sábado, 28 de mayo de 2011

Funcionarios ricos y policías pobres

Recuerdo que en los tiempos del presidente ,José López Portillo, cuando el “general”, Arturo, “el Negro”, Durazo Moreno, fungía como Director de la Policía Capitalina y tenía a su mando al poderoso Servicio Secreto, se realizó una “telecomedia” por medio de entrevistas que realizaba el reportero de televisa, “El Tobi”, Pérez Verduzco, quién tenía una gran amistad con el famoso “general”, y se hicieron entrevistas con chiquillos de varias escuelas. En una de ellas, uno de los chiquillos de doce años le dijo al reportero que “ él quería ser policía de grande”, como la entrevista se realizaba en directo y con la presencia del “general” Durazo, de inmediato, el reportero le dijo que seguramente “quería ser un policía para servir a la sociedad, como lo hacía el “jefe” Arturo Durazo Moreno. El niño, en su inocencia y seguramente influenciado por todo lo que se comentaba sobre los policías dijo: “No, quiero ser policía porque así dejo de estudiar y me hago bien rico como el “general”. Ahí acabaron las charlas en directo de esos esfuerzos por cambiar la imagen de la policía y pretender crear la idea por medio de la publicidad que las cosas habían cambiado. La realidad y un niño los aplastó.

Ahora, nos dicen que los universitarios se vuelcan para incorporarse a las filas de la policía, que esto será de gran impacto, porque es la forma en que la policía se ha dignificado y sobre todo, dicen, se ha convertido en una “policía científica”, y dentro de este esquema se habla de hacer programas y telenovelas para mostrar “la cara amable y buena de la policía” y por muchos esfuerzos que se hagan en el tema, la realidad es diferente y no se debe olvidar que para ser policía como en cualquier otra actividad, militar, medicina, artística, publicitaria, de comunicación, de ingeniería, en fin, lo primero que se requiere es que se tenga vocación y una visión de lo que uno quiere ser en la vida. No se puede pensar que los policías no mueren o no roban o no son prepotentes y violentos tanto o más que los propios delincuentes en muchos casos y sobran ejemplos sobre el tema, pero en fin, es bueno tratar de cambiar, pero no con telenovelas, hay que cambiar de fondo y uno de los grandes problemas es que muchos policías lo son por necesidad no por vocación y terminan frustrados y resentidos con la vida de tal forma que no cumplen con su labor y por ello vemos muchos ejemplos de complicidades y de corruptelas.

El Dr. Luís de la Barrera, quién fuera un importante funcionario de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y que tiene la experiencia sobre el tema, lo vivió en carne propia porque su señor padre fue en su tiempo uno de los funcionarios más importantes de los cuerpos de seguridad nacional, acaba de escribir un interesante artículo que aparece en el Diario La Razón, el día 20 de mayo, cuyo título es: “El salario del desprecio” y nos dice: “Son varias las medias para la transformación de nuestras policías… he señalado cuáles son , a mi juicio, esas medidas. Hoy me quiero centrar en una de ellas, la más urgente, la más justa, la más indispensable: el salario de los agentes policiacos”.

“¿DE verdad creen el Presidente y los gobernadores que es posible que tengamos policías altamente profesionales y confiables con salarios de miseria y condiciones de trabajo deplorables? El secretario de Seguridad Púbica del gobierno federal lo ha expuesto una y otra vez. Lo mínimo que debe ganar una persona para sostener una familia de cuatro son diez mil pesos, por lo que 61% de los policías municipales gana menos de cuatro mil y 20% menos de mil pesos, por lo que se ven orillados a completar sus ingresos de mala manera. Entonces, mientras al policía de más bajo nivel jerárquico no se le paguen al menos diez mil pesos libres de polvo y paja, todos sabemos –todos, incluyendo al Presidente, a los gobernadores y a los alcaldes- que muchos policías están consiguiendo dinero ilícitamente: mordiendo, robando, formando parte de bandas de delincuentes o papando moscas mientras tales bandas hacen de las suyas. Esos salarios insultantes están motivados principalmente por el desprecio clasista que se tiene en México a los policías. Todos señalamos sus insuficiencias, su falta de capacidad y profesionalismo, su negligencia y sus arbitrariedades, pero ni por asomo se habla de su situación laboral”… y es verdad, nadie va a arriesgar la vida y la libertad por un salario del “desprecio”, pero si como señala la Constitución General de la república, se debe “pagar a trabajo igual, salario igual”, lo lógico es que comenzaríamos a tener serios problemas en todos los niveles, porque los mexicanos que sufrimos desempleo, miseria, marginación, estamos ahogados por la inflación y los precios que suben diariamente, porque no alcanza para mantener decentemente ni a una familia de dos, se tendrían que igualar los diez mil pesos como salario mínimo y veo difícil que esto suceda o de otra manera comenzarán, no a ingresar a las policías los desempleados, sino a protestar como lo hacen hoy en día en España, porque están cansados de la situación que han provocado los políticos deshonestos y mentirosos, la sociedad de banqueros con los grandes delincuentes y por el hartazgo político generado por el cinismo de los que solo se han beneficiado del poder.

Claro que sería justo que los policías ganaran decentemente, pero es mejor que, todos, ganáramos decentemente y que el reparto de la riqueza fuera equitativo, no que unos cuántos especuladores, banqueros, comerciantes inescrupulosos, políticos deshonestos, policías deshonestos, ineficientes y cobardes, corruptos, enriquecidos, funcionarios ineficientes y corruptos sean los que se enriquecen a pesar de que el pueblo mexicano empobrece día a día. Tal vez el inicio que no han visto los políticos, porque solamente creen que al pueblo se le engaña y entretiene con los circos del fut bol, es que la manifestación de más de 40 mil personas el día domingo al triunfo del equipo de PUMAS UNAM se motivó más, cuando todos sabíamos que el presidente apostaba, demagógicamente, por el triunfo de su equipo michoacano y no es que tengamos pugna con los michoacanos, a ellos, los respetamos y admiramos, al que ya no respetamos ni creemos es al presidente que, en su última fase de desgobierno, va de mal en peor, sordo a los reclamos populares y emperrado en continuar con su “guerrita” a pesar de que ese entreguismo a los gringos, ha costado, al pueblo mexicano, más de cuarenta mil muertes y miles de desaparecidos, miles de niños huérfanos y viudas, miles de tragedias, y sobre todo, la destrucción de muchos sueños y empresas familiares en todo el país. Si esto es llevar bien un gobierno, prefiero a los otros, cuando menos sabían qué se hacía. La realidad es que los protestatarios indignados y molestos, pronto, se manifestarán en las calles del país, porque el hartazgo es enorme ,y los “líderes políticos” son enanos que no tienen más que la cabeza muy cercana al trasero… esta es la realidad.

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