martes, 20 de abril de 2010

De Joaquín Sabina y el presidente

Seguramente, muchos, hemos escuchado las canciones de Joaquín Sabina, nos identificamos de alguna manera con sus historias que tienen algo profundo y se parecen, con otra música, a los corridos mexicanos, tal vez, por esa razón, Joaquín, es un admirador del mariachi y del tequila, de lo mexicano, de lo auténticamente mexicano. Así son los españoles que no tienen ese espíritu de conquista que destaca en muchos o ese aire de superioridad que adoptan los baturros y los ricos que se han forjado a base de esfuerzo y de ahorros en hoteles de paso, en ferreterías o tiendas de alimentos, no importa, algunos, hoy, son prósperos y no olvidan su raíz ni su país y esto no es malo, al contrario, los que tienen nostalgia por sus raíces son gente normalmente buenas y saben que, finalmente, uno para con sus huesos en cualquier lado pero el espíritu y los amores o desamores quedan en un sitio ligado a lo nuestro, lo profundamente nuestro. Así, Joaquín Sabina, al igual que como canta, dice lo que piensa, así son los cantautores, no pueden elaborar reflexiones sin sentirlas ni pensarlas tal como lo dicen en cualquier momento, no son políticos para cuidar lo que dicen, son artistas y poetas y, los artistas y poetas, no tienen razones más fuertes que las del corazón y las que les dicen o dictan sus sentimientos. Por esa razón dijo lo que dijo y no crean que dio las “pompas” como decimos en mi pueblo o se convirtió en “culiche”, como le dirían los indios envalentonados cuando perseguían a los españoles en aquella fatídica Noche Triste que tan cruel venganza cobraron a los días y los años.

A muchos, les parece exagerado que un presidente dedique tres horas a la atención de un funcionario o un líder de cualquier nivel, lo vemos cómo se andan acelerando en cada reunión de gabinete y de cómo los asistentes y secretarios les recomiendan a los funcionarios que no se lleven mucho tiempo, porque, el “señor”, tienen muchos compromisos y hace un huequito para atenderle, no más, y así sabemos de que muchas decisiones no se toman con reflexión ni pensamiento, sino arrebatadamente y por eso dan los pocos resultados que dan al corto tiempo o generan las bases de los desastres en algún lugar. Pero, un presidente, tenemos que reconocerlo, está “hasta la madre” de recibir cortesanos y funcionarios, políticos, negociantes, socios y cómplices, además de resolver de alguna forma los problemas cotidianos de la familia y de los hijos y la señora, atender chismes y recibir peticiones, por ello, cuando tiene la oportunidad de atender a un poeta, cantor, que no anda por las ramas, que no pedirá nada, que atenderá con gusto las propuestas e incluso aceptará escuchar las interpretaciones del mismo presidente en canciones rancheras y de borrachos que le encantan, no hay duda que debe ser un gozo en ese pozo profundo de aislamiento que brinda el poder. Con Joaquín Sabina, nos imaginamos, no tenemos más información y no creemos las pomposidades cuidadosamente elaboradas por los serviles funcionarios y encargados de la “comunicación e imagen del Señor presidente” que, en tales momentos, Felipe Calderón, sintió el volver a ser él y no estar atento a lo que piensan o quieren de él. El ser uno es básico para cualquier ser humano que tenga algo de valores y de sentimientos, por ello, cuando nos dicen los chismosos de Palacio o de los Pinos que el presidente se pone de vez en cuando, “hasta atrás”, lo podemos entender, es un ser humano cansado como cualquier otro al que agobian los problemas y que no tiene muchas oportunidades de estallar y sacar los malos humores y decir lo que piensa porque, de inmediato, sus seres queridos o sus cuates o sus cortesanos que le rodean, lo ven como un ogro, un mal nacido y mal parido, así que en una reunión de Bohemia con Joaquín, cantando, chupando como cualquier otro cristiano, escuchando canciones del mariachi de Marina que no navegan pero que saben cantar muy bien, pues con buenos platillos mexicanos, grata compañía y buen tequila, las horas se van volando y nos dieron la una, las doce y las dos y seguimos cantando y… que chingaos, para cualquier ser humano valen la pena los momentos con un poeta y un artista de esa talla o con cualquiera que le gusten sus canciones… no todo es seriedad ni trabajo, ni penas, hay tiempos para el gozo y hay mucho para el pozo…

Hace algún tiempo, algunos años, retornando de un viaje de trabajo por Ciudad Juárez Chihuahua, me hacía el favor Santiago Vasconcelos, entonces subprocurador de la PGR, de llevarme ya entrada la noche a mi departamento en la ciudad de México y ahí, llevaba varios discos de Joaquín Sabina, de pronto, calló, se quedó profundamente silencioso al comentarme alguna tragedia familiar que le hacía sufrir mucho y que estaba relacionada con su libertad o falta de libertad en su trabajo y que afectaba a su familia. Hay veces que la familia por mucho amor que se le tenga no sabe todo lo que uno tiene que pasar y sufrir cotidianamente en sus actividades y claro, ellos, quieren disponibilidad en todo momento y a veces uno no puede darla o está agotado y no sabe cómo atenderles… así, puso los discos de Sabina y veníamos en silencio, hermanados por los sentimientos y recuerdos, por ello, cuando vuelven esos momentos con mi amigo, no hay duda que puedo entender, a pesar de que no le quiero, al presidente Felipe Calderón y creo que tuvo un gran momento y buen tino en comer con Joaquín Sabina y compartir varias horas de su tiempo que serán buenas para su corazón y sus sentimientos… gracias, Sabina, es bueno que los presientes tengan un tiempo para saber que también tienen sentimientos…aman y lloran, pero sobre todo que son lo que son, ni más ni menos… tal cual son, es bueno saberlo.

SI LOS POLÏTICOS Y FUNCIONARIOS, SI TODOS, EN VEZ DE PERDER LOS TIEMPOS QUE NOS BRINDA LA VIDA DEDICÁRAMOS UN POCO A LEER POEMAS, ESCUCHAR CANCIONES, MÚSICA, REÍR, TOMAR EL TIEMPO SUFICIENTE PARA CONVIVIR CON LA FAMILIA, LOS AMIGOS, VER PAISAJES, BELLAS OBRAS, ATARDECERES O AMANECERES, ESTAR EN ESTA VIDA CON LOS QUE AMAMOS, seguramente, tendríamos el valor y la fuerza para hacer un mundo mejor y más humano. Hay veces que en la reflexión que requiere tiempo y atención, realidad y valentía, parece que se pierde el tiempo pero no es así, construimos el interior y sabemos que somos, no nos engañamos, sabemos lo que sentimos y lo que queremos, lo que amamos y lo que odiamos, lo que nos gusta y podemos brindar, dar, dar, pero, hay tiempos para recibir y son precisamente esos tiempos que deleitan los espíritus y brindan el brillo a la almas por medio de los sentimientos, así, cuando nos sentimos aislados o rechazados, la soledad nos invade y es lo que sucede a los hombres y mujeres de poder, la soledad del palacio les humilla y los destroza poco a poco, los deshumaniza y es por esa razón que los hombres de poder deben darse tiempo para reflexionar y gozar de la vida, para que no olviden su misión más importante que es para con los demás, para los que quieren y aman, para los que les han brindado la confianza para el manejo de muchas cosas que les pueden servir o pueden destrozar y, en esa búsqueda del equilibrio, debe aparecer la bondad y la bondad, solamente, aparece con el corazón o se guía con el corazón y no con la razón, así, los poemas y lo hermoso de la vida es lo que nutre esa parte que no deben perder los que tienen y usan el poder, porque entonces, si lo pierden o lo olvidan, simplemente se convertirán en dictadores, en violentos destructores y no construirán, porque no tienen nada que brindar a la vida, al contrario, le quieren cobrar y, a la vida, no se le cobra, se le brinda…como dijo Abraham Lincon: “La mayoría de las personas son tan felices como deciden serlo”, la felicidad es algo interior; no es asunto de fuera.

William James habló: “Gran parte de lo que denominamos mal… puede ser convertido muchas veces en un bien y tónico con sólo el cambio interior del paciente de una actitud de miedo a otra de lucha”, por esto es bueno leer a los poetas, ellos, no hablan del mal sino del bien y si hablan del desamor también tienen fe en el amor y en los cambios que genera y en el dar, no buscan recibir, no andan pensando en los bienes terrenos sino en las maravillas que a cada instante nos depara el destino y el camino de la vida… y bueno, es alegría pura por el vivir.

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