martes, 17 de marzo de 2009

La prostitución de la educación

La educación todos los días se deteriora. Se agotó en un momento la excelencia académica y los burócratas de la educación continuaron con sus métodos repetitivos, dando los mismos apuntes, haciendo los mismos chistes, pasando las listas o no de cuerdo a su manipulación e intereses, dejando a los adjuntos para que dieran su clase y ellos cobraran por el tiempo de las mismas, se la pasaron en grillas y, para ello, usaron a las organizaciones estudiantiles y las involucraban en sus grillas y componendas, a las organizaciones sindicales para el mismo objetivo y, cuando llegaban al poder, no lo usaban para mejorar la educación sino para controlar los presupuestos y proteger a sus cómplices o a sus cuates. En ese proceso que se inicia desde antes del 68, los partidos políticos también utilizaron el bastión educativo para realizar sus transas y acarrear a militantes o seleccionar a sus cuadros que utilizarían en las acciones políticas y electorales. Después del 68, agotadas las opciones políticas, los grupos de la “izquierda”, en especial los miembros del Partido Comunista Mexicano, que era el más beneficiado y el menos golpeado en el proceso de la lucha estudiantil, lograba varios acuerdos con Luís Echeverría de tal suerte que este les benefició hasta con la “legalización” de su organización y les permitió ocupar la dirección de varias universidades y tecnológicos con el fin de que pudieran refugiar ahí a su cuadros y ,con el uso de los presupuestos se logró que construyeran algunas organizaciones y partidos políticos de tal forma que ahora vemos a muchos repartiéndose la cuota del poder y los inmensos recursos económicos que les llegan vía el IFE o los acuerdos cupulares entre partidos o gobiernos, así, les terminaron de prostituir y de cooptar para que también entraran en las transas y en el inmenso negocio de la política. Claro, también, terminaron de joder a los centros educativos para dar paso al fortalecimiento de las universidades privadas y confesionales, donde ahora, muchos de ellos, “berrean” sus “conocimientos”.

En fin, las cosas se dieron en esa forma y siguen mal, muy mal. Por ello leyendo a Osho, me recordaba de tales experiencias estudiantiles y nos dice: “Sabes cómo abordar a un maestro de escuela, cómo abordar a un profesor universitario, cómo abordar a un sacerdote. No exigen demasiado porque sólo imparten información, lo que también puede hacer una grabadora o un computador o un tocadisco o un libro”.
“Cuando era estudiante universitario, nunca asistía a las clases de mis profesores. Desde luego, se sentían ofendidos.. un día el decano de mi facultad me llamó y me dijo: “¿Por qué ha venido a la universidad? Nunca lo vemos, nunca asiste a las clases. Recuerde: cuando llegue la hora de los exámenes, no nos solicite una certificación de asistencia, pues para acceder a los exámenes tiene que poder demostrar una asistencia de al menos setenta y cinco por ciento”.
“Entonces tomé al viejo de la mano y le dije: “Venga conmigo; quiero mostrarle dónde he estado y por qué vine a la universidad”. El hombre tenía un poco de miedo, pues no sabía a dónde lo llevaba ni por qué. Además, se sabía que yo era un tanto excéntrico. Me preguntó: “A dónde me está llevando?”
Le contesté:”Le demostraré que tiene que certificarme el cinto por ciento de asistencia. Venga conmigo”. Lo llevaré a la biblioteca y le dije al bibliotecario: “Cuéntele a este señor: ¿ha habido un solo día en que no haya estado yo en la biblioteca?”
Y el bibliotecario respondió: “Ha estado aquí aun en los días feriados. Si la biblioteca no está abierta, este estudiante se sienta en el jardín de la biblioteca, pero siempre viene. Y todos los días tenemos que decirle: “Por favor, tiene que irse porque es hora de cerrar”.
“Le dije al decano: “Encuentro los libros mucho más claros que los así llamados profesores. Además, éstos no hacen más que repetir lo que está escrito en los libros, entonces ¿de qué me sirve ir a escuchar de boca de otros lo que está en los libros? ¡Yo puedo consultar los libros directamente!”
“Le dije: “Si usted me puede probar que los profesores están enseñando algo que no esté en los libros, estoy dispuesto a ir a clases. Si no está en capacidad de probarlo, entonces tenga en mente que me debe certificar asistencia de cien por ciento, si no, ¡voy a crear problemas!”
“Nunca acudí a solicitárselo, pero me certificó asistencia a cien por ciento. Aceptó mi argumentación: era muy simple. Me dijo: “Tiene usted razón. ¿Para qué escuchar conocimientos de segunda mano? Se pueden consultar los libros directamente. Yo conozco a estos profesores. Yo mismo soy sólo un disco rayado. La verdad es”, admitió, “Que a lo largo de treinta años no he leído nada nuevo. Sigo utilizando los mismos apuntes de siempre”
“A LO LARGO DE TREINTA AÑOS HA ESTADO ENSEÑANDO LO MISMO, UNA Y OTRA VEZ, Y EN ESOS TREINTA AÑOS SE HAN PUBLICADO MILLONES DE LIBROS”… ASÍ, NOS ENVOLVEMOS EN EL MUNDO DE LAS PALABRAS Y NO DE LAS EXPERIENCIAS QUE NOS CONDUCEN A UN NUEVO ESTADO DE CONOCIMIENTO.

Y ES VERDAD ESTO QUE RECORDAMOS Y QUE CONTAMOS CON LA SENCILLEZ DE OSHO. La burocratización, la comodidad, los intereses, el poder, las intrigas, la politiquería en los centros de estudio que tienen como objetivo gozar de los recursos presupuestarios por parte de un grupito que no tiene la vocación para ser profesor es lo que ha degenerado toda la enseñanza en el país. Cada profesor está pensando cuándo cobra en la quincena, cuándo le aumentan el salario, cuándo puede ganar más con los extras que le pagan por exámenes extraordinarios o a título, o cómo le puede solicitar hacer el amor a una alumna o un alumno, con tal de no reprobarlo, cuándo se cambian los directivos para vender su “apoyo” y continuar con este degenere en su vida. Y esto es lo mismo en la educación oficial o en la privada, por esa razón, en vez de profesionistas inquietos y visionarios, salen de los centros universitarios hombres frustrados y resentidos que aumentan las tasas de desempleo profesional.

No hay comentarios: