miércoles, 22 de diciembre de 2010

La tragedia nacional

Hablando de los miles y miles de Ponchis que se están gestando en el país en todas las zonas marginadas, las zonas donde la guerra contra el crimen organizado ha dejado miles de muertos, por ejemplo, en Ciudad Juárez, donde la cifra llega a los 3000 muertos en este año, debemos pensar que esos niños huérfanos, abandonados y en la calle serán los que surtan de sicarios y delincuentes a las organizaciones delictivas porque el gobierno no tiene ni siquiera una idea de cómo resolver este problema y que en Centro América, después de las guerras civiles, de las “revoluciones” frustradas y de las intervenciones de los grupos delictivos y políticos que aceleraron esa descomposición, se generó el fenómeno de los maras-salvatruchas QUE HOY CONFORMAN ORGANIZACIONES CRIMINALES DE NIVEL INTERNACIONAL DONDE LOS GOBIERNOS NO PUEDEN TENER EL MENOR CONTROL y donde ellos, son los amos y dueños de muchas zonas y de las actividades delictivas que producen los recursos para acelerar su crecimiento por medio del control de sus sicarios.

El día de ayer, en una reunión de amigos, alguno de ellos contaba esta historia que pareciera chiste, pero que debe hacernos reflexionar sobre lo que sucede en nuestras escuelas y con nuestros niños, porque el famoso “chiste” está siendo contado por los niños y está en las redes sociales y de twitters que están de moda: “resulta que está Pepito escribiendo una carta al niño Dios para que le traigan una bicicleta y dice: “querido niño Dios, me he portado este año muy bien y por favor, tráeme una bicicleta”, cuando la va a colocar al nacimiento junto al arbolito de Navidad, voltea y ve una imagen de la virgen que le hace ojos duros porque sabe que miente. Mosqueado, Pepito ,rompe la carta y escribe otra de nuevo: “Bueno niño dios, me he portado medio bien y por favor tráeme una bicicleta”, nuevamente, cuando la va a colocar, voltea y ve la imagen de la Virgen con el mismo gesto y se arrepiente y rompe la carta para escribir otra más: “Bueno, no me he portado tan bien, pero el próximo año te prometo portarme bien y tráeme una bicicleta”, al colocarla de nuevo voltea y ve a la Virgen con el mismo gesto y rompe la carta, pero de pronto, con una sonrisa de pícaro, va a la cocina y toma una bolsa negra de esas donde colocan la basura en las casas y retorna, toma la imagen de la Virgen y la envuelve en la bolsa y corre a escribir una nueva carta: Niño Dios, tengo a tu madre y si no me traes una bicicleta, me cae que no la vuelves a ver”, atentamente, Pepito, del cartel de los juniors…”.

Lo terrible es que en muchas regiones del país los niños ya no quieren asistir a las escuelas ni obedecer a sus mayores bajo el argumento de que prefieren ser narcos o sicarios, porque de todas formas, estudiando, no tienen empleo ni seguridad en sus casas, por esa razón miles de jóvenes en todo el país, sobre todo en las zonas marginadas y en algunos casos en las casas de clase media y alta, vemos a los narcojuniors operar con toda tranquilidad vendiendo lotes de joyas robadas o traficando drogas para comprarse sus “gustos” y asistir a los centros de diversión donde los costos son altos. Hace algunas semanas, cuando en la computadora revisaba la información del día, la señora que nos hace la limpieza en el departamento y que vive en una zona marginada, veía que estaba en la computadora apareciendo las fotos de “La Barby” y me decía que, su hijo, de quince años, le decía: “mamá, cuando sea grande yo quiero ser como mi “compadre”, este que sale en la tele, porque además de ser rico y poderoso tiene muchas chavas y carros de lujo y le tienen miedo hasta los policías que en el barrio nos joden todo el día”… con lágrimas, me contaba de pronto la tragedia que vivían en su casa, porque resulta que los hijos mayores ya no van a la escuela, prefieren ser “halconcillos” o estar traficando y consumiendo drogas y por esa razón ya no van ni siquiera a visitarla, dizque para no comprometerla. Ella tiene miedo, mucho miedo de que un día le vayan a decir que sus hijos están muertos o en la cárcel, porque con un hogar destruido y desintegrado no tendrá, me comenta, ni siquiera fuerzas para ver la tragedia que sabe se avecina. “En toda la colonia y la zona las cosas están igual y bueno, no los culpo, estamos llenos de mierda, desempleo, pobreza, no tenemos luz, ni agua, ni drenaje ni calles pavimentadas y ellos ven las zonas ricas donde lo tienen todo y ellos, tienen mucho coraje con la vida y contra todos los demás. Les toco una mala vida…” y el llanto corre por su mejilla y no tengo palabras de consuelo que brindarle… está desamparada, como miles de familias viven hoy...

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