jueves, 4 de diciembre de 2008

Deserciones en las fuerzas de seguridad

NORMALMENTE, los mexicanos, les hemos tenido a los miembros del Ejército Mexicano un respeto y admiración, sabemos que nuestras fuerzas armadas no son las comandadas por gentes salidas de las élites sociales como sucede en muchos países de América, nuestros mandos son gentes del pueblo como del pueblo ha sido nuestro Ejército y por tal razón, la lealtad institucional, ha sido garantizada de tal forma que podemos estar seguros de que no tendremos los golpes militares como se dieron en muchos países de América Latina,, durante la famosa Guerra Fría. Hoy, quieran o no reconocerlo, nuestras fuerzas armadas han venido arrastrando serias deficiencias presupuestales que les han colocado a un nivel de crisis, tal como lo han declarando varios mandos militares, ante las restricciones presupuestales que tienen que enfrentar.

Durante el año del 2008, en la Secretaría de la Defensa Nacional, se ha presentado una “deserción de 18 mil soldados, cifra que llega a 150 mil en los últimos ocho años, de acuerdo con información de la Cámara de Diputados entregada por las Fuerzas Armadas”. De acuerdo a las observaciones de especialistas en la materia, esto es el resultado de más de 25 años de carencias con las que ha operado en el Ejército, por lo que de acuerdo al Diagnóstico de la Secretaría de la Defensa Nacional, las advertencias de la “degradación” del poder militar y la falta de atención de demandas vitales para su funcionamiento, se comprueban.

“En materia de deserciones, en los últimos tres años 177 elementos de élite dejaron al Ejército. Un número no precisado se ha pasado al bando enemigo y ocupa un lugar en las filas del crimen organizado”.

“Esa cifra se suma a los mil 383 soldados de las fuerzas especiales que la Secretaría de la defensa tiene documentados como desertores en el periodo 1994 a 2004, esto es, desde la creación de los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (GAFES) Y DE LOS Grupos Anfibios de Fuerzas Especiales (GANFES)…. EN TOTAL, LA CIFRA DE DESERCIONES DE TROPAS DE ÉLITE RECONOCIDAS Y DOCUMENTADAS POR EL Ejército, es de mil 560 elementos”.

En general, no se ha sostenido ninguna política para dar seguimiento a esos elementos que han abandonado a las fuerzas armadas o a las policías y en tales condiciones, es claro que, existen muchas ligas y filtraciones en la información, ya que no se puede negar que, por los bajos salarios que se dan a los soldados y a los mismos policías, éstos, no tienen garantizada una buena “carrera” dentro de las instituciones y, cuando tienen ofertas mejores, prefieren “desertar”, porque los trámites para dejar las fuerzas armadas son demasiado complicados para dar paso a que se pierdan en el tiempo, dichas oportunidades.

Resulta preocupante dentro de este proceso que se habla ya de cambios radicales en las políticas de contratación y de formación de los cuadros en el Ejército y en la policía ya que esto, provoca una confrontación entre los elementos, por las diferentes visiones y misiones de las mismas instituciones. Es así que dentro de las luchas aparentemente coordinadas de los cuerpos de seguridad con las fuerzas armadas, siempre, existe la rivalidad entre los mandos que se disputan los triunfos y se evaden en los fracasos. Además, las diferencias de capacitación y de capacidad de fuego, hace que los policías queden bajo el mando del ejército en las operaciones de campo y, por desgracia, no existe la coordinación adecuada en los mandos, que se diputan, hasta los llamados “botines de guerra”.

Las diferencias entre los métodos de investigación e inteligencia provocan también “chismes” o informaciones falseadas ya que, los vigilantes, no cuentan con los elementos adecuados para proporcionar los datos de esas investigaciones y por tal motivo, se provocan fugas de información o bien, la confrontación entre los mandos, para ver a quién le dan las “medallitas” de los éxitos o quiénes se quedan con la información confidencial, decomisada, en los datos y elementos que se consiguen en dichos operativos.

Hace algunos meses relataba una historia contada por los protagonistas: resulta que a los nuevos agentes de la AFI, se les obligaba a realizar investigaciones en varios puntos y para ello, como no tienen recursos, se les dotaba de una camarita y se les exigía que tomaran fotografías del lugar y registraran los movimientos de las casas vigiladas. Sin recursos y solo con las órdenes, esos pobres policías que habían ingresado a AFI, aún, no cobraban sus sueldos y por tal motivo se movían en metro o en autobús a los sitios y realizaban sus trabajo en observación y fotografías y, tenían que pagar, de su bolsillo, el revelado de las mismas para presentarlos diariamente en sus informes a los superiores. Con tales elementos, un buen día, los “altos jefes”, le dijeron a uno de los elementos que se subiera a una de las patrullas para que los guiara a una casa que tenía vigilada, pero el elemento, no tuvo más remedio que decirles a sus superiores que ya habían montado el operativo de entrada y detención que él, no sabía llegar en vehículo particular, que los podría guiar por medio del metro y los camiones que tomaba hasta llegar al punto.. No tuvieron más remedio que hacerlo de esa manera, porque no le habían dado elementos a ese agente para realizar su trabajo de otra forma”.

Así están todos los miembros de las demás corporaciones y por ese motivo, cuando se acercan los delincuentes y les ofrecen cantidades de dinero para operar en su favor, prefieren abandonar las filas y pasarse al otro bando. Solamente, podemos ver que, por ejemplo, muchos de los nuevos policías que son enviados a otros sitios y a lugares lejanos, normalmente ya tienen que dar “gasto” en sus casas y, cuando los cambian de plaza, los mandan con las puras órdenes y nada más, porque los viáticos se los darán posteriormente y eso, cuando justifiquen los mismos, pero los viáticos, no les sirven ni para alquilar un cuartito de hotel de mala muerte y alimentarse en forma adecuada, por ello, además de dar pena y lástima, los vemos que andan en busca de las transas y mordidas o en la espera de que los propios delincuentes de las plazas, les den para “completar el chivo”. Además, normalmente, ellos no conocen las ciudades a dónde los mandan y por tal motivo, su movilización en nula o se pierden, por horas, en esas ciudades, donde son totalmente ajenos y detectables.

En tales condiciones, ya podremos imaginarnos el desastre que existe en tales operativos y en las movilizaciones que se vienen realizando, por un lado, los policías que no cuentan con los elementos indispensables para cumplir con sus obligaciones y, con soldados, que están esperando mejores tiempos para que se les reconozcan los méritos y la importancia de sus funciones y labores, porque, lo mismo realizan operaciones de ayuda y salvamento para la población civil en casos de desastre, que en las campañas de erradicación de cultivos de enervantes o en las luchas callejeras para combatir al crimen organizado y todo esto, con sueldos que no sirven ni para sostener, con mediana dignidad, a una familia. La realidad es que no tenemos objetivos comunes y solo quedamos en las declaraciones y discursos de los políticos que, aseguran, “vamos ganando”, pero estamos pagando, en sangre, altos costos. Así que es necesario hacer un alto en el camino para la reflexión sobre lo realizado, bueno o malo, y para ver con claridad, los nuevos caminos que debemos seguir… es mejor reflexionar que seguir haciendo pentotadas…, a veces, el caminar rápido, no nos lleva a ningún lado y perdemos el rumbo.

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