martes, 19 de junio de 2012

Los pederastas


Sin duda que “el que se quema con leche, hasta al jocoque le sopla” y después de ver aquella conspiración y engaño generada por el creador y dirigente de los Legionarios de Cristo y de ver las maniobras para ocultar sus desmanes y pederastia que llegaron, incluso, a los niveles más altos de la jerarquía católica y los mandos políticos, financieros y sociales de muchos gobiernos incluyendo al de México, es lógico que se piense que existen intenciones para que, por ejemplo, en Oaxaca, se busque el ocultar los desmanes y delitos generados en contra de niños indígenas de la Sierra Norte de Oaxaca, por parte del sacerdote Gerardo Silvestre Hernández, sobre todo, cuando un grupo de sacerdotes ha tenido el valor de hacer la denuncia, no de hoy, sino desde el año del 2009, en contra de los abusos sexuales en contra de niños y jóvenes indígenas, cuando lanzaron un “llamado a la conciencia eclesial para erradicar la pederastia”.
         Los presbíteros Manuel Arias Montes, Jorge Pérez García, Sergio Herrera Arias, Miguel Ángel Morelos García, Juan Ruíz Carreño, Guillermo Velázquez Gordillo, Juan Antonio Jiménez Gómez, Leoncio Hernández Guzmán y David Elías Mendoza Maldonado y el diácono Ángel Noguera, han señalado con valor que: “NO NOS AVERGÜENZA PERTENECER A UNA IGLESIA PECADORA CAPAZ DE ARREPENTIRSE Y DAR CARA A LA SOCIEDAD”.
         Por supuesto que no se podrá culpara al arzobispo José Luis Chávez Botello de  estar ligado o  de que pretende ocultar los delitos de Gerardo Silvestre Hernández, porque no es un arzobispo desligado de sus feligreses, pero por razones de jerarquía y de institucionalidad, él, solamente, permite que se realicen las investigaciones y son los denunciantes y víctimas las que deben poner las denuncias en la Procuraduría del Estado que es la encargada de realizar las indagatorias.
         Los sacerdotes que hablan sobre el tema, tampoco buscan desacreditar a la iglesia o denostarla, buscan justicia y modificación de conductas que saben existen en muchos sectores, por ello, declaran con valentía: “Nuestra Iglesia diocesana de Oaxaca vive momentos de crisis que a todos nos afectan. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Mucho bien tiene que venir de esta “pasión” a través de la purificación. ¿Nos pide el señor ser una Iglesia más sencilla y humilde y menos autoritaria? Todos necesitamos, y siempre, la conversión al Evangelio. Hablamos mucho…¿Será necesario escuchar más y mejor? ¿Ser más sensibles a los reclamos del pueblo? ¿A las pequeñas voces, casi silenciadas por el olvido, la pobreza, la falta de oportunidades, el “ruido” de la sociedad enajenante, la prepotencia de los “grandes” y la nuestra? ¿No se nos pedirá que de “defensores y proclamadores de los derechos humanos” hagamos primero limpieza en nuestra casa?”…
         Y continúan asegurando que: “es una contradicción total del Evangelio” y una “expresión grosera y vil la profanación corporal, anímica y espiritual de los niños, y más si son indígenas, pues llevan cargando siglos de desprecio”. Así, el grupo de sacerdotes señalan que, la “parte acusadora le corresponde a las víctimas y a sus familias”.
         Hablan de que es vital que se “escuche a las víctimas y hacerles justicia, fuera de otras consideraciones de “orden eclesiástico o de políticas humanas” conseguidas con negociaciones oscuras” y dicen que, es vital el escuchar y hacer justicia, porque de acuerdo a su experiencia, no se han realizado las investigaciones adecuadas para deslindar las responsabilidades, ya que, señalan,  la arquidiócesis, ordenó una “investigación” en que no consultó ni escuchó a las víctimas de la Sierra Norte, porque se escuchó solamente a terceras personas que no sabían del problema y no podían declarar como las víctimas o sus familias.
         Por supuesto que este escándalo, después de los escándalos del padre Maciel, con el grupo de los Legionarios de Cristo, lesiona la credibilidad y la confianza de los fieles hacia su Iglesia y sacerdocio, pero hay que entender que, las limpias, son necesarias cuando el mal ha sido grave y se tienen que depurar las filas y recuperar la credibilidad y confianza de los mexicanos y de los oaxaqueños a su Iglesia y a sus sacerdotes, no hacerlo, es poner en peligro la estabilidad de la Iglesia y darnos por derrotados…
         No es un trago fácil, es amargo y difícil de hacer entender y comprender la postura del Arzobispo y de su grupo de mando en la jerarquía, pero es necesario que se hagan las depuraciones para erradicar  la pederastia que tanto daño causa a las víctimas y a sus familias y, tanto daña a una Iglesia que nos habla de Amor y de perdón. Sabemos que el Arzobispo, José Luis Chávez Botello, es un hombre de valores y de principios que, sufre, ante esta falla de un sacerdote que ha fallado a la confianza de su Iglesia y a traicionado todos los principios y valores que promulga el catolicismo; sabemos que este escándalo sacude muchas conciencias y muchos escalones dentro de la jerarquía y  la conciencia de muchos sacerdotes, diáconos y monjas, que hace reflexionar a los fieles sobre la confianza y la credibilidad a los sacerdotes y a la institución, pero es bueno el hacer este ejercicio, doloroso, de vez en cuando, para eliminar los gérmenes que producen el cáncer de la desesperación y de la tragedia que se viven, en muchos lados, ante la perdida de fe, confianza y credibilidad hacia la Iglesia… para transformar la realidad, es preciso conocerla y, en este ejercicio, donde se colocan las denuncias y se habla abiertamente del tema, se va conociendo la realidad y la gravedad del cáncer que rompe los cimientos y los principios de la Iglesia Católica Mexicana a la que debemos arropar y proteger…
         Actuar con justicia y apegados a la ley y la verdad, es garantizar el respeto a la vida, al amor, a la verdad, a la justicia que es lo que debemos garantizar, como los valores supremos en la convivencia humana y, con ello, dar ejemplo de lealtad a los principios y valores que decimos acatar con amor y fervor, con lealtad y fe…
         Las investigaciones y la justicia aclararán si el cura Gerardo Silvestre Hernández es o no culpable, si los más de 45 niños y jóvenes de la Sierra Norte, dicen la verdad y, declaran, en su contra por la violación y la pederastia que ejerció contra de ellos, violando todos los principios éticos, humanos, religiosos a los que estaba obligado a respetar y dar ejemplo. Las víctimas deben ser escuchadas y ejercer la justicia en su favor, de otra forma, solamente, trataremos de ocultar la “mierda del gato” que, no se ve, pero que se sigue oliendo… justicia, no es venganza, es, simplemente, la recuperación y el rescate de la verdad… por ello, hay que actuar, aunque nos duela…. Lo invitamos a ver los comentarios en televisión MVM, canal 95 los lunes y viernes. Correo:   socrates_campos8@yahoo.com.mx

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