miércoles, 25 de noviembre de 2009

Las 48 leyes del poder (quinta lección)

Hablar del poder es hablar de intrigas, mentiras, traiciones, crecimientos, violencia, en fin, pareciera que el poder en vez de ser útil a los humanos es la parte que destruye las relaciones y la credibilidad, que termina con la confianza, pero en realidad el poder no es esto, son los hombres que hacen uso del poder con fines egoístas los que provocan que el poder sea visto con resentimiento y temor por los ciudadanos, cuando en verdad, sus leyes y condiciones, nos hablan del ser humano, de sus pasiones, de sus debilidades o de sus emociones y virtudes. El poder no es bueno ni es malo, es, simplemente: poder y lo que debemos obligar a los que ejercen y hacen uso del poder es a que lo utilicen bien y no para servirse, cuando en realidad es para servir a los demás. Por este motivo continuaremos hablando y transcribiendo las leyes del poder del libro de Robert Greene, “LAS 48 LEYES DEL PODER” editado por la editorial OCEANO.

LEY 19: “CONOCE CON QUIÉN ESTÁ TRATANDO; NO OFENDAS A LA PERSONA EQUIVOCADA”.

“Hay muchos tipos de personas en el mundo, y no puedes dar por supuesto que todos reaccionan igual a tus estrategias. Engaña a algunos individuos o muéstrate más hábil que ellos y pasarán el resto de su vida buscando venganza. Son lobos con piel de ovejas. Elige entonces con cuidado a tus víctimas y adversarios, y nunca ofendas ni engañes a la persona equivocada”.

“Frente a un espadachín, saca tu espada; no recites poesía ante quien no es poeta”. Citado por Thomas Cleary

“Ten la certeza de que no hay persona tan insignificante y de poca consideración que no pueda, en un momento u otro, serte útil, lo que sin duda no será si alguna vez la has tratado con desprecio. Los agravios suelen perdonarse, pero el desprecio nunca. Nuestro orgullo nos lo recuerda todos los días”. Lord Chesterfield.

LEY 20: “NO TE COMPROMETAS CON NADIE”.

“Sólo el incauto se apresura a tomar partido. No te comprometas con ninguna parte o causa, sino contigo mismo. Al mantener tu independencia, te vuelves señor de los demás; los pones unos contra otros, haces que te sigan”.

“Dado que el poder depende enormemente de las apariencias, debes aprender los trucos que favorecerán tu imagen. Niégate a comprometerte con una persona o un grupo. Cuando te refrenas tú mismo, no provocas enojo, sino una especie de respeto. Al instante pareces poderoso, porque te vuelves inasible antes que sucumbir al grupo, o a la relación, como la mayoría. Esta aura de poder no hace sino aumentar con el tiempo: al extenderse tu reputación de independencia, cada vez más personas acabarán por desearte, queriendo ser quien logre comprometerte. El deseo es como un virus; si vemos que ciertas personas desean a otra, tendremos a considerarla deseable también”.

“TAN PRONTO COMO TE COMPROMETES, LA MAGIA SE EVAPORA. TE VUELVES COMO TODOS LOS DEMÁS.

LEY 21: “HAZTE EL NECIO PARA ATRAPAR A UN NECIO: APARENTA SER MÁS TONTO QUE TU OBJETIVO”.

“A nadie le gusta sentirse más estúpido que el de al lado. El truco es entonces hacer sentir listas a tus víctimas; y no sólo listas, sino también más listas que tú. Una vez convencidas de esto, nunca sospecharán que pudieras tener motivos ocultos.”.

“La sensación de que alguien es más inteligente que nosotros nos resulta casi intolerable. Usualmente tratamos de justificar eso de diferentes maneras: “Sus conocimientos son librescos, en cambio los míos son reales”. “Sus padres le pagaron sus estudios. Si los míos hubieran tendio dinero, si yo hubiera tenido el mismo privilegio…” “No es tan listo como cree”.

“Los chinos tienen esta frase: “Disfrázate de cerdo para matar al tigre”. Alude a una antigua técnica de caza, según la cual el cazador se pone piel y hocico de cochino e imita su gruñido. El portentoso tigre cree que un cerdo le ha salido al paso, y le permite acercarse, saboreando la perspectiva de un festín fácil. Pero es el cazador el que ríe al último”

LEY 22: “SIRVETE DE LA TÁCTICA DE LA RENDICIÓN: CONVIERTE LA DEBILIDAD EN PODER”.

“Cuando eres más débil, nunca peles por salvar el honor; elige la rendición, mejor. Rendirte te da tiempo para recuperarte, tiempo para atormentar e irritar a tu conquistador, tiempo para esperar a que decline su poder. No le des la satisfacción de pelear y derrotarte; ríndete antes. Al ofrecer la otra mejilla, lo enfurecerás y desconcertarás. Haz de la rendición un medio de poder”.

“… frente a un adversario más poderoso y una derrota segura, también suele ser mejor rendirse que huir. Escapar podrá salvarte por el momento, pero el agresor terminará por dar contigo, si, por el contrario, te rindes, tienes la oportunidad de rodear a tu enemigo y hundirle los colmillos desde cerca”.

“… Si te encuentras temporalmente debilitado, la táctica de la rendición es perfecta para volver a levantarte: disfraza tu ambición; te enseña a ser paciente y controlarte, habilidades clave en este juego, y te pone en situación ideal de aprovechar la súbita caída de tu opresor. Si huyes o te defiendes, a la larga no podrás ganar. Si te rindes, casi siempre saldrás victorioso”

LEY 23: “CONCENTRA TUS FUERZAS”.

“Conserva tus fuerzas y energías manteniéndolas concentradas en sus niv4eles más elevados. Ganas más buscando una mina rica y explotándola a fondo que pasando de una mina poco profunda a otra: la intensidad derrota a la extenuidad en todo trance. Cuando busques fuentes de poder para elevarte, fíjate en el benefactor clave, la vaca gruesa que te dará leche mucho tiempo”.

“… Napoleón conocía el valor de concentrar sus fuerzas en el punto más débil del enemigo; éste fue el secreto de su éxito en el campo de batalla. Pero su fuerza de voluntad y su mente se inspiraban por igual en esa noción. Firmeza de propósito, absoluta concentración en la meta, y el uso de estas cualidades contra persona menos resueltas, personas en estado de distracción: una flecha que dará sin falta en el blanco abrumará al enemigo.”

Como podemos reflexionar las leyes del poder nos sirven para realizar un importante ejercicio de autovaloración y de autocrítica en las formas de actuar. Si nos dejamos llevar por las pasiones, seguramente seremos derrotados, pero lo más triste es que esa derrota la provocamos nosotros mismos…

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