domingo, 22 de marzo de 2009

Los ciclos de la vida

LOS OBSERVADORES Y EXPERIMENTADORES DE LA VIDA ASEGURAN QUE, EL CICLO DE LA VIDA, ES CADA SIETE AÑOS. Nadie nos podría responder bien a bien sobre el por qué cada siete años se dan los cambios en el ser humano, pero por experiencia sabemos que a los siete años cambiamos los dientes y comenzamos a hacer muchas preguntas a los adultos, de los siete a los catorce se inician los cambios hormonales y físicos en los niños y niñas y comenzamos a preguntarnos y experimentar los cambios en el sexo, de los 14 a los 21, normalmente, nos alocamos y experimentamos todo lo relacionado con el sexo y vemos todo con esta óptica, de los 21 a los 28 queremos “sentar cabeza” y buscamos formar un hogar y salir del medio familiar para estar en una nueva línea, de los 28 a los 35 estamos inmersos en la familia y en la cría de los hijos, de los 35 a los 42 el hombre comienza a experimentar una nueva puerta en sus emociones y tendría que saber exactamente, dice Osho, qué es él, de los 42 a los 49 debe profundizar en la meditación y apoyar a la pareja a que realice este experimento de vida y se inician las preguntas de lo interno y del: a dónde vamos, de los 49 a los 56 experimentamos la soledad y la convertimos en el centro del ser, de los 56 a los 63 se convierte uno en lo que realmente va uno a ser y “de los 63 hasta los setenta empiezas a prepararte para abandonar el cuerpo. Ahora ya sabes que tú no eres el cuerpo, también sabes que tú no eres la mente. Cuando tenías más o menos treinta y cinco años supiste que el cuerpo era algo separado de ti. Y supiste que la mente era algo separado de ti cuando tenías más o menos cuarenta y nueve años. Ahora desaparece todo lo demás excepto el yo observador. Solo permanece contigo la pura conciencia, LA LLAMA DE LA CONCIENCIA; Y ESTA ES LA PREPARACIÓN A LA MUERTE”.

Dice Osho: “La duración natural de la vida de los seres humanos es de setenta años. Si todo sigue este curso natural uno muere sintiendo una gran alegría, un gran éxtasis. Sabiéndose inmediatamente bendecido porque la vida no haya carecido de sentido, porque al menos uno haya encontrado su hogar. Y gracias a esta riqueza, a esta plenitud, uno es capaz de bendecir toda la existencia. El mero hecho de estar cerca de una persona así en el momento de su muerte supone una gran oportunidad. A medida que la persona abandona el cuerpo, sentirás como si estuvieran cayendo sobre ti flores invisibles. Aunque no seas capaz de verlas, podrás sentirlas. Es una alegría absoluta, tan pura que aunque solo la saborees unos instantes transformará toda tu vida.”. LA CONCIENCIA ES LA PREPARACIÓN A LA MUERTE.

Las plantas y los animales mueren pero ellos no tienen conciencia ni saben que van a morir, solamente los hombres saben que tienen que morir, esto mismo ocurre con la vida, las plantas y los animales viven pero no tienen esa conciencia y el hombre sí, la va captando como una gran obra de Dios, una fuente del Universo, un milagro de la creación.

Por esas y otras razones cuando uno va viviendo la vida y acercándose a la muerte, valora la belleza de todo, observa los días y los atardeceres, las nostalgias y las alegrías, las tristezas y los silencios, los avances y las risas, los llantos, los colores, los fríos y los calores, los miedos y la fuerza en la valentía, se van acumulando cosas que se pierden o se entierran y se van construyendo nuevas ideas y otras ópticas que nos permiten ver con claridad lo que va sucediendo en el paso del tiempo, con mayor velocidad, algunos, acumulan odios y resentimientos y se endurecen y se ciegan a todo lo que es y a todo lo que cambia y termina, se dogmatizan, pero otros, perdemos los odios y aplacamos los resentimientos y entramos como a una claridad en la vida y, saboreamos diferente los tiempos y los momentos, somos algo que sabe que podemos trascender en el inmenso Universo y se van los miedos, los rencores, las tragedias, las angustias, entramos en la serenidad y en el perdón, no tenemos odios porque la vida es simple y no quieres cargar cajones de cosas, ideas o sentimientos muertos. Así, vemos, hoy, cómo llega la Primavera y nos alegramos al ver los preparativos de Karisma Akal que nerviosa se nutre con sus canciones y ensaya los pasos del baile para bendecir a la Primavera, la estación de la vida, el inicio de la floración y del aumento del canto de los pájaros, de los arrumacos de amor, de las pasiones y de todo esto que une a los seres para que construyan sus parejas y fomenten y sostengan la vida. Es un hermoso, brillante, mágico momento, emoción de color y de calor, por ello, cuando hacemos un recuento de los ciclos de nuestra vida, damos gracias a todos los que nos han sido puestos en el camino y damos gracias al creador por la conciencia que nos llega a pesar de que podamos lamentar que sea un corto tiempo, pero como todo lo hermoso y valioso, es pequeño, lo bueno siempre se nos hace poco, queremos más porque somos acumuladores de felicidad y de buenos momentos, pero así es cuando la muerte se acerca y así es cuando tomamos conciencia de lo bello, lo inmensamente bello, lo grandioso del ciclo de la vida, de nuestra vida.

La verdad es que si hacemos recuento de las muchas cosas y los momentos hermosos y bellos de nuestra vida, si pensamos más en agradecer lo que tenemos, lo que hemos vivido, sin desear las cosas inútiles que nos consumen y nos desgastan, que nos desvían del camino, que nos hacen egoístas y acumuladores de cosas, sentimientos e ideas inútiles, que nos fomentan el odio, el resentimiento, los miedos, los temores, los horrores, lograríamos ver, antes, la claridad del ciclo de la vida, esto es lo que realmente vale y nos permite ser activos y productivos, reproductivos en ideas, sentimientos, momentos, emociones, los seres humanos que no se quedan anclados y siguen fluyendo en el inmenso campo del Universo, de lo universal, de lo trascendente, dejando a un lado el viejo costal del egoísmo, del egocentrismo, del yo trascendental que no queda más que enterrar con el viejo y cansado cuerpo que, muchos, prefieren llevar en el largo camino del no retorno.

Cuando se han cubierto espacios, cuando se han cumplido las metas, cuando sabemos el valor de la vida y lo importante del crecimiento y de la inevitable muerte, cuando se han vivido experiencias de vida y de muerte, cuando sabemos amar todo lo que nace, cuando sabemos respetar todo lo que ha sido, sabemos que estamos bien preparados para todo lo que deje el tiempo en la vida porque así dejamos los miedos y las dudas, los tiempos difíciles, las emociones sin sentido, los resentimientos y los odios. Por eso es de vital importancia la conciencia, el estar alerta en cada etapa o ciclo de la vida, saber el valor de un diente que se cae y del que llega, saber la emoción de los primeros rayos sexuales, conocer el tiempo y la distancia entre los seres que formarán una familia, conocer el valor y la alegría del nacer, crecer y dejar ir de los hijos, el experimentar los momentos de soledad y de preguntas y respuestas, el reencontrar a Dios y, sobre todo, el de tomar conciencia de nuestro tiempo, del límite al que debemos llegar.

Así es como podemos valorar lo que tenemos, lo que vivimos, lo que creamos o enterramos, conocer las emociones y las pasiones, dejar ir las experiencias buenas o las amargas, saber que somos lo que somos porque esto es lo que queríamos ser y, por eso, cogimos ese camino que nos deja llegar a las metas. Así, con la conciencia, sabemos el valor de la luz y de la oscuridad, sabemos la importancia de la paciencia a pesar de que los tiempos se agoten, pero es parte del tiempo y de su valor, por ello es que la meditación y la oración nos nutren de paciencia y de conciencia y este es un camino de luz y de valor… dejemos fluir las cosas tal cual son, no nos pertenecen, nada nos pertenece, solamente las usamos en la medida que tenemos conciencia y en la medida en que sabemos de su valor. Bien venida bendita Primavera, los tiempos del amor.

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