domingo, 10 de enero de 2010

No hablamos mal de México, hablamos mal de sus políticos


POR SUPUESTO QUE SE VALE Y SE DEBE HABLAR BIEN DE México, por supuesto que el país no tiene la culpa de que se encuentre lleno de políticos ineptos, ineficientes, corruptos, degenerados, oportunistas, malévolos y perversos. La verdad es que, los mexicanos, hemos permitido que esto suceda por la comodidad de dejar a otros las responsabilidades que tenemos para poner orden y disciplina dentro de nuestra casa. La culpa es de todos nosotros porque hemos dejado que un grupito de políticos ineficientes, lacayos, entreguistas, corruptos nos gobiernen como se les pega la gana y no protestamos porque pensamos que la policía nos puede aporrear, nos pueden correr del empleo por el cual nos pagan mal y peor nos tratan, nos pueden cerrar las puertas, pueden afectar a nuestra familia, nos pueden acusar de todo, desde terrorismo hasta narcotráfico, por supuesto que acusarnos ya de maricones o traidores o rateros no tiene el menor impacto, ahora, las acusaciones son de que se encuentra uno metido en el narcotráfico o que está ligado a las redes del terrorismo o cosas por el estilo. Así actúan los políticos represores, los políticos que solamente basan su estabilidad y fuerza en la fuerza brutal de las policías y los grupos paramilitares, no en el afecto, respeto y confianza del pueblo, porque saben y saben bien de que el pueblo los rechaza, los aborrece, los vomita y les teme por esa brutalidad y entreguismo de la que han hecho gala en los últimos quince años…

Es lógico que se debe y se puede hablar bien de nuestro país, nuestro amado, mágico y buen país, no hablamos mal de él y de sus gentes, hablamos mal de los políticos, de los policías represivos y cómplices reales del crimen organizado, de los verdaderos operadores del crimen organizado, porque en el desorganizado, nadie mete mano, hablamos mal de los banqueros y de lo especuladores que se han enriquecido gracias al poder corruptor y al entreguismo a sus intereses de los políticos y de los funcionarios la SHCP que todo les han brindado y que les protegen los traseros y sus intereses; hablamos mal de esos banqueros y empresarios que están totalmente ligados con el manejo de los recursos obtenidos por la corrupción, por la delincuencia, por el saqueo que se hace de los bienes nacionales, por el entreguismo , por la explotación, por el mal manejo de nuestro recursos, bienes y presupuestos, ellos, esos banqueros y especuladores que ahora se presentan como mecenas y bienhechores sociales, solamente, están encubriendo los muchos millones que le han robado a los mexicanos por medio del ROBAPROA, de las protecciones que les han brindado los políticos y funcionarios y de los asaltos y atracos que realizan en contra de todo el pueblo mexicano y de sus intereses. De ellos hablamos mal, no del país, señor presidente, no se confunda ni pretenda confundirnos.

No estamos hablando mal ni publicando cosas contra este empobrecido, explotado, reprimido, engañado país y sus gentes, no, estamos hablando de sus políticos, de sus policías ineficientes, cómplices y corruptos del crimen organizado, de sus banqueros y especuladores, de los “empresarios” explotadores, defraudadores, que no pagan impuestos tal como lo denunció, en un mal momento de irritación y mal día, el mismo Felipe Calderón, pero, ante tal denuncia, no realizó ninguna acción penal ni de investigación, estamos hablando mal de los paramilitares que son los que protegen al verdadero crimen organizado que se encuentra en las oficinas públicas y privadas, no entre el pueblo trabajador y pagador, como lo es el mexicano. Estamos hablando mal de los funcionarios ineptos, flojos, corruptos amafiados, que se sostienen en las oficinas públicas dando muestras de lo que es el poder real en este país. Estamos hablando mal de los maestros que han perdido su capacidad de asombro y de fidelidad a su vocación al no dar clases, siendo víctimas de la manipulación política que realiza un sindicato manipulado y manejado por Elba Esther Gordillo y, donde, los funcionarios de educación, solamente son parte de esa enorme mafia que ha destruido la educación pública en el país, para privilegiar la educación privada y confesional, donde, en verdad, están los grandes intereses económicos de un grupo de empresarios de la educación.

Estamos hablando mal de los sacerdotes que han dejado su vocación y espíritu pastoral para entrar en los terrenos de la política, protegiendo, como lo han venido haciendo, a un grupo de ricos que son los que controlan la economía, la política y la educación en este país, empobrecido de tal suerte que millones engrosan las listas de pobres, marginados y desempleados, de los miles que tienen que dejar a su país, a sus familias, a sus amigos, para ir en busca de empleo en otro país, saliendo, “expulsados por el hambre”, y retornando, explotados, robados, marginados, discriminados o muertos por los norteamericanos que no les pagan ni les atienden como seres humanos.

Estamos hablando mal, señor presidente, de los políticos entreguistas que se han amafiado con los norteamericanos para dar la explotación de nuestros recursos, explotar los rubros financieros, comerciales y productivos en este país, desplazando a los nacionales o bien, aliándose con ellos, para continuar con esa política represiva y violenta donde se puede asesinar, impunemente, a los dirigentes sociales, acusándoles de terrorismo o de otros delitos que ellos mismos inventan para dar protección a las grandes mafias de narcotraficantes que son las que operan a nivel mundial y administran las enormes utilidades que deja el sumir en la miseria y en la drogadicción a miles de seres humanos en todo el Mundo.

Estamos hablando mal, señor presidente, de las mujeres y familiares de esos políticos que solo se muestran para recibir concesiones económicas que nos cuestan a los mexicanos, o realizar negocios y explotar contratos de obras y servicios, donde sus precios y montos no corresponden a lo que se da en realidad y donde ,por este conducto, esos familiares de los políticos y funcionarios, reciben grandes cantidades de dinero que se roban, sí, se roban a los mexicanos, porque deberían ser utilizados en obras que en verdad se requieren y en generar trabajo para los ciudadanos, no riqueza y robos para sus familiares y amafiados socios.

Por supuesto que no hablamos mal de México ni de los mexicanos, hablamos mal de esos funcionarios y políticos que han permitido que la política se degenere para convertirse en el negocio de unos cuántos, en el negocio de un grupo mafioso que hace lo que le viene en gana, que se roba lo que quiere, estamos, por supuesto, hablando mal de los partidos y sus “dirigentes” que solamente se han convertido en negociantes, en explotadores, en cínicos, en corruptos y en socios de los hombres del poder, para continuar mamando de la política y actuando en contra de los ciudadanos, a los que engañan y mienten. Es en contra de todos esos grupitos de los que hablamos mal, señor presidente, no de México ni de los mexicanos que sabemos somos, porque formamos parte del pueblo, gente sencilla y buena, bien intencionada, dejados y conchudos, porque por ello nos han logrado explotar sin razón ni control, nos han robado porque lo hemos permitido y porque no hemos tenido las agallas para poner un freno a los políticos, policías y funcionarios, empresarios y especuladores financieros que son los que han formado y forjado la desgracia y la crisis en el país.

Estamos hablando mal de nuestra confianza y falta de valor para enfrentar los nuevos retos y para eliminar, de una vez por todas, a esta clase de vividores y oportunistas que son las que forman la “clase política, empresarial, financiera y de especuladores” que siguen robando con impunidad a los mexicanos, por eso estamos hablando mal, pero de ese grupito, no de México ni de los mexicanos, que nos merecen todo nuestro respeto, consideración y cariño…así que, presidente, no te confundas ni manipules las cosas, los comunicadores y los críticos, amamos mucho a México y a los mexicanos, no a sus políticos transas y rateros…

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