martes, 10 de agosto de 2010

Los sacerdotes no son informantes.

BUENO, QUE DÍA, NO HAY TIEMPO QUE PUEDA OCULTAR UNA REALIDAD Y POR ESA RAZÓN, EL CISEN, el organismo de “inteligencia del gobierno mexicano,” señala que, en la “guerra contra el narcotráfico, se pueden contabilizar más de 28 mil asesinados, ya sea por las venganzas entre grupos, confrontaciones o víctimas inocentes que se consideran como “daños colaterales” y, no tengo duda que, la ignorancia, es la madre de toda buen fe, pero de buen fe y de falta de conciencia de la realidad, están empedrados los caminos al Infierno, como señalaba Dante.
 
         Es increíble que el presidente en la reunión sobre los temas de seguridad, sostenga que la Iglesia debe denunciar a los delincuentes argumentando que los sacerdotes tienen las confesiones y la información directa de muchos delincuentes, olvidando que el “secreto de confesión” ha sido la piedra angular de la fuerza de la Iglesia. La labor pastoral y de conducción moral y ética obligada por parte de los sacerdotes no se debe contaminar con esas expresiones por demás inútiles y de efectos mediáticos con fines publicitarios.
 
         Hace unos días, el arzobispo de Oaxaca, José Luís Chávez Botello, hacía unas reflexiones sobre la falta de valores de la sociedad y, sobre todo, de la contaminación que genera la ineficiencia, el cinismo, las complicidades y las corruptelas de los funcionarios y sus políticos, de tal forma que la ciudadanía en vez de recibir  un buen ejemplo ve reflejada la mayor corrupción y cinismo, como una forma de vida que goza de impunidad y respeto social, cuando este deterioro de valores genera  efectos negativos en la sociedad. Se sostiene que la sana distancia entre el gobierno y la iglesia se debe no porque se trate de eludir las responsabilidades sociales de cada uno, sino porque es bueno para dar las guías de desarrollo y no cruzar los caminos para dar una visión equivocada de las rutas a una mejor convivencia y respeto en la sociedad. Es decir, la iglesia y sus pastores, no pueden hacer las labores de policía, de jueces, de ministerios públicos o de denunciantes, su obligación y su misión es otra por la que incluso exponen su seguridad o se envuelven en crisis y confrontaciones que desgastan y generan la puerta para la difamación… su ejemplo pastoral se hace con visión y con honestidad, cumpliendo con el compromiso social y con la comunidad, no con el gobierno, que tiene obligaciones y responsabilidades distintas a pesar de que su objetivo pueda coincidir.
 
         La fuerza moral de la Iglesia en la sociedad mexicana, no se debe comprometer en esta lucha operada con fines distintos y con objetivos diferentes a los que no se ha logrado consenso ni unificación de los criterios de los distintos grupos de la sociedad. La fuerza moral de la Iglesia no se pude comprometer como se hizo con la fuerza institucional de las fuerzas armadas, donde al paso del tiempo, además de la contaminación, el desgaste es terrible, que se debe pensar seriamente en su función y en su labor, porque ante la sociedad, sostener al ejército como fuerza de policía, no genera confianza ni solidaridad, sino que provoca desconfianza y genera incapacidad para sostener la unidad entre la fuerza institucional y la sociedad, se polarizan las posturas y se abren los caminos para la división y la confrontación. Si esto se hace con la fuerza moral de la Iglesia, dentro de poco tendremos conflictos étnicos religiosos, provocados por las divisiones y los intereses que privan en la sociedad y en sus formas de manifestación en el gobierno y en el poder.
 
         Entendemos que los diferentes sectores de la sociedad deben participar en este esfuerzo social y político para restaurar el tejido social de la sociedad, de alcanzar la moralización y el rescate de los valores morales en la misma, de establecer los mecanismos adecuados para la mejor vivencia y convivencia entre mexicanos, de generar la unidad y evitar la confrontación y división que hoy priva en la sociedad mexicana gracias a los políticos que en vez de hacer su labor y compromiso se han dedicado a generar los negocios con y por la política, dejando a un lado el servicio social y comunitario que tenía la función pública, dejando de servir para servirse de la política, pero, no por esto, debemos dejar que los políticos en el poder y que son responsables del gobierno dejen sus obligaciones para dejarlas a la “sociedad”, la primera obligación de los funcionarios y de los gobernantes, señalada por la Constitución General de la República, es la de velar y garantizar por la vida y las propiedades de los ciudadanos y esta obligación es la que no cumplen, sosteniendo que existen policías ineficientes y funcionarios perversos, corruptos y cómplices de los delincuentes, tratando de minimizar su obligación y compromiso para “comprometer a la sociedad”, cuando está indefensa y es víctima de la ineficiencia, complicidades y corruptelas de policías, políticos, funcionarios y sectores empresariales y financieros que sostienen el poder y son los que protegen sus intereses, olvidando proteger a la comunidad y las vidas y propiedades de los ciudadanos… en fin, por ello, le sugerimos leer el libro: “QUE HABLEN LOS PRESOS” que podrá adquirir escribiendo a socrates_campos@yahoo.com.mx...

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