lunes, 29 de junio de 2009

Secretario regañón... sale trasquilado


Hace algunos años, en los tiempos del presidente Adolfo Ruíz Cortines, llegaban ante él, un grupo de diputados que, alharaquientos y escandalizados para llamarle la atención, declaraban, a voz en cuello en Palacio Nacional: “Señor Presidente, esto es un escándalo, es un abuso, es una burla y un gran cinismo porque después de realizar una seria investigación sobre el tema, hemos llegado a la conclusión de que: EN MÉXICO, LA JUSTICIA SE VENDE”. El anciano presidente, con ese estilo jarocho, socarrón y rápido, les contestaba para calmar sus iras y sus escándalos a los diputados: “SEÑORES DIPUTADOS, ESTÁN EQUIVOCADOS, PORQUE EN MÉXICO NO SE VENDE LA JUSTICIA, LO QUE SE VENDE ES LA INJUSTICIA. LA JUSTICIA NO SE PUEDE VENDER”. Así con la cola entre las patas, los “representantes populares” aceptaban de buen grado y sonrientes la salida del presidente que en la realidad le importaba un soberano carajo eso de la justicia o de la injusticia, sino el que no se produjeran los escándalos, porque sabía que en política, no se castigan los delitos, se castigan los escándalos, los chismes, las intrigas y las confrontaciones con el hombre del poder.

Resulta extraño que en los “gobierno del cambio” se les dé mucha importancia al cuidado de la “figura presidencial” de esas fórmulas pasadas, del priísmo, donde los políticos, los gobernadores no se atrevían a declarar nada en contra de su investidura o de su familia, o de sus negocios o de sus tonterías o de sus errores en la forma de gobernar o de apalear a los demás. Mucho escuchamos de que en el “cambio” se terminaba con la figura del presidencialismo y de su nivel dictatorial, pero pareciera que a los gobernantes eso del mandar con todo la ley del garrote, con toda la fuerza de las “instituciones,” con su impunidad absoluta, con la “investidura”, con todo ello que permitían los ciudadanos y los partidos paleros a un presidente de la República, tuviera o no razón, fuera o no sensato, tuviera o no la ley y la legalidad, tuviera o no la justicia , se convertían, al fin y al cabo, en una “dictadura perfecta”, donde un “presidente actuaba con el poder absoluto y, para ello, contaba con el partido en poder, con las fuerzas armadas, con los policías, con las procuradurías, con los jueces y la Suprema Corte de Justicia de la Nación con lo que validaban sus excesos, sus injusticias y sus venganzas políticas y personales o garantizaban la total impunidad a su equipo, familiares o a ellos mismos y, para colmo de los males que nos afectan, vemos que tal pareciera que se cumple aquello de que: PARA QUE TODO SIGA IGUAL, PUES NO HAY QUE CAMBIAR y esto es lo que se continúa haciendo, alegando que existe un presiente que toma el toro por los cuernos, que se faja los pantalones, que lucha en guerra contra el crimen organizado y otras mil boberías que solamente son parte de la publicidad política que se utiliza para encubrir la falta de resultados, porque a decir verdad, no se ha cumplido en nada su COMPORMISO DE SER EL PRESIDENTE DEL EMPLEO, de eliminar el pago de las tenencias, de evitar los aumentos de precios en las gasolinas y gas, en los servicios, en los alimentos, en las rentas, en los impuestos generales, en los costos inmobiliarios… en fin, sin resultados, solamente se cacaraquean los productos de otras gallinas y no se demuestra que hay posturas.

Nos parece que el Secretario de Gobernación, adopta una postura pomposa, malosa y peligrosa, porque es el Secretario de Gobernación y no la “nana defensora del presidente”, eso de que no acepta “el tono altanero con el que se dirige al presiente Felipe Calderón,” no es más que el pretexto para demostrar que se encuentra al pendiente y que se pasan las investigaciones a la PGR, con el fin de cubrir y tapar la participación y las responsabilidades de familiares de la familia presidencial, con lo cual se dará la impunidad y, todo, seguirá igual, porque en este país, recordamos, no se castigan los delitos de los políticos y funcionarios sino los escándalos y los excesos donde la gente se puede dar cuenta de que los políticos no son Dioses, son señores feudales de horca y cuchillo. En su calidad de amigo, de político de la vieja guardia, de hombre de honor y de palabra con el que se ha distinguido Don Fernando Gómez Mont, es una clara muestra de lealtad y de afecto al presidente, pero sin duda, pensándolo bien, es un exceso de su parte, porque una cosa es el llamado tono altanero que más bien me parece es de enojo y de encabronamiento ante cosas que él considera injustas y encubridoras de los políticos y funcionarios federales y otra, es una majadería y, por si no lo reconoce Don Fernando, la Constitución General de la República nos permite expresarnos con total libertad y solo exige cuidar, no lastimar o denostar al presidente, levantarle falsos o crear movimientos en donde se ponga en peligro su vida. Estamos en un régimen de libertades y los tonos en el lenguaje deben de ser lo de menos sino que, lo que realmente debe importar, es encontrar la justicia y aplicarla como debe de ser y no al modo en que pretenden los políticos y familiares de esos responsables.

La verdad es que cuando menos, Vicente Fox, con aquello de sus tepocatas, las jaladas, las víboras cuatas, la de no mameyes y otras expresiones rancheras, tenía más aguante y el cuero más duro, tan duro que muchos decían que era un verdadero “cahuamo”, no por aquello con el que se identifican, porque estaría muerto después de hacer el amor, sino por la conchota en donde todo se le resbala. Los políticos ya deben saber que los ciudadanos nos podemos referir con majaderías en su contra porque estamos cansados y hace mucho mayor daño a las familias la falta de empleo, los costos altísimos de los bienes y servicios, la falta de seguridad pública, la prepotencia y la violencia con la que nos tratan los policías y sus extorsiones y venganzas personales y políticas, los asesinatos que se permiten a los delincuentes porque gozan de impunidad, complicidades y corruptelas con policías, jueces, ministerios públicos, políticos, empresarios y banqueros, hace mucho mayor daño el alto precio de los medicamentos que una mentada de madre que resulta es, como las llamadas a misa, el que quiere ir pues va y va bajo su riesgo que, en el agua bendita, salgan chispas y que los que tragan santos, le vomiten diablos o les critiquen por no están atentos a las misas en vez de estar de pedinches con el santo para que no nos falte trabajo, salud, alimento, escuela, habitación y claro, fut bol y diversiones, que también las merecemos…

El presidente no es de los estirados y espantados, no, creemos que tiene la formación en el pueblo y le gusta cantar rancheras, decir poemas, ver a las chicas bonitas, reír, tener cuentos y ocurrencias como cualquier otro ciudadano normal en este país, donde la chanza y las carrillas son de todos los días. Debe de tener el cuero bien curtido, sobre todo, con la joda que le metió Fox cuando lo corre, injustamente, porque había creído que cualquier funcionario de su gobierno, como él lo declaraba, podía aspirar y hacer grilla para buscar la grande, la presidencia y, en su honestidad e inocencia, Felipe Calderón, pues creyó y se lo chingó don Vicente, porque le frenaba aspiraciones a su “heredero”, Santiago Creel ,que venía por la revancha en contra de los mexicanos, por aquello de que le expropiaron a su familia millones de hectáreas, cuando eran señores feudales, caciques de pueblo y dueños de haciendas y almas… por eso, sabemos, que Felipe, sabe mentar madres, decir chingaderas cuando le han brindado ofensas y han sido injustos en su contra, por ello, Don Fernando Gómez Mont, pues está en su papel de cuate, de lealtad de funcionario, pero no en la razón y menos en la justicia… existen chingaderas de ambos lados y si de ser decente se trata, pues que se haga un balance y se perdonen y se den la mano como cuates o socios, como cómplices o contendientes y enemigos… total, lo que cuanta e indigna, es la muerte de 47 niños y, no nos deben distraer con pendejadas y reclamos… queremos justicia y la aplicación de la ley y no el que se proteja a los culpables con el cuento y la manipulación de instituciones y deformaciones “justicieras” o “legulellas”, porque no se vale y, serían, verdaderas chingaderas… no hay otra definición: Chingaderas son chingaderas.

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