miércoles, 10 de diciembre de 2008

Nuestra casa: el IPN

DICEN LOS QUE SABEN, QUE SON ALGUNOS, QUE LA FAMOSA CABALLADA PARA EL 2009, NO ESTÁ FLACA, … SIMPLEMENTE, NO EXISTE.
La Prensa politécnica nos hace un reconocimiento a diez egresados del IPN, entre ellos, al Dr. Raúl Talán y al extraordinario jugador de americano, Patlán y en forma inmerecida a mi, por ello, cuando hacemos algunas reflexiones sobre nuestra hermosa vida, no tengo menos que decir que en verdad, la vida, ha sido grata y ha estado llena de milagros y alegrías, aún en los tiempos más difíciles que vivimos en el 68, estando detenidos en el Campo Militar o en los dos años ocho meses que pasamos en Lecumberri, el “Palacio Negro” que ahora, está convertido en archivo o cuando tuvimos que irnos “asilados a fuerza” a Uruguay y posteriormente a Chile en el mandato de Salvador Allende, quién nos brindo cobijo y afecto. Hoy, cuando estoy a punto de asistir a este evento convocado por Saúl Panchi González y donde estará presente nuestro Director General del Instituto Politécnico Nacional, el Dr. Enrique Villa Rivera y el maestro Emilio Alvarez Icaza, presidente de la CDHDF, me llegan muchos recuerdos gratos de mi institución a la que tanto debo.
Así que, en estos recuerdos y reflexiones, me llega a la memoria una historia que conocí hace muchos años y que supuestamente es referente al descubrimiento de la mayor mina de diamantes del mundo. Cuentan que en una estancia muy inhóspita vivía una familia que por el trabajo que dedicaban cada día a la tierra, no alcanzaban a subsistir, ante ello, uno de los hijos, le señaló al padre que recorrería el mundo para tratar de trabajar y hacer un patrimonio y capital para regresar a su casa y poderles dar a sus padres y hermanos, una mejor vida. Así salió recorriendo muchas ciudades y trabajando incansablemente para lograr su objetivo, pero por mucho que trabajara y ahorrara, poco es lo que lograba juntar de capital. Después de muchos años de esfuerzo se decidió ir a su casa y grande fue su sorpresa cuando encontró que sus padres habían muerto y solamente quedaba uno de sus hermanos al cuidado de la finca, porque los otros ,habían seguido sus pasos y no sabían de ellos. Al lado de su pobre hermano se pusieron a llorar y después de algunos días, decidieron que intentarían, nuevamente, trabajar las tierras secas que les había dejado su padre. Después de larga jornada, a la luz de la luna, en una noche clara, reflexionaba sobre su esfuerzo y sus recorridos y de pronto observó que algunas piedras brillaban de una forma especial y al irlas a recoger se dio cuenta que eran diamantes, ahí ,inicia su enorme fortuna y llena de felicidad a su pueblo y a sus seres queridos.
Esto me hace reflexionar que muchas veces nos vamos de nuestra casa buscando una mejor forma de vida y elementos de felicidad, cuando en realidad, la felicidad y la riqueza, la verdadera riqueza interior, está tan cerca de nosotros que no nos damos cuenta que radica en nuestra casa. Así, muchos que hemos estado desde la prevocacional, la vocacional y profesional en nuestra casa, el IPN, hemos buscado en muchos lugares la riqueza y la felicidad, cuando en realidad estábamos encima de ellas. En este retorno a nuestra casa, al Instituto Politécnico Nacional, nos damos cuenta que aquí, entre los nuestros, se encuentra la riqueza que nos dieron en conocimientos y valores nuestros maestros y amigos, aquí está la felicidad cuando nos reencontramos y comprobamos que los tiempos no entierran a las viejas y fuertes amistades y en esta riqueza y en esta felicidad, simplemente, les decimos: ¡Gracias, muchas Gracias! Porque con su afecto y reconocimiento nos hemos reencontrado y comprobamos que nuestra vida está llena de riqueza, felicidad y conocimientos.
El amor a la prensa, a la comunicación, la inicié en las aulas, desde que estaba en Vocacional y con un grupo de amigos iniciábamos el periódico “EL Colmillo Atinado”, donde Enrique Bucio, nos daba las instrucciones y alentaba en este proyecto ya que él ,inicia este esfuerzo que pronto, contagiaba a otras escuelas y alumnos, dando fuerza a lo que sería la Asociación de Prensa Estudiantil Politécnica. En este espacio, se desarrollan periódicos de gran calidad como el Anopheles, el Diario Rojo, El Colmillo Atinado, la revista el Colmillo, el Verdadero Nieto del Ahuizote y otros más que han sido vitales para la comunicación entre los politécnicos, después de terminar la carrera de Economía, siempre, ejercí el periodismo, donde he tenido grandes satisfacciones y por esa razón, después de más de cuarenta años de escribir casi diariamente, creo que en realidad continuaré haciéndolo hasta mi muerte, porque este es el oficio que me ha brindado grandes satisfacciones en mi vida.
La carrera de economía me enriqueció con los métodos y análisis para entender la realidad económica y social de nuestro país y por medio de ella, entender un poco de la política, pero en ese espíritu nacionalista en que fuera creada nuestra institución, con el sentido social de servicio a nuestros compatriotas, siempre, hemos entendido que nuestra obligación y lugar se encuentra entre las mayorías del país, las que realmente son las que forjan la riqueza social y las que menos reciben por ese esfuerzo ya que, continuamos, con la desigualdad política, social y económica que mantiene a millones de mexicanos en la pobreza y la marginación. Ahí, está nuestra trinchera y nuestros esfuerzos debemos dedicarlos a esos millones de trabajadores de las ciudades y del campo que son los que, con su aportación e impuestos, hicieron posible que miles de jóvenes estudiáramos en las escuelas públicas del país, donde los costos no afectaban la economía de nuestra familias y muchos, logramos tener becas, con las que superamos la marginación y la pobreza de nuestros hogares para poder terminar una carrera profesional que nos ha dado todo en la vida y, por este agradecimiento, nos debemos entregar aún más, aportando siempre algo para el mejoramiento de nuestra Institución, nuestra Casa, donde se nos ha llenado de alegría, felicidad, prosperidad y conocimientos que nos permiten sobrevivir en mejores condiciones. Por esa razón, debemos defender la educación laica y gratuita, porque no debemos dejar que la educación sea un privilegio para un sector y un negocio para los empresarios de la educación y los colegios confesionales…

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