sábado, 3 de abril de 2010

No van los mejores

En el periódico IMPACTO, EL DIARIO, que dirige Juan Bustillos Orozco aparece una columna titulada EL ÚLTIMO DINOSAURIO, de Francisco Galindo Ochoa, quién siempre se distinguió pro ser un amigo de los amigos tuvieran o no razón y es tan grato el recordarle y el leerle que nos atrevemos a reproducirla por la sabiduría política que nos debe hacer reflexionar:
         “No todos los placeres ni todos los privilegios se hicieron para el disfrute de todos. Por eso las obras de excelencia no se hacen para “todo público”.
         “Las mejores sinfonías, el mejor drama o el mejor tratado resultan inservibles en el oído, en las manos o en la mente de un mentecato. El más excelso chef se estrellaría en la frustración si quisiera complacer a un individuo elemental que tan sólo le gusta atascarse de “hot dogs”,
         “Así sucede con la política. Los más altos cargos no deben ocuparse por seres demasiado primitivos que tan sólo distinguen uno o dos colores dentro de la amplia gama cromática de los asuntos del Estado y de la sociedad. Pero, sobre todo, jamás en los tiempos de dificultades y no se diga en los de crisis.
          “Por desgracia, casi todos los humanos tienen la idea de que la política es un ejercicio muy raso. Que los políticos fracasan porque quieren fracasar, ya que gobernar en más sencillo que la “tabla del 1”. Que lo único que se necesita es sentarse en la silla del “mandamás” y ponerse a dar órdenes “a lo pendejo”. Que no es posible encontrarse una chamba más cómoda ni más redituable.
         “¡Bola de pendejos!. Si la gobernación ha sido, a lo largo de la historia, el “coco” de los hombres más inteligentes que ha parido la humanidad. La bronca consiste en que no siempre nos damos cuenta de ello. Ya, en tiempos pretéritos, el ilustre Ruíz Cortínes invitaba a un ejercicio de la más sensilla factura.
         “Decía el veracruzano que tomáramos a diez personas como muestra. Unas cercanas y otras alejadas de lo político. Unas sabias y otras zafías. Que les preguntáramos a todas, lo que harían si fueran directores de un hospital, de un casino o de una fábrica de aviones. La mayoría contestaría, con honestidad plausible, que nada saben de enfermedades ni de apuestas ni de aviones. Que no sabrían seleccionar sus productos futuros. Total, nadie se sentiría apto para dirigir la empresa médica, la lúdópatica o la aeronáutica.
         “después, en un segundo paso, se le preguntara que harían si fueran los presidentes de su país. Entonces, ¡ah, carajo!, todos se sentirían con la suficiente aptitud y con las mejores ideas. “yo haría esto con los impuestos”. “yo chingaría a los criminales y a los deshonestos”. “Yo me quedará con Pemex”. En fin, todos serían una verdaderos chingones. Cuando que, muchos de ellos, no podrían siquiera ser “Jefes de manzana”, ya no se diga jefes municipales, jefes estatales, ni mucho menos jefes nacionales.
         “Pero la democracia es canija. Qué bueno que la democracia no pone a los jefes de hospitales ni de casinos ni de fábricas porque, de lo contrario, ha nos hubiéramos chingado todos. Vale”.
Y bueno esto es lo que debemos de pensar antes de votar, antes de permitir que sean los chamaquitos miones o los ambiciosos locos que sienten que por estar al lado de algunos políticos, en la llamada grilla, pueden ser el control y el manejo de la fuerza política de un gobierno… en fin, hoy cuando vemos a las señoras o a los grillos que se han deslumbrado por el poder y por los negocios que se hacen a su amparo, ante la impunidad de sus acciones, buscan ser candidatos o candidatas a puestos de elección y de gobierno y,  cuando les damos entrada, después, nos arrepentimos y nos va como nos va. La democracia por desgracia no elige a los mejores y más aptos sino que en el mar de confusión y de intereses busca a los más mediocres y deshonestos.
         Lo que señala Galindo Ochoa es tema de reflexión, pero al parecer desde que la política se prostituyó y se convierte en un negocio donde muchos oportunistas se volcaron a enriquecerse, realizar negocios, establecer los mecanismos para la gestoría de transas, para saquear los recursos públicos, para dilapidarlos, donde no se sanciona el mal uso de los mismos y por tal motivo vemos en el campo mexicano cientos de obras que se quedaron inconclusas o no sirven o utilizaron solamente porque los funcionarios realizaron con los empresarios y contratistas negocios y se perdieron miles de millones de pesos que no han tenido otro uso que el enriquecimiento de cientos de “políticos” que siguen en el negocio.
        En algunos casos, miembros de la familia de los poderosos o los orgullos del “nepotismo”, han sido los beneficiarios de esos negocios y por tal motivo vimos cómo quedaron en la impunidad las muchas transas que se denunciaron de hijos o de parientes de políticos o se han conocido los casos de algunas “políticas” donde, desde las recámaras, han impulsado sus “carreras” o simplemente porque son las “caras bonitas” se les utiliza para que sean la atracción y se pueda decir que existe reparto igual, independientemente de los géneros en la “grilla”. Miguel Alemán,  señalaba, cuando a Rosa Luz Alegría la imponían como Secretaria de Turismo y todos sabían la relación que existía entre le presidente y la señora de gran belleza, comentando con un ex oficial mayor: “En nuestro tiempos, Efrén, las hacíamos artistas…”.
          Gobernar requiere de gran talento y  entrega en tiempo y convicciones, pero desde hace algún tiempo se ha perdido esto y, los “gobernantes” creen que desde la silla y con ocurrencias, sin contacto con el pueblo, sin información, sin convicciones, con oportunismo, haciendo negocios y transas, perdiendo el tiempo en comidas y francachelas, ellos, dan órdenes y los demás las obedecen y las cumplen y, no es cierto, por tal motivo cuando vemos en las oficinas públicas que los “jefes” llegan al filo de las doce del día después de sus desayunos de “grilla” y se van a las dos de la tarde para las comidas de “grilla” y no retornar porque agarran la “jarra” o se van con sus cuates y amantes, las cosas, jamás funcionan y la corrupción impera.

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