lunes, 22 de julio de 2013

Sexalescencia

EN LA VIDA y en mi vida he tenido la fortuna y el honor de tratar con muchos hombres y mujeres de gran experiencia, no es que sean viejos, los viejos ya no piensan mucho en el presente ni en el futuro, se quedaron en el pasado y buscan, como dicen, “las tablas” para terminar sus días que muchos de ellos consideran de sufrimiento y no como el honor del Creador para que gocemos todo lo que hemos visto y tenemos, todo lo que nos ha brindado. He tratado por ejemplo al Dr. Gustavo Baz que nos ensañaba mucho de su experiencia en cada reunión que teníamos, al Dr. Moreno Islas que con ese gusto por la vida nos mostraba muchos de los caminos, a mi tío Claudio que con alegría enfrentaba los duros tiempos, a mi Tía Georgina que con igual sonrisa sabe superar los males, a Don Guillermo Rojas que a los 103 años se ocupaba de las cosas del día a día y se informaba de lo que sucedía, a Don Juan que sabía contar sus historias con otras historias, en fin, muchos hombres sabios nos dieron mucho en todo el tiempo que les tratamos, por esa razón, siempre, desde chiquillo, que han pasado muchos años, me gustaba y me gusta escuchar a esos hombre y mujeres de experiencia. Como decía un sabio oaxaqueño: “Soy el más joven de los viejos oaxaqueños”
        
El día de hoy, en Parás, Nuevo León, van a festejar a un hombree trabajador, alegre, buen padre como fue buen hijo, que sabe formar a sus hijos y es exitoso en su trabajo en el rancho, ama a sus animales pero mucho más ama a su compañera de la vida y a sus hijos y nietos, Don César Gutiérrez Ruíz, es el clásico hombre de nuestro pueblo formado en las convicciones del trabajo, del respeto y la honestidad, pero también es fiestero, el encantan las fiestas y sabe al igual que dedicarse al trabajo gozar de los tiempos de vida donde tiene que compartir sus alegrías y su experiencia; mi querido amigo Raúl Herrera es como su hijo al que se trata con respeto y él, nos cuenta, está orgulloso de ser su yerno y la verdad sea dicha, hay muchos yernos que no tienen esta fortuna, está feliz de tener a esa familia y, la verdad sea dicha, no hay muchos que compartan esa alegría y la gocen, por esa razón, desde éstas líneas vayan nuestras felicitaciones a este hombre al que admiran en su pueblo y en su familia y, seguramente, esto es mucho porque tal vez, muchos gozan de fortuna y de relaciones y éxito económico, pero no tienen la alegría completa que les brinda la familia y los amigos y el llegar a esa edad con salud y ganas de continuar.
        
Muchos hablan de genios y de personajes que dejan libros o huella en la política y en la sociedad, pero siempre nos hace falta comentar de los hombres de éxito familiar y personal que son la base de la estructura de una sociedad pujante y limpia, que saben enfrentar los tiempos malos con alegría y buen humor y en los tiempos buenos, saben compartir todo eso que sembraron y cosecharon, esto, muchos, no tienen ni saben de que existe, muchos se quedan en la queja y en el llanto, en el dolor y jamás apreciaron la vida ni saben de su sabor, hermoso y sabroso sabor y color por el que muchos debemos, sin duda, dar gracias al Creador. Todos pedimos pero no agradecemos lo que hemos tenido y se nos ha dado en forma gratuita y, lo mejor, no se compra, se gana a pulso y con el buen trato y las ganas de dar, en vez de estar pidiendo, ojala a Don César le queden muchos años más, se los ha ganado, porque los ha sembrado y, cuando falte en esta tierra, sabrá que hay semilla buena para que sus hijos, nietos y bisnietos y los demás que desciendan de su sangre sepan dar honor y lealtad a esta vida que, con su ejemplo, nos muestra en todo lo que vale.
 
Hace unos días mi amigo, “El Lobo”, Rolando, me envió unas reflexiones son la SEXALESCENCIA, que es “una generación que ha echado fuera del idioma la palabra “sexagenario”, porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la “adolescencia”,que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del silgo XX para dar identidad a una masa de niños desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían entonces dónde meterse, ni cómo vestirse”. “Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesena o setenta y más, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura latinoamericana le dio durante décadas al concepto del trabajo. Lejos de las tristes oficinas de J.C. Onetti o Roberto Arit, esta gente buscó y encontró hace mucho la actividad que más les gustaba y se gano la vida con eso”. “Supuestamente es por esto que se sienten plenos, algunos ni sueñan con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad, crecen desde dentro en uno y en la otra. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía o ver volar una paloma desde el quinto piso del departamento”.
        
“Reconozcamos que no fue un asunto fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente. Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de “sesenta o setenta y más”, hombres y mujeres, manejan su compu como si lo hubieran hecho toda la vida. Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos y les escriben un e-mail con sus ideas y vivencias”. “Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, se conforman y procuran cambiarlo. Raramente se deshacen en un llanto sentimental. A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde; sólo reflexiona, toma nota, a lo suma, y a otra cosa. La gente mayor comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada, compiten de otra forma, cultivan su propio estilo. Ellos, los varones no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas, las mujeres, sueñan con tener la figura tuneada de una vedette. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.”
        
Y bueno a lo hecho pecho, y lo que pasó pasó, no hay forma de repetir los errores ni las ganancias, solamente queda el presente y el futuro, para algunos, muy cercano y, para los jóvenes, con mucho ánimo y paciencia que el tiempo no se termina, se va consumiendo, es muy rápido para que nos haga envejecer y, la sabiduría, muy lenta en llegar a ser….

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