les explotan, porque les roban los tenis o les quitan sus cosas, les roban los artículos escolares o lo que llevan de tortas y refrescos, esa es una brutalidad y no hay duda de que el pandillerismo y los montoneros se dan escondidos en esa cobardía y es así que obligan a los demás a ser como ellos lo vienen imponiendo, a la fuerza y con violencia.

Muchos padres se quejan de esto y muchos niños y jóvenes sufren de las agresiones todos los días, convirtiendo la asistencia a clases en un tormento no en una escuela de la vida. Los maestros no pueden hacer nada, no existe autoridad, los sindicatos no permiten que se hagan expulsiones o que se pongan castigos y es más sencillo que salgan los maestros dignos y duros que los chamacos pandilleros que se van formando, no para el bien sino para ser parte de la delincuencia y esto tiene una razón, en la vida real todos vemos que no existe autoridad, las autoridades son rebasadas por la realidad y en vez de imponer respeto tienen que aceptar las condiciones de los grupos de hampones y servirles a ellos y no a la sociedad. Los chamacos copian todo, si no hay autoridad moral ni real, los que tienen la fuerza y la violencia son los que mandan, como no hay mando adecuado, pues solamente los duros y violentos son los que tienen el control de todo y lo copian. En la vida real, los policías, los políticos, los funcionarios, los banqueros, los religiosos, en vez de brindar ejemplos nos muestran la indignidad, la deshonestidad, las corruptelas y los robos, las complicidades y es que tienen la concepción de que más vale un peso en la bolsa que una buena forma de vida, digna y honesta. La política y la amoralidad todo lo han venido pervirtiendo, por esa razón tenemos “gerentillos” que roban los derechos y los sueldos de las gentes en vez de proteger las fuentes de empleo y de inversión. Creen que regateando y robando los salarios de las gentes ellos presentan mejores resultados financieros de tal forma que ellos y sus protegidos siguen ganando mucho a cambio de lo mucho que roban y esquilman a los demás. Ganar a cambio de robar, no es el mejor camino ni la mejor muestra que podemos dar a nuestros hijos. Es, como sostenemos: “tragan santos para cagar diablos” y este no es el espíritu cristiano sino el cinismo de los lacayos y de los explotadores.

Es lo mismo que sucede hoy en las escuelas, la violencia y el pandillerismo se imponen en contra de los demás y por ellos muchos niños ya no quieren ir a la escuela porque diariamente sufren la violencia y la agresión de los pandilleros o del más fuerte que es el que se impone por medio del terror. Los padres de familia en vez de observar y unificarse para imponer el orden y destruir a los pandilleros y golpeadores, castigan a sus hijos porque no quieren ir a la escuela y se quejan pero no hacen nada que remedie la situación. Lo mismo sucede con los maestros y directores, esa bronca no es su bronca y dejan que las cosas y las arbitrariedades continúen y no imponen su autoridad y el orden, es demasiado trabajo y no les corresponde a ellos hacerlo. Los policías nos hablan de la “escuela segura” y todos vemos cómo protegen a los traficantes que cínicamente drogan a los estudiantes para darse “valor” y poder continuar en el horror y, esos policías, se hacen pendejos, porque no quiere morir acribillados porque saben que no pueden hacer nada, porque los protectores de los traficantes son sus comandantes, funcionarios y políticos que deberían combatirles y no van a perder la vida por pinches seis mil pesos al mes, mejor, si quieren ser policías viejos saben que se deben hacer pendejos y a sí va creciendo la bolita y no pasa nada, todo se descompone y no hay soluciones…

Y mientras todos hablan de la violencia y de la necesidad de establecer la escuela segura, las cosas siguen igual, la violencia campea, los pandilleros y los vendedores de droga hacen una con las autoridades, policías, políticos, empresarios, banqueros, porque esta es la brutalidad de una realidad que estamos sufriendo, no viviendo. La vida es tranquila y la tragedia no da tranquilidad y las tragedias las sufren miles de niños que son golpeados y explotados, por las bandas de pandilleros que, supuestamente, deberían ser combatidas y controladas por las autoridades… así, hasta que de pandilleros los vemos como sicarios y hampones de nivel. Ejemplos hay muchos y de gran escándalo.

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