martes, 7 de octubre de 2008

Unos en la lela y otros en las transas

No se puede aceptar que un presidente dude, llore, se encabrone, pierda los estribos, no consulte y no piense, no se puede aceptar que un presidente crea que es todólogo y que todo lo puede porque es el presidente y se olvide de lo que significa la confianza, la credibilidad, la humildad y, sobre todo, el contacto popular que le debe guiar en sus determinaciones. Un presidente debe estar en el momento adecuado en el tiempo preciso y en las condiciones ideales para hacer declaraciones. Es increíble que el presidente de México, ante las amenazas que ninguno de sus funcionarios analizan ni ven, sienta que sus famosos llamados a la lucha “continental” en contra de la delincuencia organizada, tal como lo plantean los policías políticos en sus inútiles llamados, también, a dicha batalla, sea más importante que tomar medidas en contra de la crisis económica mundial que a todos nos está afectando y que se convierte en un serio peligro para la paz y la estabilidad nacional, la seguridad nacional y pública y por supuesto, generará grandes manifestaciones de protesta de los desprotegidos, de los jodidos, de los marginados, de los humildes, de los desocupados. Mientras los funcionarios pretenden que, con discursos, fuera del momento preciso y del tiempo adecuado, con llamados sin sentido y sin credibilidad, confianza y sentimientos patrios, podrán convencer a los demás países a emprender una lucha contra el “narcotráfico” que no es más que, una intensa lucha del grupo de policías para reacomodar a los delincuentes a los que sirven y posesionarles de las mejores plazas para el narcotráfico, cuando todas las preocupaciones de los líderes y mandatarios mundiales se encuentran centradas en la crisis económica y no en las tonterías en que han “embarcado” y engañado al presidente de México. Algunos analistas sostienen que, la renuncia de los jefes de las policías no resuelven las cosas porque aseguran, los delincuentes continuarán haciendo de las suyas y continuarán traficando y matándose entre si, pero olvidan que los muertos y los asesinatos, que los actos de terror, no están en ese campo de juego y que, por esa misma razón, los grupos, se manifiestan por medio de mantas y de otros llamados como comunicados y cartas para aclarar que ellos mismos, como en el caso de los ZETAS, ESTÁN DETERMINADOS A INVESTIGAR PARA DAR CON LOS VERDADEROS TERRORISTAS QUE, DICEN ELLOS, PERTENECEN AL GRUPO DE LA “familia”. Donde su líder es un hombre “iluminado”, “mesiánico”, dogmático y, sobre todo, que se guía por una “biblia” especial que parece más un decreto fascista que un decreto grupal, donde los hombres se dignifiquen y se respeten y no rindan su apoyo incondicional, al grado de que se les forma para “kamikasis” suicidas dispuestos a muchas cosas terroríficas en todo el país. Cuando menos, en otras condiciones, esas manifestaciones, hubieran sido ampliamente investigadas, sobre todo cuando se hacen denuncias claves de importantes personajes y funcionarios del gobierno de Felipe Calderón. Pero no, al parecer, los funcionarios de las policías políticas que son los que llevan la agenda presidencial en todos los niveles y tiempos, aseguran que el presidente se debe embarcar a los llamamientos internacionales, olvidando que a nivel nacional no han logrado absolutamente nada y que, en cambio han provocado que los mismos grupos de seguridad se pelen por los enormes presupuestos que se les han destinado para operaciones, y equipamiento y esto, asegura enorme poder político, pero sobre todo, la capacidad y ventaja de hacer muchos negocios multimillonarios que les dejarán, a esos funcionarios de policías con sus aliados: empresarios y políticos, grandes ganancias que, abultarán, sus cuentas bancarias. Por esa misma razón el presidente se pierde en esos llamamientos que nadie escucha y atiende, olvidando que el principal problema que debería de atender es el de la crisis económica que nos comienza a lastimar profundamente, cuando el precio del dólar, como nunca, llega a sus máximos de 12.30 pesos por dólar y esto, nos coloca, además, en una profunda desventaja exportadora que lesionará a la planta productiva nacional y por tanto, tendremos aumentos de precios en productos básicos, desocupación, miseria, marginación y discriminación en muchos lugares, que además, se complicarán, porque miles de indocumentados ya no mandan dinero a sus familias y otros miles son regresados por las autoridades gringas de tal suerte que se aumentan los desocupados, pero sobre todo, los posibles manifestantes en las movilizaciones en contra de la pobreza en el país. Así estamos llegando a las “locuras presidenciales” como, cuando Echeverría pretendía ser el “líder de los países del Tercer Mundo” y México estaba en profunda crisis, o cuando López Portilloi que al inicio llamaba a “administrar la abundancia petrolera, esta se dilapidaba en obras, gastos suntuarios y salarios impresionantes a los políticos para terminar “llorando ante la nación” y “sin poder defender el peso como un perro”. Hoy, Felipe Calderón, golpeado y lastimado del brazo y otros niveles, insiste en hacer llamados continentales para combatir a los delincuentes, olvidando que en México llevamos más de cuatro mil muertos, más que en países en guerra o en ocupación, y que no podemos asegurar ni la seguridad de los mismos funcionarios y políticos al grado de que éstos, deben cuidarse con grupos de guaruras proporcionados por las policías privadas que, normalmente, son las empresas de esos policías políticos, como otro de sus muchos de negocios. Así se la lleva chiflando en la loma, mientras la economía se hunde, la pobreza aumenta, la desocupación es terrible, la miseria es espantosa, la discriminación es brutal y mientras los políticos, policías políticos, funcionarios, empresarios, banqueros y demás, “viven en la luna” y la opulencia, el pueblo mexicano, se desgarra en la miseria y en la desilusión… en el terror y horror provocado por las mismas autoridades, para que se les justifiquen los muchos recursos fiscales que les daremos para que nos sigan jodiendo…

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