sábado, 20 de febrero de 2010

Homenaje a las fuerzas armadas


Hace uno días ante un discurso del General Secretario, Guillermo Galván Galván, donde solicitaba a nombre de las fuerzas armadas que se aprobaran las reformas propuestas por Felipe Calderón, muchos políticos se indignaron y reclamaban al Secretario el que se hubiera inmiscuido en asuntos políticos donde han sido cuidadosas para inmiscuirse, sobre todo, desde que los políticos y los funcionarios las utilizaron para generar programas de represión donde en acontecimientos como el Dos de Octubre de 1968 demostraron que fueron utilizados y quedaron como el cohetero.

Después, en la represión del 10 de junio de 1971 también se habló de que miembros de las fuerzas armadas se mezclaban con los policías que habían sido comisionados para reprimir las manifestaciones de protesta en el país. Otras represiones y acciones donde los ánimos se desbordaron y cobraron víctimas inocentes o se mostraban las violaciones a los derechos y garantías de los mexicanos, obligaron, en los tiempos de Vicente Fox a que el secretario de la Defensa en turno, declarara que no se “volverían a utilizar a las fuerzas armadas en el control de los problemas y conflictos políticos y sociales” y con ello se dejaba en claro que, los militares, habían aprendido la dura lección y que por esa lealtad e institucionalidad que han sostenido, de vez en cuando se les involucraba en esos actos de represión que al tiempo cobraban un alto precio. Su misión es clara y por ello han sostenido que solamente actúan para la defensa de las instituciones y para el cuidado de la seguridad nacional, para atender los asuntos de emergencia en apoyo a la ciudadanía y que no volverían a actuar para ser los que tuvieran que actuar en la represión política o social de los ciudadanos.

En estos tres años de profundo desgaste político y de la creciente desconfianza en sus acciones que se muestran y manifiestan en muchos sitios donde se ha tenido que enfrentar a los grupos de la delincuencia organizada y las constantes confrontaciones en la visión y mando en esta “guerra” que cuesta más de 17 mil muertos en el país, ellos, saben que el costo es enorme ya que pierden confianza y credibilidad en muchos sitios sobre todo, porque sus acciones son, muchas veces, abortadas por las filtraciones de otras áreas de la seguridad que tienen componendas, compromisos y corruptelas con los grupos de la delincuencia organizada, o bien que tratan de manipular las acciones para controlar ellos o sus grupos, la agenda política-Militar del presidente y servir a los intereses de otros países en los cuales nos han “hermanando” en esos intereses que se generan en cualquier “guerra” y que tienden a fortalecer a los grupos paramilitares que se opongan a las acciones y fuerza del Ejército, con el fin de que ellos garanticen el poder político a los grupos de la ultraderecha que tienen que gobernar por medio de políticas represivas y fascistas.

Hoy, en la ceremonia del Día del Ejército, el General Secretario de la Defensa nacional, Guillermo Galván Galván, reconoce que: “A nadie conviene que se prolongue indefinidamente la lucha contra el narcotráfico” y declaraba: “México merece que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance, civiles y militares, para que la patología del narcotráfico y sus irradiaciones sanguinarias se reduzcan a su mínima expresión lo más pronto posible”

También señalaba:”Si se extiende en demasía, si se alarga en excesos el trayecto de la confrontación, no sólo se incrementará el número de víctimas inocentes, también se causará un daño adicional a la población, porque podría terminar habituándose a la cultura de la violencia y esto sería la distorsión a las percepciones colectivas. Produce mitos y fantasías en donde la ausencia de respeto a la vida humana y la insensibilidad absoluta al dolor son expresiones lamentablemente recurrentes”. Así, solicitaba las reformas a la Ley de Seguridad, que quieran o no reconocerlo, es una forma de controlar a los ciudadanos de tal manera que las fuerzas de represión pueden actuar con total impunidad para invadir su vida familiar o personal sin que ningún juez pueda intervenir, solamente porque pueden existir las “denuncias secretas o inventadas o porque así lo pueden generar las declaraciones de los famosos “testigos protegidos” que no son otra cosa que maleantes que gozan de la protección de los policías que les manipulan sus declaraciones a modo de poder involucrar a cualquier ciudadano y dejarlo en la indefensión jurídica y política”.

Lo cierto es que con cierta paranoia se genera en el país una clara política represiva y macartista, donde desde el poder se exige la represión y el silenciamiento, la investigación o la persecución en contra de los ciudadanos que se atreven a cuestionar las políticas de represión que se privilegian por encima de las políticas sociales y que son las que en verdad se requieren y no dar paso a que los grupos de la policía política sean los que se apoderen de la agenda política nacional y sean los que mantengan en una cúpula cerrada al presidente, engañándole y manipulando su actividad para el beneficio de los grupos que se inclinan por la represión y el control fascista del poder.
Bajo esa presión ejercida desde los Estados Unidos con el pretexto de la inseguridad que las mismas policías generaron en todo el país., se actúa y. la realidad y los hechos marcan que, fueron los propios grupos de las policías y fundamentalmente los grupos de la policía política los que generaron, con sus complicidades y corruptelas, ineficiencia, que sus elementos se vincularan con los grupos de la delincuencia organizada, de tal suerte que vimos aflorar las corruptelas desde la Dirección Federal de Seguridad, cuando ellos eran los que controlaban el narcotráfico en el país, porque así se “habían ganado el derecho a explotar ese negocio, después de que ellos liquidaron a los grupos de la guerrilla y desmantelaron a todos los grupos políticos de la oposición de aquellos años”.

También, vimos la vinculación de otros grupos, como la Brigada Blanca, que recibieron la protección de grupos de la delincuencia organizada como “premio por la labor de limpieza política que habían generado en su momento, en beneficio de la llamada “estabilidad” del poder” y vimos crecer, la fuerza represiva, con la formación de los grupos armados de la POLICÍA POLÍTICA, posteriormente, a los enfrentamientos generados en Chiapas con el EZLN, porque el ejército había agotado, bajo la óptica de los políticos, “su capacidad de control, prevención de conflictos y diálogo con las comunidades” y es así que se le rechaza y se le obliga a reducir sus fuerzas y a mantenerse aislado de las acciones que les competían y que fueron los pretextos para generar hoy, a las nuevas fuerzas parapoliciácas que vemos actuar en todo el país, con un criterio de violación a los derechos y garantías de los mexicanos e imponiendo la política represiva y persecutoria en todo el país y que, al no existir definición de acciones y de mezclarse en muchas de ellas, la ciudadanía, confunde y culpa de muchas violaciones a las fuerzas armadas, cuando la gran mayoría de esas violaciones son generadas y propiciadas por las policías políticas que hoy tienen la libertad para establecer la represión fascista en el país y que incluyen ya no solamente a los grupos de la delincuencia organizada sino a los grupos sociales de oposición al gobierno.

En vez de desarrollar las políticas de prevención y de acción comunitaria como hoy, ante el fracaso de la represión en Ciudad Juárez, se reconoce es el camino, el gobierno de Calderón, controlado por políticos de ultraderecha ligados al YUNQUE y a los paramilitares políticos del país, siguen insistiendo en mantener una política represiva que hasta hoy no brinda resultados, pero en cambio, ha dejado ensangrentado el territorio con más de 17 mil muertos, en su enorme mayoría inocentes y ajenos a los grupos delictivos., mientras el país, resiste el gasto generado por más de 94 mil efectivos destinados en las acciones contra el crimen organizado.

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