miércoles, 27 de mayo de 2009

Contaminación para la sumisión


Hace unos días, enviado por Ángel López, un buen amigo que siempre se preocupa por dotarnos con nuevas historias e ideas, recibía un correo sobre los Tres últimos Deseos de Alejando, El Grande, donde nos explica que encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:

“1.- Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.
2.- Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y…
3.- Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro le explicó:
1.- Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ello NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2.- Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3.- Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.”

Al morir nada material nos llevamos, aunque las buenas acciones pueden ser una especie de tesoro y por tal motivo, algunos, explican que “El Tiempo” es el tesoro más valioso que tenemos porque es limitado. Podemos producir más dinero, pero no más tiempo. Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar, nuestro tiempo es nuestra vida. El mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu tiempo y siempre se le regala a la familia, a los seres queridos o a los buenos amigos.

Muchos estudios demuestran que los hombres y mujeres de hoy tenemos muchas más cosas, pero en la realidad, tenemos mucho menos tiempo para sostener nuestras relaciones y nuestros afectos. No hay tiempo para la familia, para los amigos, para el esparcimiento o el estudio. Trabajamos cuando tenemos forma de hacerlo y nos pegamos al esfuerzo productivo con más tiempo, para no dejar dudas sobre nuestra productividad, sobre el tiempo con el cual desquitamos nuestro salario. Trabajamos más tiempo que antes, al grado que, algunos analistas, aseguran que, “hoy en día tenemos menos tiempo libre que en el feudalismo”.
Así, las actividades que consumen nuestro tiempo libre son: ver la televisión y comprar cosas y esto se debe a que cuando menos, estamos bombardeados por el consumismo, por la moda, y es tal la fuerza del consumismo que en un día se pueden ver cerca de tres mil anuncios de tal forma que, actualmente vemos más comerciales en un solo año que las personas hace cincuenta veían en toda su vida. El bombardeo significa que no podemos tener “felicidad” si no estamos a la moda, si no tenemos y utilizamos los productos para el pelo tal como lo muestran los anuncios en la televisión y los modelos que los promueven. En la realidad vemos que las cosas tienen poco tiempo para servir ya que la fuerza de la moda y la presión de los anuncios para comprar son de tal manera que, a las mujeres y a los hombres, a los niños y los ancianos, se les exige estar en la “onda”, porque si traen productos y ropa que ya no está en el estilo, solamente estamos fuera de tiempo y no somos nadie, estamos hundidos, no cabemos en la sociedad de consumo.


“los habitantes de Estados Unidos dedicamos 3 a 4 veces más horas a hacer compras que los europeos. De modo que nos encontramos en una situación absurda en la que vamos a trabajar, a veces a dos empleos, y llegamos a casa agotados así que nos echamos en nuestro sillón nuevo a ver televisión y los comerciales nos dicen “APESTAS”. Así que salimos al centro comercial a comprar algo para sentirnos mejor y después tenemos que trabajar más para poder pagar lo que acabamos de comprar, y regresamos a casa y estamos más cansados, así que nos echamos a ver más y más televisión y la tele nos dice que vayamos de nuevo al centro comercial, y estamos en esta rueda ridícula de trabajar-mirar-gastar y podríamos simplemente parar”. ANNIE LEONARD: “La Historia de las cosas”.

El verdadero “trabajo del gobierno” es cuidarnos, darnos los servicios públicos, la seguridad en las vidas y propiedades, generar los espacios de educación y salud, ver el mejoramiento de los espacios de vivienda, de esparcimiento, equilibrar los mecanismos para que nadie abuse de nadie, para que la justicia sea un bien accesible a todos con igualdad de procedimientos y recursos, cuidar que la relación en el trabajo tenga justicia social y sea equilibrada. Pero teniendo en cuenta que de las cien economías más poderosas del mundo, 51 son grandes empresas, podemos entender que la relación de sometimiento a las mismas, a los grandes intereses por parte del gobierno hacen que en vez de cuidar de nosotros seamos usados a favor de los grandes consorcios empresariales y, en vez de proteger nuestros derechos, nos someten a los intereses que convienen más a las grandes empresas y a los grupos empresariales.

Por ello, cuando hablamos de contaminación, podemos observar que tal como ha descubierto Annie Leonard: “hoy día se usan en el comercio más de cien mil químicos sintéticos. Sólo unos pocos se han analizado para verificar si impactan en la salud humana y NINGUNO ha sido examinado para identificar los impactos sinérgicos que puedan tener en la salud, es decir, los impactos que generan el interactuar con todos los otros químicos a los que estamos expuestos cotidianamente. Así que no conocemos realmente cuáles son todos los impactos que pueden provocar estos químicos en la salud y el ambiente…”

“En Estados Unidos, la industria reconoce que emite alrededor de 2 mil millones de kilogramos de químicos tóxicos al año, y probablemente sea mucho más, porque eso es sólo lo que admiten. Así que ese es otro límite, porque, ¡puaj! ¿quién quiere ver u oler mil millones de kilogramos de químicos tóxicos al año?. Y entonces ¿qué hacen?. Trasladar las fábricas contaminantes a otros países. ¡contaminan las tierras de otros!” Así, cuando en un programa de radio Avanzado, conducido por don Roberto Avilés, se nos preguntaba sobre la contaminación que se está generando desde los Estados Unidos a México al verter pesticidas al Río Bravo y se dice que esto se puede hacer porque así lo determinan los acuerdos firmados en el famoso Plan Mérida que, supuestamente, es con el fin de coordinar esfuerzos para combatir el narcotráfico, pues las cosas se complican cada día y vemos que si bien la contaminación no solamente es en productos tóxicos, también la tenemos en el consumismo, en la forma en que se nos domina y conquista para que seamos un país de consumidores, compradores y atentos a los mensajes de televisión que controlan las grandes empresas norteamericanas y con ellos, doblegan las ideologías o destruyen o construyen a políticos y generan programas sociales o políticos de acuerdo a los intereses de los grandes empresarios y de los hombres del poder políticos que se manejan por el gran poder económico… es el nuevo sistema que sirve para esclavizar por medio del control de la “caja idiota,” la televisión… por esa razón, ahora, la política se opera en los medios de comunicación electrónicos, para que nadie piense y puedan manipularse los procesos de acuerdo a los intereses de los grandes comerciantes, empresarios, banqueros y especuladores financieros. Es el poder de la ultraderecha… a ver si ahora pensamos a quién dar nuestro voto…

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