martes, 27 de agosto de 2013

Ojo po ojo

SI APLICAMOS LAS VENGANZAS DEL OJO POR OJO, TODOS, TERMINAREMOS CIEGOS.
HACE TIEMPO LEÍA UNA PEQUEÑA historia que me impactaba: “Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del vieja discutieron, y uno le dio unja bofetada al otro.”
“El otro ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: “HOY MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO”.
“Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó u estilete y escribió en una piedra: “HOY MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA”
“intrigado el amigo preguntó: “Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?”
Sonriendo, el otro amigo respondió: “ Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo, por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, debemos grabarlo en l piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo”.
Hace unos días, en una reunión de amigos en la casa de mi amigo Rolando, “El Lobo”, donde nos juntamos algunos buenos amigos desde 1968, uno de ellos decía refiriéndose a algunas ofensas recibidas o entendidas así: “NI perdón ni olvido” y me quedé pensando en que precisamente por esa razón, por el perdón y por el olvido, nos habíamos decidido escribir uno de los primeros libros de una serie de cinco que forman parte de una especie de biografía y de recuerdos de vida: “El 68 visto a los 68. Memorias de vida: es una Provocación” donde la razón principal es dejar a un lado todas esas ofensas que no tienen más que peso para el caminar ligero por la vida en su último tramo. La verdad es que debemos entender que ya estamos “muy viejo para perder a otros amigos” por ofensas que ellos dejaron a lo largo de su vida, motivados por el miedo, la envidia o el interés y esos son conflictos y problemas de ellos, no son míos para cargarlos. Cada quién se labra su presente y su futuro y carga con sus culpas y sus miedos, con sus rencores o con sus frustraciones y temores, odios y envidias.
Por eso jamás olvido que dos ranitas andaban caminando cuando una cayeron a un pozo y otro grupo de ranas se acercó a la orilla y les gritaban que no se movieran, porque de todas maneras no podrían salir. Las dos caídas brincaban con fuerza, tratando de alcanzar la orilla del pozo. Las demás, solamente les gritaban que no lo intentarán más, porque no saldrían, así que una de ellas se rindió y se dejó caer y morir, la otra, siguió intentándolo hasta que en un gran esfuerzo logró alcanzar la orilla, las demás ranas se juntaron y le aplaudieron diciéndole que a pesar de que ellas le gritaban que no lo intentara más, porque no lo lograría, ella siguió y alcanzó a salir. La rana que salió les dijo, pues yo creía que me alentaban a que continuara, porque no las escuchaba, porque soy sorda… así que a esos reclamos, envidias, frustraciones, ofensas, solo hay que dar oídos sordos y continuar con el camino que es lo que nos permite vivir sin resentimientos ni frustraciones…
Y así, en la vida, podemos continuar adelante, que lo que importa es lo que hacemos y estar en paz con nosotros y nuestro espíritu, sin remordimientos, sin ofender a nadie, sin odiar a nadie, si reclamar a nadie, cada uno con sus virtudes y con sus defectos que, finalmente, ,no se pueden ni heredar ni dejar por el camino…
Ya pueden adquirir el libro “El 68 visto a los 68” EN LAS LIBRERÍAS El Sótano o por medio de su página de internet, en la casa del escritor en Puebla o en las librerías de Proveedora Escolar de Oaxaca y pronto en las librerías de Sambors. Los recursos recaudados serán donados a la Fundación Aurobics: DE CORAZÓN A CORAZÓN, que apoya a los niños y familiares con cáncer del Hospital civil de Oaxaca.

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