jueves, 30 de abril de 2009

Presidentes municipales "moralistas"

Chin, chin el que se raje, total, las sanciones y las multas, los días de cárcel, son para todos aquellos albureros que no tienen recato al decir los piropos a las chuladas que caminan por las calles de Culiacán, Sinaloa. Dicen, los que saben que, no entienden las razones por las que en el nuevo “bando de policía y buen gobierno” de Culiacán y ni quién se atreva a decir que los de Culiacán son “culiches”, se prohíbe usar, en la vía pública, palabras “altisonantes”, hacer ademanes groseros, atentar contra “la moral y las buenas costumbres”, decir piropos y realizar manifestaciones públicas sin avisar a las autoridades municipales con 24 horas de anticipación, como si las mentadas de madre que desde hoy le brinda el respetable público de culiches, tengan que ser avisadas para que el puritano presidente municipal no tenga que colocarse tapones, no tampax, que no es lo mismo, en sus castos y puros oídos, no sea que se mal deforme en esas manifestaciones que atentan contra la moral y las buenas costumbres. Claro que, en Culiacán, en el estado de Sinaloa, donde se encuentra el bunker del más famoso de los multimillonarios del narcotráfico, Joaquín Guzmán Loera, alias, el “chapo”, las buenas costumbres son asesinar a los cristianos, pero sin mentarles la madre o meterles de tiros, sin decirles que se los llevará la purititita chingada o bien, que sus viudas, se pueden quedar bien buenotas, porque ni hablar, en Culiacán, por no decir más, sabemos que, lo que sobran, son mujeres hermosas, bien puestas, bien lindas. Y ahora todo se podrá, menos decirles piropos, porque puede llegar a la cárcel por aquello de las faltas a la moral, como si la moral, no solo fuera, en este país, el árbol que da moras.

Y por si fuera poco, existen sanciones que incluyen arrestos hasta de 36 horas y multas de cuarenta o más salarios mínimos para todos aquellos que no pinten sus fachadas, en las casas, suponemos, frecuentemente, sin especificar que es eso de “frecuentemente”, total, para chingar, todo es válido y solamente existirá la opinión de los policías o de los funcionarios públicos del municipio de Culiacán, a los que, desde hoy, no se les podrá decir “culeros o culiches”, a riesgo de ser enviado al penal de máxima seguridad, seguramente, patrocinado, por el “ciudadano, ejemplar, que es Joaquín, “el Chapo,” Guzmán.

Para que no dude, no podrá arrojar basura desde la ventana de su vehículo particular o de transporte público, claro que no aclara si existe la decencia de arrojarse desde la azotea de la vivienda de uno o del vecino. No podrá portar armas de aire comprimido, como si los “cuernos de chivo” solamente dispararan chiflidos y no pinches balas que lo dejan a uno como coladera. Tampoco podrá usted ser propietario de animales agresivos o peligrosos y esto, seguramente, incluye el que no podrá andar con “guaruras” o con policías que lo custodien por la calle y menos, cargar con un pinche mastín o un roth wailler de esos que se utilizan para las peleas de perros, deporte al que son tan aficionados muchos sinaloenses y, si usted tiene un servicio de Internet y permite que alguno de sus clientes vean programas o páginas de pornografía, pues cuidado, se lo van a chingar y para ello, tendrían que clausurar todos los servicios de Internet en las oficinas públicas, porque es lo que más ven los burócratas, cuando están tragando tacos, tortas, tomando café o platicando con sus compañeros de hueva en las oficinas públicas, mientras los pinches ciudadanos, infelices, hacen colas enormes para poder realizar algún trámite.

Y el dizque presidente culiche, Jesús Vizcarra Calderón, que es ganadero y, por tanto, no podrá ver las tetas de las vacas que manda al matadero, ni los penes de los bueyes o toretes que van a la carnicería, ni comprar “chinchulines ni machitos para el buen tragar”, hace gala de moral priísta, de esos que tragan santos y cagan diablos, porque no tenemos la menor duda de que, seguramente, no hace el amor encuerado ni le prodiga caricias a su señora esposa, tan recatada, que se la pasa todo el día al lado del sacerdote en la sacristía, eso sí, autorizan los table dance, los burdeles y las cantinas y, por supuesto, creemos que también acaba de adquirir una tienda para vender pintura, por eso, la obligación de pintar las fachadas de las casas; ya no venden armas de aire porque las que se encuentran en cualquier parte en Sinaloa son las de verdad, las que matan a los cristianos y no dejan dudas sobre lo peligroso que es el utilizarlas, sobre todo, cuando no se pertenece a una banda de los mafiosos que pueden llegar a ser multimillonarios que salen en las revistas de Forbes.

Y para que se encuere y se chingue el famoso presidente, moralista, la exdiputada del PRD, Mercedes Murillo Monge, calificó el ordenamiento municipal de “moralista y recaudador” es decir: de pinche y de jodedor, contra los ciudadanos, porque será el pretexto para que cualquier policía lo multe a uno y le saque un dinero por aquello de las mordidas a las que son tan afectos, esos perros peligrosos pero que tienen permiso de joder por parte de la presidencia municipal que es, sin duda alguna, moralista y decente… para chingar, pues.

Muchos culiches de los buenos, de los que son normales, de los que usan las palabras para definir a los pinches funcionarios y madrotas de ocasión, no se logran explicar qué es la moral y qué son las buenas costumbres, a menos que se tenga la seguridad de que han sido definidas desde el seminario, donde hacer el amor entre hombres resulta tan común que ya no asombra a nadie. Será que todos los multimillonarios de Forbes tienen una nueva moral y nuevas formas de entender la vida, desde la visión de los dólares y tal vez, las drogas y el olor a pólvora, cambia la forma de entender la vida y la moral, así como dar un nuevo ritmo a lo que significan las buenas costumbres, porque para algunos barbajanes como el que esto escribe, claro, desde las lejanías de Culiacán y sin acercarse mucho a este presidente culiche, no sea que nos chingue, decimos que, lo bueno, es otra cosa distinta a lo que él entiende y, la moral, la vemos en otra óptica diferente a cómo la puede ver un presidente moralista, timorato hipócrita y jodedor, como este ganadero que dice que tiene su origen en el PRI y no lo dudamos, porque hemos visto a muchos pinches políticos que se dan golpes de pecho y terminan haciendo el amor entre ellos, porque se espantan de las buenas tetas de las mujeres… pero en fin, de gustos a gustos y de moral a morral, hay cosas distintas que no entendemos los seres comunes y corrientes que nos encanta decir piropos y mentar madres a aquellos políticos pinches que se dan a conocer por tan poco…

Y para que nos sorprendamos, los regidores panistas se quedaron cortos y no sabemos si esto es parte de un albur o de otra forma de conocimiento, claro que, para el presidente municipal y para su secretaria Gabriela Chain, el ordenamiento es bueno y aumentará la recaudación de multas, productos y aprovechamientos… claro, sin dejar de mentarles la madre a cada rato, por parte de los culiches y de los mexicanos que entendemos que, las palabrotas, son como las mentadas y llamadas a misa, si se quiere va o bien, si no tiene uno balas, pues hay que darles mentadas de madre que, a muchos, también les duelen…

Y por si esto no fuera suficiente para tortura a los contribuyentes mexicanos, sabemos que, ahora, la SHCP que dirige un bien alimentado secretario de hacienda, como si fuese en “caballo de hacienda o en las mulas de Don Cristóbal”, está realizando una intensa cacería de contribuyentes para que paguen los muchos gastos que hacen, en todas las pendejadas que se les ocurren, los hombres del poder y con el poder suficiente para continuar chingando a los mexicanos, bien o mal nacidos que, para fines del fisco, todos, somos iguales, de pentontos y debemos de pagar con o sin razón… por esa razón ellos mandan y chingan y nosotros pagamos y somos chingados, a pesar de que le encabrone mucho al presidente municipal de Culiacán, Sinaloa, que también es pueblo… donde, seguramente, hay muchos bobos para no decir malas palabras, mantener en alto la moral y las buenas costumbres.

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