domingo, 30 de mayo de 2010

Del candidato al gobernante hay un buen trecho

Como es costumbre, en las campañas para presdientes municipales, diputados, senadores, gobernadores, presidentes de la república, rectores, directores, los líderes, los chipocludos, los mero mero, los candidatos, se ven rodeados de toda clase de cucarachas, víboras, alacranes, arañas, viciosos, oportunistas, mañosos, empresarios, financieros, contratistas, periodistas, agentes de ventas, publicistas, engaña bobos, piratas, malosos, buenosos, mendigos, tontos, inteligentes, analfabetas, estudiados, cuachales, rompe y rasga, fifís, bien vestiditos, perfumados, hijos de la tal por cual, huérfanos, mochos, agnósticos, creyentes, no creyentes, liberales, comunistas, enmascarados, ensotanados,… en fin, la fauna es enorme y bien surtida, pero lo que no cambia, es la intriga, los chismes, los rumores, las desinformaciones, las ilusiones, los desencantos y los desengaños son brutales y siendo cerrado el grupo que rodea en “confianza” al o los candidatos, las cosas siempre trascienden y no se quedan en lo oscurito, en el secreto, en la discreción, salen porque nadie tiene vocación de “caja fuerte”, ni saben o sabemos guardar secretos, todos los chismosos se aglutinan para dar fe y respuesta de lo que sucede al lado y alrededor del candidato, se inventan chismes o se inventan historias para demostrar que cada uno tiene la “información valiosa y que la obtiene por su cercanía y, la cercanía a un candidato tiene un valor, cuesta, se vende o se compra o usa para los negocios o para las recomendaciones”.

Todos opinan y todos dicen, todos muestran los errores, las fallas, los chismes de las campañas, del candidato, de su gente cercana, de los operadores, de los lejanos que están comisionados, en fin, todos se dan importancia y son pomposos y gruñones, importantes, perversos, facilitos o delgaditos, gordos o cobardes, valientes o, en fin, son lo que se les da su chingada gana, pero son y toman las poses que más les van y, por supuesto que, no tiene nada que ver la pose con los resultados, su eficiencia o su entrega y es por ello que, en este juego de engaños, de mentiras y perversidades, de oportunismos y de mala sangre, el experto, se olvidan todos, es el candidato, el que remontó todas las barreras para ser el mero mero y el chipocludo. Al olvidar que el gran escapista, el maestro del engaño es el candidato, los demás, se enfrentan a la terrible distancia y no saben que hacer, por ello pasan todo el día especulando, analizando, viendo lo que hace y no hace el candidato, a qué gentes recibe y abrasa con afecto o distancia, con quiénes se tutea y se pega demostrando que es de los suyos y no de los otros y, claro está, en ese eterno analizar de gestos, mensajes, señales, se pierden y, no saben lo que él piensa y de cómo realiza sus jugadas… por ello, cuando ganan o cuando pierde, es seguro que gane o le quede algo de la derrota que no será compartido. Solo los triunfos se comparten, las derrotas se aceptan en solitario y se venden en lo oscurito y es así, cuando el final es cierto, ganando o perdiendo, cuando los demás descubren la verdadera jugada y personalidad del candidato que será ungido en triunfador, gobernante, hacedor del poder o del discreto y huidizo perdedor que se refugia al lado de los ganadores para no perderse del todo y recibir algo de lo que gozará el vencedor que se debe mostrar digno, honesto y bondadoso con los demás… por ello, no entienden los que andan cerca de los candidatos que, cuando ganan, vez de premiar a los cercanos con puestos, los brindan a los que andaban con los otros, con los perdedores y se especula que ellos fueron siempre del vencedor para derrotar, internamente, al otro y que no tuviera la obligación de destrozarlo y liquidarlo como se hace a los enemigos personales… se debe mostrar decencia y tender los puentes de plata y es por ello que, dicen: “que distinto era el señor cuando era candidato y hoy, qué cambiado está”. Lo que ignoran los cortesanos es que es mejor hacer de los enemigos amigos que nos deban y dejar a los amigos en la sana distancia ya que, jamás, tendrán el valor de convertirse en enemigos, a menos que los lastimemos o les hayamos prometido algo que jamás se les cumplirá o, les cortemos las alas, los persigamos o les dejemos sin esperanza de una chambita o de algún negocio… todo se vale, menos, pelearse con el que juega y sabe ejercer el poder…. No hay que patear el pesebre o lo que puede ser batea del chiquero… un perro fino, no se caga en la casa, se caga fuera…

En fin, las historias del poder y del no poder son muchas y variadas, cambian como cambian los tiempos, las ideas y las circunstancias, pero al final de cuentas tienen un origen común que es, en esencia, el mismo. La forma es fondo como el fondo determina la forma. Lo que debe ser cierto todo el tiempo es que, los cortesanos, NO DEBEN ENGAÑAR AL CANDIDATO, PORQUE EL GOBERNANTE PUEDE SER PERVERSO, SINIESTRO, VENGATIVO, SICARIO, VALEMADRISTA; EL PODER LES DA Y BRINDA FUERO Y FIEREZA… POR ELLO, NO HAY QUE ENGAÑAR AL CANDIDATO, PARA NO ENGAÑAR AL GOBERNANTE… A MENOS QUE SE ACEPTE QUE: JUEGO QUE TIENE DESQUITE NI QUIEN SE PIQUE Y EN EL, SE PUEDE PERDER LA VIDA Y LA LIBERTAD…Cuando el poder da, lo cubre, pero cuando quita, lo destaza…. Usted escoje…

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