¡QUIÉN TIENE EL TRASERO DE PAJA, SIEMPRE TIENE MIEDO A LA LUMBRE CERCANA!.
Es
curioso, pero no hay “dogmático que sea inteligente porque no hay
inteligente que pueda ser dogmático”. Y de verdad les corremos y
escapamos de los dogmáticos, porque no tienen mucho talento para ser
flexibles y es así que, cuando nos topamos con los dogmáticos de
cualquier nivel y estilo, forma de pensamiento y de aquellos que no
tienen gracia ni para reírse de ellos mismos, pues pensamos que, además
de dogmáticos, no dejan de ser pentontos…
Mi
Amiga Bricia, que siempre está atenta al acontecer de la vida y a
mantener una idea graciosa de la misma, siempre sonriendo y siempre
positiva, me hace el favor de enviarme muchos correos que me llenan de
ternura, pensamientos positivos, me hacen reír y reflexionar, aquí está uno
de ellos que fuera escrito por FRAY JUNÍPERO (1713-1784) RELIGIOSO
ESPAÑOL. Y tendríamos que reflexionar que casi nada ha cambiado desde
aquellos tiempos y así, seguimos de masoquistas, haciendo caso a los
políticos y políticas, cayendo en sus enredos… pero es nuestra culpa, no la de
ellos, ni la de ellas… “el que por su gusto muere”…
“___DÉJAME DORMIR, MAMÁ__”
“HIJO mío, por favor,
de tu blando lecho, salta.
Déjame dormir, mamá, que no hace ninguna falta.
Hijo mío, por favor,
levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna.
Hijo mío, por favor,
que traigo el café con leche.
Mamá, deja que las sábanas un rato más aproveche.
Hijo mío, por favor,
Que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto, porque no me da la gana!.
Hijo mío, por favor,
que el Sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto.
Hijo mío, por favor,
que es hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo.
Hijo mío, por favor,
van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán.
Hijo mío, por favor,
¿y si tu jefe se enfada?.
Que no, mamá, déjame, que no me va a pasar nada.
Hijo mío, por favor,
Que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy diputado del Congreso y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota.
Solamente
necesito acudir cuando se vota, que los diputados somos ovejitas de un
rebaño para votar lo que digan y dormir en el escaño.
En serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas si por culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas.
Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas, es conseguir otra vez que me pongan en las listas.
Hacer la pelota al líder, ser sumiso, ser amable.
Y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable.
Y es que ser parlamentario fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido,
¡Déjame, mamá, que duerma!
Bueno, te dejo, hijo mío.
Perdóname, lo lamento,
¡Yo no sabía el cansancio
Que produce el Parlamento!”
Y si desde 1700
es lo mismo, no puedo entender la razón por la que las generaciones de
ciudadanos continuamos aguantando a esos vagos, mediocres, bolsones,
mentirosos, comodinos para que nos sigan prometiendo, engañando,
cobrando dietas y sueldos que no merecen, además de las transas y de los
negocios en que se meten y donde se enriquecen de los bienes populares.
Así, vemos ahora, que diputadas van y vienen sin ser más que mandadas
por los que en realidad las titiritean para continuar en la rapiña y en
el engaño, en el chiquero y en el cochinero… por esa razón, lo mejor es
que, si no hay buenas o buenos candidatos, no votemos por ellos;
marquemos nuestro
voto por algunos ciudadanos que en verdad merezcan nuestro aprecio,
reconocimiento, admiración y afecto, no por esos cínicos y rateros y
cínicas y rateras que están llenando los chiqueros…como lo vemos en el
Estado de Oaxaca y muchos otros más… en nuestro voto está nuestra propia
salvación y el cambio verdadero… dejamos de ser tontos y dejados, como
dicen en mi pueblo.
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