Porfirio a lo mejor extraña y sueña en que hubiera podido ser un gran boxeador y campeón pero no se podrá quejar de que ha sido un gran fajador y un gran luchador y valiente para enfrentar hasta los golpes de sus compañeros diputados, cuando ellos daban muestras de entreguismo y sometimiento y él, decía, lo que todos queríamos escuchar de un hombre digno y libre como lo ha sido siempre Porfirio, hombre admirable, de cambios y de continua lucha en cualquier campo y en cualquier camino y, esto, lo hace un gran campeón en la vida y no se pude quejar, al contrario, debería dar gracias por esa gran oportunidad que la vida, las circunstancias y los tiempos le han brindado .
Porfirio ha cambiado de rumbos y es tan claro en lo que ha querido y tan simple en lo que ha vivido, que no se anda por las ramas y no brinda explicaciones a todos los chismosos de la política, simplemente, como un hombre libre y digno hace lo que quiere hacer y lo ha logrado, les guste o no a algunos que le han querido someter y encadenar, olvidando que los hombres libres no tienen cadenas ni formas para que les dominen y dobleguen, por esa razón, Porfirio, siempre ha sido como es, simple y si no le conviene o no se encuentra a gusto en un sitio deja ese lugar y se va por otros caminos, así brinco del PRI a partidos como el PARM o a los aparentemente comunistas que sirvieron para domesticar a las “izquierdas” y permitir que los priistas dominaran esos grupos de un lado al otro para continuar igual, pero Porfirio ahí está, el solitario, así son los hombres libres y de talento que no buscan más que ser ellos y no ser parte de las manadas ni de los grupos que por todo chillan para que les amamanten y les den, sin pelear por nada.
En fin, llegar incluso a los ochenta años y dar de qué hablar es todo un lujo, pero mayor es el lujo de poder compartir ese tiempo con muchos de sus contemporáneos y decirles que: “Mi generación (nuestra generación) no logró lo que quería” Y LES DEJÓ PENSANDO, Porque así es Porfirio, UN GRAN ORGANIZADOR DE BATALLAS y un gran pensador que sabe reflexionar para cambiar y buscar, no para anclarse en las dudas ni en los triunfos, las aguas que no se mueven se pudren y, Porfirio, es un eterno torrente que se va y se mueve de un lugar a otro, porque es libre y es digno, porque a lo mejor, no sabe bien a bien qué quería pero, siempre, ha buscado.
SON MUCHOS los que admiran y quieren a Porfirio, otros, por no ser ni monedita de oro ni un oportunista que quiere estar bien con todos, por supuesto que lo denigran, lo denostan, lo odian o lo pretenden destruir, total, así es la vida de los que saben sembrar vientos y despertar tormentas; los hombres libres y los inquietos, los que tienen algo que decir o hacer no se quedan quietos, siempre hacen algo que no gusta o que gusta mucho pero que no convence, porque al final de todo debemos entender que, los demás, los mediocres o los cobardes, los ambiciosos o los oportunistas no van a estar bien ni querer a los que saben hacer cosas, cualquier cosa, sobre todo, cuando mueven con ideas y saltan las pasiones. Y sin duda alguna, Porfirio es hombre de pasiones porque es hombre de emociones y los hombres de emociones no podrán estar quietos en ningún sitio, se mueven porque es su naturaleza y lo demás les vale, no les interesa ni les importa. No es que sean hombres ni solitarios ni egoístas, al contrario, saben compartir y dicen por ello sus cosas, para bien y para mal, lo que importa es sacer lo que está dentro del corazón y de la mente para decir lo que se quiere, por esa razón estamos en el mundo y podemos compartir ideas y tiempo con los demás. Así es la vida, no todos los sueños se cumplen porque hay sueños que son superiores a lo que podemos hacer y ser, pero ahí están, moviendo las pasiones y las emociones, las ideas y esto es lo que importa porque al final de cuentas no hay nada que quede estático porque todo el Universo es movimiento y nosotros, aunque pequeños, somos parte de ese gran Universo que ni entendemos ni conocemos, pero que ahí está, como Porfirio, nadie lo puede explicar, ni él, porque como se mueve tanto no hay forma de analizarlo, sus ideas son tantas y muchas que no hay forma de poder verlo tranquilo ni cuando cumple los ochenta años…
Lo traté algún día y eso fue lo que me hizo ver lo que es un hombre de tal talla, de tal dimensión, de tal fuerza, de esa fuerza interna que no deja de estar en movimiento y que bueno que no se apelmacen, que no se quede porque hemos visto a muchos hombres de su generación que apestan porque, al quedarse quietos, se pudrieron. Salud Porfirio por otros movidos años más.
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