martes, 30 de agosto de 2011

Terrorismo en Monterrey

Cuando pensamos en que un sistema represivo e inseguro genera las muertes de cientos de mexicanos inocentes y que el crimen organizado puede tener la impunidad y hacer operativos, aun cuando se supone se mantiene a una población blindada y protegida por cientos de policías de todas las corporaciones y que, pueden llegar a realizar actos de extorsión y de presión, quemando empresas y matando con esas acciones a más de medio ciento de ciudadanos, nos tenemos que horrorizar y entender que la política de seguridad se está utilizando para realizar acciones políticas y represalias, tal como se ve en la actualidad en muchos sitios y donde podemos entender que, por ejemplo, se golpee seriamente con presión judicial al ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, al grado de acusarle ante la PGR de actos violatorios a la ley con el ánimo de limitar la acción política de un partido como lo es el PRI.

Cuando las pugnas políticas se llevan a los extremos por parte de los grupos, vemos las reacciones violentas y desestabilizadoras que se generan en la sociedad y esto me recuerda los escenarios violentos al final del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, donde las pugnas políticas por la sucesión presidencial llevaron la violencia, incluso, a la movilización de grupos armados en el sureste del país y provocaron la salida de capitales, tal como en la actualidad se dan la salida de mexicanos al extranjero con su talento y sus capitales, de tal forma que la sangría es brutal y está generando ya, una desocupación, en este mes, que aumenta a 98 mil desempleados, cosa que deberían observar los políticos y funcionarios en vez de enfrascarse en las pugnas y vendettas que hoy sostienen por conservar el poder o por aumentar su parte en el negocio de la política.

Con un fenómeno de sucesión adelantada donde tres grupos del propio gobierno priísta, en los tiempos de Díaz Ordaz, se enfrentaron: Corona del Rosal, Martínez Manaotuo y Luís Echeverría, se desviaron las protestas estudiantiles y se provocó, desde el mismo gobierno, la represión del Dos de octubre de 1968, que dejó un saldo de muchos muertos, encarcelados, perseguidos, desaparecidos y se inició una etapa de represión que provocó una intensa ola de muertes y violencia que aún perduran en muchas comunidades y zonas del país, alentando la formación de grupos paramilitares que son los que se han volcado a fortalecer al propio crimen organizado y orillaron a algunos grupos a ir a la lucha armada, generándose los grupos de guerrillas que aun se ven por muchos lados en el país y que se aumentan con los niveles de represión, inseguridad y, sobre todo, de marginación y de pobreza, desempleo y falta de oportunidades, donde la población es la víctima de todas esas inadecuadas políticas y de los negocios y corruptelas de la clase gobernante el país.

En iguales condiciones se provocó la violencia en la etapa de Carlos Salinas de Gortari, primero, con los atentados criminales en contra del Cardenal, Juan Jesús Posadas Ocampo, poco después de haber cambiado la política de las relaciones entre el gobierno y la Iglesia Católica en el país, y donde se vio la mano negra y violenta de los grupos del narcotráfico en la operación de tales atentados, posteriormente, con el asesinato de Luís Donaldo Colosio y las pugnas que se generaron, de tal suerte que, desde el gobierno del Distrito Federal, se dio la operación de apoyo financiero y político para que pareciera el grupo guerrillero del EZLN, con los apoyos “oficiales” que se confrontaban en la pugna por el poder con el presidente y, en este proceso de violencia y desestabilización, salieron del país miles de millones de dólares que provocaron la peor crisis económica que hemos sufrido y que provocó la política de rescate de banqueros y bancos, saqueando los ahorros de los mexicanos para proteger al grupo del poder político financiero que es el que se encuentra adueñado del poder en México.

Hoy, llevamos más de 40 mil muertos por la guerra contra el narcotráfico, de los cuales no se pueden identificar cuáles son las víctimas de la delincuencia y cuáles se pueden considerar como los “daños colaterales” de la misma, no se pueden identificar a los miles de desaparecidos y cuáles se encuentran integrados en los grupos del narcotráfico de tal suerte que, los datos van y vienen con total irresponsabilidad, porque nadie tiene la claridad del problema y se habla lo mismo de miles de integrantes en las filas de los grupos criminales como de la desaparición de los líderes y de los grupos en eso que se ha llamado: “vamos ganando” y la violencia, para las autoridades, solamente, es el signo de que los grupos de la delincuencia se sienten “amenazados por la política efectiva en su contra”, cuando vemos que tienen la capacidad de violencia y terrorismo de tal suerte que, todos los mexicanos estamos expuestos e indefensos por esa violencia terrorista de los grupos criminales o de los “errores” de los grupos de la seguridad del país… así, vemos que hay un éxodo por la inseguridad de más de un millón de mexicanos con formación profesional y con recursos que están dejando al país en peores condiciones y que, en cientos de poblaciones las actividades económicas están en crisis porque no hay forma de garantizar la seguridad en los bienes y vidas de los mexicanos; cientos de miles de hectáreas de producción agrícola y ganadera se han perdido porque los grupos del crimen organizado controlan las regiones y, en toda la franja fronteriza, las actividades económicas, comerciales y financieras se encuentran en una crisis profunda, porque no hay seguridad y no hay control político ni económico por parte de los gobiernos, como si viviéramos en una dictadura o en un real gobierno fallido… así que a rezar y encomendarnos a Dios, porque no hay de otra… la crisis es real y la inseguridad brutal.

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